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Cuando la mente es tu mayor rival

La retirada de Simone Biles revela el estrés y la ansiedad que sufren los deportistas de élite por su autoexigencia y la presión externa.

Simon Biles abandona la final por equipos de gimnasia artística por una lesión
Simon Biles abandona la final por equipos de gimnasia artística por una lesión
Agencias

«Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos». La gimnasta de Estados Unidos Simone Biles -retirada por un ataque de ansiedad de la competición por equipos y del concurso completo individual- condensa en esta reflexión su sentir en Tokio y, por extensión, el de numerosos deportistas de élite.

La tensión bien entendida y por tanto controlada es inherente a la competición de máximo nivel, pero puede convertirse en el mayor rival de los atletas si la gestión es equivocada y surgen cuadros de estrés, inseguridades, miedos escénicos, el temor a defraudar... La autoexigencia desmedida y la presión externa que pueden generar los equipos, las federaciones, los patrocinadores y los medios componen en ocasiones un cóctel explosivo muy difícil de digerir. Y entonces los deportistas hacen crack. Son muy pocos, eso sí, los que lo admiten en público.

«Estamos acostumbrados a que los y las deportistas comuniquen sus lesiones físicas, pero mucho menos que compartan con todos que son sus emociones las que están dañándoles», corrobora en este sentido la doctora en Psicología y profesora de la Universidad de Deusto Esther Calvete. La estrella de la gimnasia lo ha hecho, y además de forma descarnada -«dormía mucho porque, para mí, era lo más parecido a la muerte sin dañarme»-, lo que según los expertos le libera en parte a ella y puede contribuir a sensibilizar sobre un fenómeno la mayoría de las veces oculto.

«La depresión y la ansiedad son dos de los problemás más frecuentes que generan mucho sufrimiento en quien los sufre y dificultades en las esferas personal, social, laboral, educativa... Estos problemas tienden a agudizarse en situaciones de estrés y el deporte de élite es sin duda una profesión de alto estrés, con una altísima presión y continuo sacrificio», incide Calvete.

En su opinión, es «común» encontrar historias como las de Simone entre los deportistas. «Lo que hace especial esta historia -subraya la psicóloga- es que su protagonista, una persona de referencia, la haya compartido con la sociedad». Y añade: «Los recursos para prevenir e intervenir en los problemas de salud mental son claramente insuficientes en nuestra sociedad. Ojalá la iniciativa de Simone no caiga en saco roto».

Numerosos deportistas de diferentes disciplinas expresaron este miércoles su apoyo a la norteamericana en las redes sociales y resaltaron su «valentía» por haber sabido parar a tiempo y contar su experiencia. Y es que es larga la lista de atletas que han dicho basta temporal o definitivamente a la alta competición por estrés o por haber padecido episodios depresivos: Michael Phelps, Raven Saunders, Álex Abrines, Rafa Muñoz, Naomi Osaka, Tom Dumoulin, Ricky Rubio... También será extensa la lista de jóvenes desconocidos que han pasado crisis al cerrarse su ansiado paso a la élite.

Ruth Beitia, medalla de oro en salto de altura en Río de Janeiro, aún recuerda que, lejos de relajarle, la primera vez que superó el listón de los dos metros, en 2003 en Avilés, le cayó «como una bomba». Allí se dio cuenta de que la ayuda psicológica es fundamental para «canalizar» los sentimientos, los buenos y los malos, y que es indispensable disponer de «herramientas» profesionales para solventar las situaciones complicadas. «Asumo que mi mayor rival era yo misma», apunta.

«En mi disciplina el componente psicológico es muy importante porque cuando pasas una altura de inmediato te ponen otra más complicada», agrega. El relato de Biles ha humanizado la imagen de los deportistas y Ruth Beitia está convencida de que será recordado durante mucho tiempo porque ha agitado conciencias en la sociedad.

Hay otro factor en Tokio que, según los especialistas, puede contribuir a aumentar la ansiedad entre los participantes: la posibilidad de un positivo por covid 19. A los lógicos nervios por el debut se suman en esta cita olímpica los provocados por las pruebas permanentes, las esperas de los resultados y los eventuales confinamientos por el contagio de algún miembro del equipo. Hay atletas que han enfocado sus entrenamientos durante el último lustro a llegar en plena forma a Japón y la notificación de un positivo puede constituir un mazazo complicado de asimilar.

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