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Natalia Morlas, presidenta de Somos Más: "Violencia no es solo que te peguen una paliza"

Preside la citada asociación de mujeres víctimas de violencia de género en Zaragoza, que este lunes se suma a las concentraciones en varias ciudades españolas.

Natalia Morlas, presidenta de la asociación Somos Más.
Natalia Morlas, presidenta de la asociación Somos Más.
José Miguel Marco

Este lunes se convocan concentraciones en varias ciudades españolas, entre ellas Zaragoza, contra las violencias que encierran los malos tratos, específicamente contra la vicaria que se ejerce sobre los hijos para dañar a la ex pareja y el llamado síndrome de alienación parental (SAP), contra el que ya se ha pronunciado la recién aprobada ley de protección a la infancia.

La  Federación de Asociaciones del Consejo Nacional de Mujeres Resilientes de la Violencia de Género, del que forma parte la zaragozana Somos Más, ha hecho un llamamiento para visibilizar estos otros tipos de agresiones. En Zaragoza, la protesta tiene lugar a las 19.00 en la plaza de España y en Huesca, en la plaza de Navarra, a la misma hora.

Natalia Morlas (Zaragoza, 1975) preside la asociación zaragozana Somos Más desde hace un año. Ha conocido en primera persona las huellas que deja la violencia de género, defiende la necesidad de educar para erradicar los malos tratos y visibilizar que hay muchas formas de agredir en una relación de pareja.

Este mes ha habido que lamentar la muerte a manos de su ex pareja sentimental de una mujer en Sagunto (Valencia), que había pedido ayuda, pero llegó tarde. ¿Qué falla?

Falla el sistema. Falla la rapidez a la que dar respuesta a nuestras denuncias. Falla la credibilidad que se nos da. Falla que no se ponen medios de protección para las víctimas y sus hijos e hijas del maltratador desde el segundo cero en que se pone la denuncia. Falla que creen que con una orden de alejamiento, que es una simple hoja de papel, estamos protegidas. Y que sepamos, el papel ni para cuchillos ni balas ni golpes ni nos envuelve en una burbuja que nos convierta en intocables. Falla que aunque nos alejen a nosotras, no alejan a nuestros hijos e hijas y nos obligan a entregárselos a los maltratadores. Fallan las condenas ridículas que, o no se cumplen, o se conmutan por trabajos a la comunidad.

Las estadísticas del año pasado, publicadas hace unos días por el INE, registran un descenso de casos. ¿El confinamiento por la pandemia de covid hizo que se volviera invisible la violencia de género?

Nosotras pensamos que sí. Las mujeres al no tener trabajo, ni disponibilidad económica, no se atrevían a abandonar a sus maltratadores ante el temor de no poder mantener a sus hijos y que les dieran la custodia a ellos, por falta de recursos. Ya que ellos son habitualmente los que trabajan, porque a ellas o no les permiten trabajar, o trabajan en trabajos precarios o en negro (limpiando casas, cuidando a personas mayores, etc). Que es precisamente lo que ocurrió en la pandemia, que esas mujeres se quedaron sin esa mínima entrada de dinero.

Aunque en un principio pareció que bajaban las llamadas y las denuncias fue como una falsa calma porque evidentemente las mujeres no podían salir a denunciar, no podían llamar por teléfono porque el maltratador estaba en casa todo el día. En la asociación creamos un grupo de Whatsapp de ayuda en el que nos iban dejando mensajes. No denunciaban porque no tenían momento de escape. Un maltratador controla todo, pero un mensaje de Whatsapp siempre se puede borrar. Encontraban un momento de despiste cuando se estaba duchando, por ejemplo.

¿Ha cambiado esta situación tras el desconfinamiento?

Aumentaron los casos de denuncias, pero las mujeres siguen teniendo sus reticencias, sobre todo, por el panorama económico, con ERTE y pérdidas de puestos trabajo. No tener independencia económica echa mucho para atrás. Hay escasez de ayudas, aunque todo el mundo piense que se nos cubre de oro. También echa para atrás a la hora de denunciar que no se visibilizan ni se juzgan como deberían las violencias psicológicas.

