riada del ebro

La crecida obliga a cortar el puente de acceso a Novillas: "Estamos todos los años con lo mismo. Nos tienen que limpiar el río"

La UME sigue reforzando el dique que rodea el pueblo con grava para evitar daños en las viviendas más cercanas al cauce, tras inundar cultivos y granjas.

El acceso a Novillas no ha sido posible este domingo por el puente que cruza el río Ebro sino que ha habido que llegar desde otras vías como Mallén. El agua ha seguido ganando altura y en uno de los extremos ha llegado a la carretera, por lo que se ha decidido cerrar al tráfico el puente. Esta mañana han continuado los trabajos para elevar el dique que rodea al pueblo zaragozano y tratar de protegerlo de la avenida de agua que se espera esta noche y que ha resultado ser más dañina de lo que se pensaba a su paso por localidades de comunidades vecinas como Navarra, donde ha alcanzado al casco urbano del municipio navarro de Tudela.

Los primeros paseos del día de los vecinos del pueblo y curiosos han sido para acercarse al puente, en cuyas inmediaciones, ha aumentado la presencia de vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Policía y Guardia Civil, entre otros de obras públicas, que han llenado la entrada del pueblo. Se ha echado grava para elevar la altura de la mota que protege al pueblo ante la llegada de la crecida. 

"Estamos todos los años con lo mismo. Nos tienen que limpiar el río", ha lamentado Ángel Ayesa, vecino del pueblo de 69 años, mientras miraba en un corrillo los trabajos de los efectivos de la UME para organizar la llegada de los camiones de grava, ocho aparcados en fila, y se extendía una larga goma para achicar agua. Es consciente de que ahora la gestión de los ríos busca proteger el medioambiente con alternativas al dragado, pero pide fórmulas para que cuando lleguen las riadas "no se haga mal". Él es de los que vivió la crecida histórica de 1961 con apenas 10 años. "Entonces no había ni diques ni esta maquinaria", ha recordado sobre los duros trabajos de aquella fría Nochevieja de hace 60 años en la que hubo que desalojar el pueblo. A última hora de este domingo ha habido que trasladar también a 55 vecinos de 23 viviendas del municipio.

Pendientes de la mota

Proteger el dique y con él las casas más cercanas al río ha sido desde por la mañana la principal preocupación de los vecinos, después de haber vivido ya los días anteriores la inundación de campos de cultivo y el traslado de animales de las granjas. "En el momento en que el agua sobrepase la mota tenemos las casas con agua", ha lamentado Jorge, otro vecino que se acercaba hasta el cruce del puente entre camiones y excavadoras. El agua todavía no había llegado a la altura que se muestra en el medidor que hay dentro del río. "En 2015 el agua subió 40 centímetros más", ha calculado. Las primeras previsiones de este año la comparan con la de entonces. "Con el río nunca se sabe", añade. A lo largo del día, el Gobierno de Aragón ha alertado de que la crecida podía ser superior.

Se mantiene el riesgo de afecciones por la crecida para las viviendas más cercanas al parque situado junto al río, que la UME ha cortado desde el sábado con sacos de tierra formando murallas para contener el agua. También se ha instalado una barrera de chapas clavadas al suelo y reforzadas con sacos en esa zona, que ya se utilizó en la riada anterior. No pudo evitar que entonces el agua se filtrara por los desagües, como han recordado los vecinos estos días. Se espera una noche larga, pendientes del río.

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