coronavirus

Viaje por el Aragón más blindado frente al virus... y por el supuestamente más expuesto

La vacunación y la falta de niños hacen de Báguena la zona con menos población susceptible ante la pandemia, solo el 2%. La que más es La Almunia de Doña Godina (30%), aunque allí dicen que la estadística es irreal.

El centro de salud de Báguena, con el bar Las Eras Bajas enfrente y la nieve que ha caído esta semana.
El centro de salud de Báguena, con el bar Las Eras Bajas enfrente y la nieve que ha caído esta semana.
Javier Belver

En el bar Las Eras Bajas de Báguena es la hora de los almuerzos. Hay nieve fuera, por lo que dentro se busca un café (o un licor) para calentar el cuerpo. Cesáreo Júdez y Tere Castillo atienden a la clientela con la mascarilla bien puesta: “En este pueblo estamos vacunados casi todos, pero hay que seguir llevándola. El que no la lleve, no entra”, sentencia Tere. En el pueblo se valora “la tranquilidad” que da el saber que la zona está inmunizada prácticamente al cien por cien, pero aún así no se rebajan las precauciones.

Báguena es la zona básica de salud de Aragón con menos población susceptible de contraer el virus. En esta categoría entran, principalmente, los no vacunados y los niños que no están en edad (aún) de ponerse la inyección contra la covid. Según los datos oficiales, en los pueblos de este área sanitaria solo hay un 2% de población susceptible. “Aquí el rechazo a la vacuna es mínimo, casi inexistente. Es una población muy envejecida, los jóvenes se han ido porque si no tienes tierra o ganado, no hay trabajo”, cuenta el alcalde de la localidad turolense, Arturo Galindo. En el censo de Báguena apenas aparecen 285 vecinos, casi la mitad de los que empezaron el siglo XXI. El 90% tienen más de 60 años. El colegio sobrevive con solo 12 alumnos.

Desde que comenzó el proceso de vacunación, los vecinos entraron con fluidez al centro de salud. “Es algo de cajón. La vacuna da más seguridad. Y si no tienes seguridad, no puedes vivir tranquilo”, señala el alcalde. De puertas afuera del centro de salud, en Báguena la pandemia se ha sobrellevado bien, a pesar del terrible brote que asoló la residencia de la vecina Burbáguena. En los últimos 15 días en toda el área de salud apenas se han notificado dos casos.

Arturo Galindo, alcalde de Báguena, en la puerta del ayuntamiento.
Arturo Galindo, alcalde de Báguena, en la puerta del ayuntamiento.
Javier Belver

Báguena se blindó ante el virus en febrero y marzo de 2020, anticipando medidas preventivas antes incluso de que estallara la alarma sanitaria. En el supermercado del pueblo, Yolanda Figueroa estuvo llevando la compra a muchas personas mayores que no salían de casa. “La gente se ha tranquilizado mucho con la vacuna. Te puedes contagiar, pero sabes que no te va a pegar tan fuerte”, señala. Daniela Mairea, que hacía la compra en este establecimiento, cuida a un vecino de 101 años y dice que “con la vacuna ha cogido fuerza y todo”. “Permite vivir más tranquilo, bajar al bar y saber que están todos vacunados”, dice Daniela.

Allí, en el bar, Cesáreo y Tere lo ratifican: “Claro que da tranquilidad. Con la vacuna, esto es otra cosa. Había gente que tenía miedo o respeto a la inyección, pero luego se vio que no pasaba nada”, comentan. Para ellos, su preocupación esta semana era si tendrían que pedir a los clientes el pasaporte covid. Cuando se enteran de que en un negocio de este tipo no es necesario, se quedan más tranquilos. “Y eso que no tendría problema en despachar al que no lo tuviera, ¿eh?”, sentencia Tere.

Tere Castillo y Cesáreo Júdez, en el bar Las Eras Bajas de Báguena.
Tere Castillo y Cesáreo Júdez, en el bar Las Eras Bajas de Báguena.
Javier Belver

"Si no viven aquí, no los podemos vacunar"

A apenas 50 kilómetros en línea recta de allí, en La Almunia de Doña Godina, la estadística dice que el panorama es bien distinto. Los datos oficiales señalan que allí hay un 30% de población susceptible, el porcentaje más alto de Aragón por delante de Calatayud (27%), Delicias Sur, Actur Sur y San Pablo (26%). Sin embargo, las autoridades municipales y sanitarias señalan que estas cifras no responden a la realidad.

“Durante la campaña de la fruta, incentivamos que los temporeros se hagan aquí la tarjeta sanitaria, para que el servicio esté bien dotado con médicos y enfermeros. Estos trabajadores ahora ya no están aquí, pero siguen teniendo la tarjeta, por lo que aparecen como no vacunados”, defiende la alcaldesa, Marta Gracia. Según sus datos, hay unas 2.000 personas que ya no residen en la localidad, lo que engorda la estadística de no vacunados.

Marta Gracia, alcaldesa de La Almunia de Doña Godina.
Marta Gracia, alcaldesa de La Almunia de Doña Godina.
Javier Belver

“Si no viven aquí, no los podemos vacunar”, señala. A su juicio, la población local “se ha vacunado como en cualquier otro sitio”. Tan solo han percibido algunas reticencias en pequeñas bolsas de población inmigrante, teniendo en cuenta que en La Almunia de Doña Godina residen vecinos de 50 nacionalidades distintas. “Pero son los menos”, defiende Gracia.

Los datos parecen refrendar esta realidad, ya que la séptima ola (de momento) apenas ha afectado a esta zona básica de salud: en los últimos 15 días solo ha habido 12 contagios, lo que les da una de las incidencias acumuladas más bajas de Aragón. En el centro de salud, Félix Alonso, responsable de enfermería, ratifica esta tesis: “Las 4.000 personas que supuestamente quedan sin vacunar no son reales. Nosotros hemos llamado a muchos de ellos, y nos dicen que están fuera o directamente no contestan”. Como responsable médico y también vecino de la localidad, cree que en La Almunia “está prácticamente todo el mundo vacunado”, con un porcentaje “como el que pueden tener en cualquier otro sitio”.

Félix Alonso, responsable de enfermería de La Almunia de Doña Godina.
Félix Alonso, responsable de enfermería de La Almunia de Doña Godina.
Javier Belver

Pese a ello, la exigencia del pasaporte covid parece haber dado el empujón que algunos reticentes necesitaban, ya que decenas de ellos se han pasado estos días para ponerse las primeras dosis. “Muchos vienen para poder viajar en Navidad”, señalan las enfermeras del centro. También se está detectando la llegada de vecinos de nacionalidad rumana que “están viendo lo que está pasando en su país”, donde el virus está atacando con fuerza a una población muy reticente ante la vacuna.

Las primeras dosis se juntan con las terceras, o con las segundas para los que recibieron Janssen. José Manuel Mosteo, vecino de Ricla que se vacunaba esta semana en La Almunia, señala que todo su entorno cercano están vacunado, pero también apunta que le consta que “muchos temporeros no lo hicieron”. “Seguramente, menos de la mitad, aunque la mayoría ya no están por aquí”, asevera.

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