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Rodrigo Lacal: "Hoy en día no hay nada que se venda solo, ni siquiera los Juegos Olímpicos"

De madre argentina y padre zaragozano, Rodrigo Lacal trabaja para el COI en Lausana como ejecutivo de desarrollo de patrocinios. 

Rodrigo Lacal, en la sede del COI en Lausana.
Rodrigo Lacal, en la sede del COI en Lausana.
Heraldo

Nació en Buenos Aires, pero su padre es de Zaragoza y su familia, de Bubierca (Comunidad de Calatayud). ¿Cómo ha acabado de comercial en el Comité Olímpico Internacional (COI)?

Mi padre trabajaba por todo el mundo y hasta los 18 años pasé por África, Honduras, Filipinas, un par de veces por Zaragoza... Estudié Gestión Deportiva en Inglaterra, hice un máster en Nueva York y me quedé a trabajar allí. Estuve en agencias dedicadas al patrocinio y trabajé mucho con Río 2016. A través de esos contactos entré en el COI en 2017.

¿En qué consiste su trabajo?

El COI es una organización sin ánimo de lucro, yo trabajo para su compañía comercial. Generamos los ingresos que necesita el movimiento olímpico para sostenerse, sobre todo a través de derechos audiovisuales y patrocinios.

Usted se dedica a lo segundo. ¿Cómo son esas negociaciones para atraer patrocinadores?

Pueden durar uno o dos años. Recientemente he participado en la negociación con el portal Airbnb, que ha hecho con nosotros su primer patrocinio deportivo.

¿Unos Juegos Olímpicos se venden solos o hay que pelear?

Hoy en día no hay nada que se venda solo, no estamos en la época dorada del ‘marketing’.

¿Cómo ha afectado la pandemia a estos patrocinios?

No nos ha afectado tanto porque son contratos de larga duración, como mínimo de ocho años.

Sin público en las gradas, es indudable que se pierde emoción. ¿Repercute eso en el atractivo de la competición y, por tanto, en las marcas que se anuncian?

Siempre hemos tenido esa duda. Pero viendo los primeros números que salen de la televisión, el interés sigue siendo el mismo o más que en Río 2016.

¿Qué hubiera supuesto una cancelación de los Juegos?

En los contratos se contemplan estos escenarios. No hemos hecho un análisis del impacto financiero, pero hubiera sido importante, claro.

¿Qué busca una empresa al entrar en unos Juegos Olímpicos?

Cuando Samsung entró hace más de 20 años no era una marca reconocida mundialmente, se veía como algo no demasiado premium. A través de los Juegos ha conseguido posicionarse. Lo mismo pasó con Visa, por ejemplo.

¿Qué aportan los valores olímpicos a una marca?

Esto es lo más importante. Los tres valores oficiales de amistad, excelencia y respeto ayudan a que las marcas presenten esos valores en sus actividades de márketin.

¿Los nuevos tiempos de la economía se notan en los tipos de empresas que entran?

Sí, esto es sorprendente. A veces nos contactan empresas que ni conocemos, pero luego ves sus balances y te das cuenta que tienen una magnitud enorme. Empresas de Silicon Valley, de China… No dirías que son marcas que buscan patrocinios deportivos, pero se dan cuenta del beneficio que obtienen.

¿Cómo llega ese retorno?

Para cada empresa es diferente. Hay quien solo busca que su marca sea conocida, no un retorno directo. Hace poco firmamos con una marca de leche en China que quiere expandirse globalmente. No buscan beneficio, sino que en diez o doce años su marca sea reconocida mundialmente.

El impacto de una prueba también depende de los resultados o la emoción que genere. ¿Qué valoración hace de los Juegos?

Muy positiva. Hemos tenido historias de todo tipo que han llamado la atención, como el caso de Simone Biles. El objetivo es que el mundo se pare un poco 17 días para hablar de los Juegos, eso es clave para los patrocinadores.

Es aficionado del Real Zaragoza.

Aficionado es una palabra suave. Soy abonado y sufridor.

Como zaragocista y comercial especializado, ¿cómo ‘vender’ ilusión al aficionado?

Es complicado, porque han sido años difíciles y se sufre mucho. Es difícil, pero todos esperamos que vuelvan los buenos tiempos.

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