La asociación ha comenzado en internet una campaña para pedir que se retiren las visitas a las personas condenadas por maltrato.

Un maltratador nunca será un buen padre. Hay niños que han visto cómo maltrataba a su madre y psicológicamente a ellos. Tenemos una recogida de firmas en change.org. Queremos que se ilegalice el falso síndrome de alienación parental (SAP), que no está reconocido por la OMS, y es un arma terrible que se está utilizando en el ámbito judicial para acusarnos de manipular a nuestros hijos en contra de los padres.

La nueva ley de protección a la infancia ya ha recogido algunas de sus reivindicaciones.

Como bueno destacaríamos que la ley se haya pronunciado acerca del SAP y sus acepciones, aunque no en la forma que hubiera debido. Lo lógico hubiera sido que lo hubieran prohibido tajantemente, así como establecer las sanciones para su uso en los procesos judiciales, psicosociales, puntos de encuentro, etc. Tampoco estamos de acuerdo con la implantación de la figura del coordinador de parentalidad, que supone un hándicap importante a la hora de los procedimientos de violencia machista, ya que en violencia no cabe mediación. Esta figura, que se impone por parte del juez y que además se tiene que pagar se tengan medios para ello o no, creemos que no es la manera más eficaz para la resolución de los problemas que presenta un contencioso como es una separación por violencia machista. Esta ley aún tiene muchísimas lagunas que creemos deberían solventar lo antes posible.

¿Ayudan casos como el de Rocío Carrasco y el eco mediático que ha tenido?

Rocío Carrasco como es una mujer famosa ayuda a visibilizar y a que la gente entienda que violencia no solo es que te peguen una paliza. La psicológica es invisible porque no deja marcas, la vicaria se ejerce sobre los hijos y puede haber ambiental, sexual, económica… En una relación en la que se ejerce violencia, lo más habitual es que se ejerzan muchos tipos. Como a Rocío Carrasco, vemos cada día cientos de mujeres que no salimos en la televisión. Pero no es lo mismo que salga una famosa a denunciar que ha sido víctima de violencia a que salgamos una persona anónima. En el programa ‘Amores que duelen’, también de la misma cadena de televisión, hablábamos mujeres anónimas y evidentemente no tuvo la misma repercusión.

En casos como este se ha cuestionado la veracidad de las acusaciones por haber tardado años en denunciar. ¿Es frecuente que se retrase dar el paso?

No hay un plazo para que una mujer denuncie o haga visible su maltrato. Cada mujer necesita su tiempo. Hay estudios que dicen que las mujeres pueden tardar entre siete u ocho años. En la asociación hay una mujer que fue víctima durante 40 años y hay quien denuncia a los tres meses. Cuando está preparada para ello. Ni antes ni después. Tampoco hay un perfil de mujer maltratada. Puede ser cualquier persona con la que te cruces por la calle. Igual pasa con un maltratador. Por eso es muy importante educar desde la infancia. Que niños y niñas crezcan entendiendo que todos somos iguales. Que tenemos los mismos derechos y obligaciones.

En su caso, fue víctima de malos tratos y ha rehecho su vida con una nueva pareja. ¿Cuesta confiar otra vez?

Estas más alerta, más en tensión, pero yo tengo un padre, hermano, sobrinos, amigos. No odio a los hombres, lo que odio y quiero que se haga justicia es con los hombres malos. Son los menos, pero hacen mucho ruido.

Una víctima no deja de serlo cuando se acaba la orden de alejamiento. Te empoderas, claro que sales adelante, no te queda otro remedio, pero arrastrando el lastre psicológico. Si tienes hijos, el maltrato no acaba cuando te separas. Ahí entra la violencia vicaria. Hay mujeres que prefieren aguantar palizas y malos tratos pero que sus hijos estén con ellas porque el bofetón se lo llevan ellas y saben dónde están sus hijos.

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