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Sassy Science: "En la ciencia sigue habiendo sesgos de género, raza y orientación sexual"

La doctora del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA), Mario Peláez, es travesti y divulgadora científica. Con su propuesta trata de que las mujeres y el colectivo LGTB+ tengan más presencia en los laboratorios.

Sassy Science, que eligió peluca verde para posar ante la Facultad de Ciencias, se presentó en sociedad en el congreso bienal Euroscience Open Forum, con el apoyo de la beca europea 'Enabling Excellence'
Sassy Science, que eligió peluca verde para posar ante la Facultad de Ciencias, se presentó en sociedad en el congreso bienal Euroscience Open Forum, con el apoyo de la beca europea 'Enabling Excellence'
Victor Serrano | Sinc

“Con la mascarilla no me puedo teñir la barba de colores, lo que me ahorra unos veinte minutos de preparación”. Eso sí, entre uñas, pelucas, ‘eyeliner’ y purpurina, la hora y media para ‘montarse’ no se la quita nadie. Sassy Science lleva más de tres años divulgado ciencia a través del ‘drag’. Lo hace para tratar de romper ese techo de cristal que aleja a las mujeres y a las personas LGTB+ de los laboratorios. Tras el personaje está Mario Peláez, que acaba de doctorarse en el Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón, INMA (CSIC-Universidad de Zaragoza) y prepara las maletas para ir a Francia becado con las ayudas de formación Margarita Salas a estudiar análisis de datos.

Pero, ¿dónde y cómo empieza esta historia? “Estaba haciendo mi doctorado con otros estudiantes de física en la red europea Enabling Excellence y teníamos una formación obligatoria en comunicación científica. En torno a esa época había empezado a juguetear con el tema del ‘drag’ porque ya formaba parte de la asociación Somos LGTB de Aragón, donde me dieron un espacio seguro para desarrollar la ‘performance’ del género y el travestismo”, explica la doctora. Así, la ciencia y el ‘drag’ vinieron por vías paralelas y acabaron juntándose casi de forma natural.

Peláez, antes de Sassy, tenía otro nombre de ‘drag’ como es Crisis Artrítica. “Resulta que en mi segundo año de doctorado me dio una crisis artítrica y estuve seis meses en casa, casi sin poder andar. Fue entonces cuando me dio para pensar esto con más calma y para aprender a programar con html”, explica. Enseguida comprendió que tendría que buscar un nombre más sencillo y pronunciable para hacer su proyecto europeo en inglés y recurrió a las aliteraciones de Sassy Science.

“El profesor Edward Goldwyn era el encargado de la formación en comunicación y es un hombre mayor, veterano, que solía trabajar haciendo documentales de ciencia para la BBC. Él de ‘drag’ no sabía nada, pero le pareció una buena propuesta y sacamos adelante la parte comunicativa”, explica la ya doctora de la Universidad de Zaragoza.

Hace casi tres años y medio desde que Sassy Science publicó su primer vídeo en las redes sociales. “Ahora lo veo y me parece que iba hecha un cuadro. He mejorado maquillándome”, bromea. En este tiempo, con sus publicaciones y vídeos ha ido creciendo en seguidores, pero reconoce que tampoco son millones porque “no soy una creadora de contenido estable: si tengo que escoger entre mi salud mental o llegar a más gente elijo lo primero”.

Muchos consideran a Sassy la primera divulgadora científica travesti, pero ella asegura que hay más y no existe un ranquin ni una competición. “Digamos que fue una convergencia evolutiva común. Varios estudiantes evolucionamos a un concepto similar. Conozco una docena de travestis científicas en España: desde Lana Vuli hasta Alexa o Aurora Boreal, más centrada esta última en las ciencias sociales”.

En todos los casos vemos tacones, pelucas, maquillaje y un imaginario científico -Sassy tiene una corona con la estructura del grafeno, por ejemplo- que está poco explotado en el mundo drag. “Podrían hacerse muchas cosas, podríamos ir más pulidas, pero entiende también somos todas investigadoras precarias y el drag es caro”, cuenta Sassy, que ha ido aprendiendo incluso a diseñar y coser tu propia ropa. “No hago virguerías pero sí puedo tunear e intervenir en prendas que compro. Hay mucha materia científica que se puede transmitir a través de un outfit”, explica.

Su personaje levanta pasiones y también algunos odios ( “me llaman mamarracha y es obvio que lo soy”), pero sobre “aquella gente que siempre va a estar en contra” prefiere anteponer las mentes abiertas de una sociedad como la española que “tiene mucha tradición travesti”.

Quizá por eso el desembarco del 'drag' en lo ‘mainstream’ -véase a través de programas como el ‘Drage Race España’, la versión cañí del concurso de Rupaul, o el espectáculo ‘El gran hotel de las reinas’- le genera sentimientos encontrados. “Me gusta que se ponga en valor el 'drag', que para nosotras es un arte, pero también me genera cierto rechazo que se estandariza porque, por ejemplo, los criterios que se utilizan para juzgar a las 'drags' incluso en España son muy anglosajones”.

Sassy, que procede de Asturias pero lleva seis años afincada en Zaragoza, se define como persona no binaria y explica que el 'drag' le dio “un espacio seguro” para explorar su expresión de género. “Muchas veces cuando hablamos de realidades trans partimos de la disforia, del sentirse mal y ver las cosas que no gustan. Pero también hay experiencias en las que parte más de la euforia: a mí el 'drag' me ayudó a verme aspectos muy positivos”.

Al margen de la parte estética -que es poco barroca y suele vertebrarse con monos de cuello alto-, Sassy no teme que el personaje pueda devorar su discurso. “Todos sabemos que en la ciencia hay sesgos: de género, de raza, de orientación sexual… En divulgación, también. Lo ideal sería comunicar para todo el mundo, pero mi mensaje tiene un público específico que -entiendo- son las mujeres y personas LGTB”, afirma.

Sassy Science (aunque con el nombre de Peláez) es física, “una de las ramas en las que es más visible que hay pocas mujeres”. Por eso insta a que los laboratorios sean más paritarios y celebra iniciativas como el 11 F, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que “sigue siendo muy necesario”. “Yo puedo llamar la atención, pero lo que hago es complementario. Lo importante para fomentar vocaciones es que las niñas vean a mujeres estudiando, construyendo, investigando… Ojalá cada vez más gente no normativa vaya ocupando esos espacios”.

Mientras habla sobre microscopios, lentes, muestras y haces de electrones, Sassy reflexiona también con que su ‘drag’ le ha permitido tejer redes y acercarse a gente que, después le han conocido como Mario y se han convencido de que “el tema trans no es tan complicado”. “Muchas realidades fuera de la g (los gays) del LGTB, es algo que se desconoce”, sostiene. De hecho, su propuesta, al no crear contenido a demanda, “no es un hobby ni un trabajo”. “No me siento forzada a hacerlo y no estaría cómoda si no lo hiciese. Creo que se sitúa en el punto intermedio en el que suele ubicarse el todo el activismo”, concluye.

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