Heraldo del Campo

apicultura

El misterio (¿o es engaño?) de la miel china

Una investigación realizada por la organización agraria COAG y la Unión de Consumidores (OCU) desvela que la "maraña legislativa" en torno al etiquetado de la miel está favoreciendo un "engaño" al consumidor sobre el origen del alimento.

Según las investigaciones de COAG, a pesar de las elevadas importaciones de miel china, el producto no se encuentra en los lineales de los supermercados.
Según las investigaciones de COAG, a pesar de las elevadas importaciones de miel china, el producto no se encuentra en los lineales de los supermercados.
OCU

La miel china ha desaparecido de los supermercados españoles. Las referencias al gigante asiático no aparecen como origen del alimento en ninguna de las etiquetas de los numerosos envases y marcas que los ciudadanos encontramos en los lineales, donde ahora se hacen hueco los néctares con mezclas de Uruguay, Cuba, Ucrania o Rumanía. ¿Cuál es el misterio?

Podría ser porque los operadores han dejado de mirar hacia este mercado para adquirir los dulces productos que ofertan al consumidor. Podría ser porque los consumidores han optado por los néctares cosechados en España, consiguiendo así expulsar a aquellos competidores que llevan años arruinando con sus bajos precios a la apicultura del país.

Las cifras no dan la razón a estos motivos. Desde hace años China ha sido uno de los primeros importadores de miel a España. Llegaba a representar el 90% del total. Pero a partir de 2016, esas entradas, al menos sobre el papel, cayeron drásticamente. Así, durante el pasado año llegaron desde el gigante asiático 4.770 toneladas de miel, una cifra que representa el 15% del total y que coloca al país asiático como el segundo proveedor. Una cuota que, según las cifras oficiales, se ha mantenido durante el ejercicio actual. Pero entonces ¿dónde está toda esa miel china? Porque lo sospechoso es que las importaciones totales no han notado descenso alguno y que otros países -mucho más pequeños y con dudosos incrementos de sus volúmenes de producción- se están aupando a los puestos de cabeza de los proveedores de miel al mercado español.

Para resolver tan misteriosa desaparición, la organización profesional agraria COAG y la Unión de Consumidores y Usuarios (OCU) llevan casi un año siguiendo la pista de etiquetas de las más variadas marcas, buscando pruebas en los establecimientos de venta, repasando la numerosa, complicada y farragosa normativa e interrogando a los responsables de los ministerios competentes para explicar dónde y cómo se esconde esa miel.

Las pesquisas han llevado a estas organizaciones a elaborar un informe en el que señalan a la que consideran responsable de tan misteriosa desaparición. Y esta no es otra que la "maraña" de legislación tras la que enmascaran los distintos orígenes de las mezclas que dan lugar al alimento que termina en el bote.

No hay ningún delito. Las prácticas realizadas no son ilegales, pero la investigación deja claro que hay un engaño y quién lo sufre, sin saberlo, es el consumidor y los productores nacionales.

Tras años sufriendo el impacto de las masivas exportaciones de miel china a bajo precio, los apicultores se encontraron a partir de 2016 con un brusco cambio en los flujos de entrada de este producto en España. La llegada del néctar del gigante asiático se desplomaba sin motivo aparente y en su lugar comenzaba a cobrar fuerza el que procedía de Portugal.

"Empezó a llamarnos la atención que un país tan pequeño tuviera esa gran capacidad de exportación", señala el responsable del sector apícola de COAG, el aragonés Pedro Loscertales. Así que los servicios técnicos de esta organización agraria junto con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) decidieron comenzar una investigación que sacara a la luz qué era lo que estaba sucediendo, porque a pesar de los llamativos vaivenes entre los primeros importadores, el volumen total de entradas en el país no solo no presenta apenas altibajos, sino que incluso el pasado año fue el segundo con más importaciones desde 2010.

Bucearon primero en los datos. Descubrieron que en 2020 Portugal pasó a ser el principal abastecedor de miel. Del país vecino llegaron 6.698 toneladas, el 21% del total importado ese año. Una primera posición que incluso mantiene en los primeros meses del actual ejercicio (enero-agosto), donde copa el 13% del total de las importaciones españolas.

China cedió su posición de privilegio mantenida durante la última década y se colocó en 2020 como en segundo proveedor. Vendió a España 4.770 toneladas, el 15% del total importado ese año, un porcentaje que mantiene entre enero y agosto de este año.

El "misterio" llegó cuando los responsables de ambas organizaciones acudieron a los lineales. "Descubrimos que el origen China y Portugal había desaparecido por completo de las etiquetas". Entonces, "¿dónde están esas toneladas de miel?", señalan ambas organizaciones en el informe de investigación presentado esta semana, en el que detallan que tanto en las grandes cadenas de alimentación como en las más reconocidas marcas de alimentación, los etiquetados de las mieles que se ofertan señalan como origen de las mezclas a España, Uruguay, Rumanía, Argentina, Ucrania, Cuba, México e incluso Vietnam. Ni rastro del gigante asiático ni del territorio luso.

Para encontrar respuestas, los técnicos de COAG especializados en el sector apícola decidieron revisar "con gran detenimiento" toda la legislación europea y española que rige todo aquello relacionado con el etiquetado y el país de origen, desde el reglamento de información a los consumidores (2011) de la Unión Europea, al Código Aduanero de la Unión (2013), la Comunicación Comisión Europea Reglamento 2018/775, la Guía Industria y Distribución Europeas sobre Regal 2018/775 y Real Decreto norma etiquetado de la miel publicado en el BOE en 2020.

