Tras el ataque ocurrido en la Unidad de Neonatos del hospital Clínico de Zaragoza, los sanitarios reclaman que los sistema de alarma y las cámaras de vigilancia se generalicen en los ambulatorios . En estos momentos, en Aragón hay 19 centros de salud que disponen del botón de alarma antipánico, conectado a los ordenadores, que permite alertar en caso de que se produzca un episodio violento. El 061 acaba de implantarlo también, activado vía bluetooth al teléfono móvil, en toda la Comunidad. Unos recursos que para los profesionales del sector se quedan a todas luces escasos ante el número de agresiones de todo tipo que sufren: 153 en el primer semestre de este 2021.

"Este tipo de medidas se van adoptando en aquellos centros que sufren incidentes que revisten cierta gravedad, pero lo suyo sería que se pusieran en marcha en todos, no esperar a que ocurra algo", reclamó Asun Gracia, delegada del sindicato de médicos de Atención Primaria (Fasamet). En su opinión, la instalación de cámaras de videograbación tiene "un carácter disuasorio efectivo" y debería haber en la mayoría de los consultorios.

Merche Ortín, secretaria general autonómica de Cemsatse, recordó que en 2018 se creó una mesa de trabajo sobre este tema que "lógicamente" quedó paralizada con la pandemia y que sería necesario "reactivar". Además, llamó la atención sobre la problemática que viven los profesionales en el medio rural, donde si se produce un ataque a veces es difícil dar aviso a los compañeros que pueden estar en otros consultorios o a las fuerzas de seguridad.

En la provincia de Zaragoza cuentan con botón antipánico los centros de salud de Picarral, La Jota, Seminario, Fuentes Norte, Sagasta-Ruiseñores, Univérsitas y Oliver en la capital aragonesa, además de los de Ateca y Ariza. En Huesca, según los datos facilitados por el Departamento de Sanidad, está instalado en los ambulatorios Pirineos, Perpetuo Socorro, Los Olivos y Santo Grial en la capital oscense, así como en Fraga y Monzón urbano. Por lo que respecta al territorio turolense, están dotados con él los centros de Teruel Centro, Monreal del Campo, Híjar y Calanda.

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Hay algunos, señalan desde Sanidad, como San Pablo, Rebolería, Fuentes Norte, Sagasta, Torrero La Paz, Almozara, Oliver Bombarda que cuentan con guardas de seguridad. La contratación de vigilantes resulta los más efectivo, pero también es la opción más cara. Otros ambulatorios, como los de Fernando el Católico, Sagasta y Fuentes Norte, también disponen de cámaras.

La implantación del botón antipánico en el 061 para el personal de transporte urgente de todo Aragón, con el reparto de más de 120 dispositivos, es el último paso que se ha dado. "Veníamos desde hace ya un tiempo haciendo pruebas y luego se ha sufrido la lógica demora por la pandemia", señaló la directora gerente, Amparo García.

En este servicio, que cuenta con 32 puestos telefónicos, las agresiones verbales son las más frecuentes. "No hay que criminalizar a la sociedad ni a los usuarios en general, pero sí que parece que haya una mayor carga de agresividad con la pandemia. Por eso es importante aprender a trabajar con determinadas situaciones de estrés y conflicto", dijo.

¿Aumentan las agresiones?

De acuerdo con los datos que maneja el registro del Departamento de Sanidad, el número de agresiones es creciente a excepción del año pasado como consecuencia de la covid. En 2017, se registraron 178; en 2018, 294; y en 2020, 236. Unas cifras que crecen porque también cada vez se denuncia más, aunque todavía hay muchos casos que no llegan a la justicia.

Durante el primer semestre de este año el Departamento de Sanidad ha registrado 153 agresiones. De ellas,103 se produjeron en atención hospitalaria y 50, en primaria y extrahospitalaria. Se han contabilizado 42 ataques recibidos por los facultativos y el mismo número por profesionales de Enfermería. Los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) sufrieron 36 incidentes. El listado incluye también a celadores (20), administrativos (8) y otros (5). En cuanto al perfil del agresor, en 121 casos los protagonizaron los pacientes y en 25, los familiares o acompañantes.

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Los profesionales consideran que con la pandemia están aumentando los incidentes violentos, especialmente en forma de agravios y amenazas. "La percepción es que se producen más subidas de tono e insultos porque el paciente considera que no se le atiende adecuadamente o que ha estado mucho tiempo esperando –señaló Asun Gracia–. El nuevo contexto sanitario y asistencial puede hacer que se disparen los incidentes de todo tipo, sobre todo los verbales".  

Más vigilantes y accesos controlados en los hospitales

El último episodio de violencia vivido en la Unidad de Neonatos del hospital Clínico, situada en la quinta planta, ha llevado a que la junta de personal solicite que se establezca un control en el acceso a este lugar. A los agresores les bastó con abrir la puerta y romper los cristales para plantarse dentro esgrimiendo trozos de vidrio roto."Debería tener un acceso restringido para que solo pudieran entrar las personas acreditadas", apuntó Jesús Sicilia, responsable de Sanidad de CSIF. También abogó por instalar los sistemas de alerta en las zonas más conflictivas, como son las urgencias.

Los hospitales cuentan con trabajadores de seguridad privada en un número que se ha reforzado con motivo de la pandemia. Delia Lizana, de Comisiones Obreras, defendió la necesidad de aumentar la dotación de guardias de seguridad y algún sistema de alerta "porque los centros son tan grandes que si ocurre un incidente en una punta del edificio hay que garantizar que pueda acudir alguien con rapidez". Intensificar el control de los accesos también es "imprescindible, aunque"muy complicado".