Los apicultores aragoneses recogerán este año una cosecha un 50% inferior a la anterior.
Los apicultores aragoneses recogerán este año una cosecha un 50% inferior a la anterior.
HA

"Maraña legislativa"

Se toparon así con toda "una maraña legislativa" creada por las instituciones comunitarias y estatales que ha abierto de par en par una puerta "legal" para enmascarar el origen real de la miel. Porque, señala Loscertales, "la cuestión de la interpretación de la normativa es compleja y farragosa, pero parece estar influyendo decisivamente en la situación de mercado y etiquetado que llevamos observando meses en el mercado de la miel española".

Y es que, según el código aduanero de la Unión Europea al que se remite toda esta maraña legislativa, en determinadas mercancías como la miel (pero también en huevos y leche) si se aporta a una mezcla más del 50% de un país y el resto es de otros, el origen del producto acaba siendo aquel país que ha aportado el 50%. Para ilustrar esta afirmación, Loscertales utiliza un ejemplo. "Si una miel cosechada en China e importada por un operador portugués es posteriormente mezclada con miel cosechada en España, puede adquirir origen España si más del 50% en peso de la mezcla final es española. Pero, además, dicha mezcla podría volver a mezclarse con nuevas partidas de mieles originarias de China confiriendo, de nuevo, el origen España a las subsiguientes mezclas finales", afirma.

Eso no significa que no esté. Y está incluso cuando el origen es invisible, sospechan ambas organizaciones. La determinación analítica del origen de la miel se hace mediante el análisis del polen. Así se identifica la flora presente en una determinada zona y, por lo tanto, su procedencia. Pero si la miel se somete a ultrafiltración -como sucede en China- el polen se elimina con el proceso y por lo resulta imposible determinar, al menos, por el momento, el origen botánico de la miel.

Antes de plasmar todas estas pesquisas en un informe, los responsables de la investigación se dirigieron a los ministerios con competencia en la materia. Preguntaron al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, al de Consumo, al de Industria, al de Turismo y Comercio, y al de Hacienda y Administraciones Pública. Todos ellos eludieron las cuestiones planteadas e incluso hubo quien ni siquiera remitió contestación. Por eso, asegura Loscertales, decidieron hacer una presentación pública de su investigación, ya que "los consumidores merecen poder confiar que lo que se dice en las etiquetas es la realidad sobre el origen de los productos, más allá de trucos o artificios legales para cambiarles la nacionalidad", añade Ileana Izverniceanu, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de OCU.

"No es fraude, es engaño"

Insiste el representante del sector apícola de COAG que no creen que se esté cometiendo ninguna ilegalidad. "No es un fraude", señala Loscertales, que con la misma contundencia advierte que se trata de un "engaño masivo" a los consumidores. La conclusión a la que han llegado los autores de la investigación es que, a tenor de los datos que arroja el estudio, lo que está sucediendo es que los operadores españoles podrían estar aprovechando la normativa para enmascarar el verdadero origen de las mieles que se comercializan en España.

Interpretan además que China ha desaparecido de las etiquetas de las mieles comercializadas en nuestro país porque la miel que sigue entrando a día de hoy desde el gigante asiático se triangula a través de otros países de la UE (Portugal y Rumania) en los que se transforma y adquiere un nuevo origen: ‘Origen España’.

Por eso, piden tanto a la Unión Europea como al Gobierno español que se modifique la normativa en torno al etiquetado y origen de la miel, al tiempo que solicitan a las autoridades competentes que se abra una investigación para determinar dónde está ese significativo porcentaje de producto chino que no aparece en las etiquetas.

Y, mientras no se despeje el misterio, recomiendan al consumidor canales cortos y compra directa al apicultor, donde no van a encontrar trampa ni cartón.

Una producción en caída libre por el cambio climático

Si la campaña de miel del pasado año fue "desastrosa", la que está a punto de terminar este año lo es todavía más. Los 1.200 apicultores que existen en Aragón cosecharán este año apenas 200.000 toneladas, lo que supone un descenso del 50% respecto al año anterior, y ese fue también para olvidar, pues se recogieron la mitad de las 810.000 toneladas que, según las estadísticas del Gobierno aragonés, se recolectaron en 2019, que tampoco fue especialmente bueno.

El motivo no es otro que el "cambio climático", señala el responsable del sector apícola de COAG, Pedro Loscertales, apicultor de Castelflorite, localidad situada en la comarca oscense de Los Monegros. La primavera fue muy fría, recuerda, y, además, las bajas temperaturas llegaron a "destiempo", perjudicando la labor de las abejas. A ello se sumó un verano muy caluroso, con temperaturas disparadas y escasas precipitaciones. "El calor y la sequía son muy perjudiciales", añade.

"Llevamos años perdiendo producción. De hecho, ahora apenas se recolectan unos 8 o 10 kilos por colmena, cuando hace unos 15 años se conseguían unos 20 kilos por colmena", señala Loscertales.

De hecho, el representante de COAG asegura en esta campaña de mieles monoflorales, especialmente de romero y tomillo, las más apreciadas, "no hay nada". Y aunque confía en que "algo compensarán" unos mejores precios, pero insiste en que no lo suficiente como para compensar las pérdidas.

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