Un maratón de preguntas para lograr una plaza de sanitario residente

Un millar de graduados se enfrentaron ayer en Zaragoza a exámenes que algunos consideraron «más difíciles» que en 2020.

Aspirantes a una plaza de sanitario residente, ayer en el campus, antes del examen.
Aspirantes a una plaza de sanitario residente, ayer en el campus, antes del examen.
FRANCISCO JIMENEZ

Más que un examen fue un maratón de acceso a las codiciadas y escasas plazas de residente sanitario, dado que los aspirantes tuvieron que responder a 175 preguntas acompañadas por otras de 10 reserva. Para cumplir el trámite, exprimieron todo lo estudiado y aprendido durante años en una prueba que se alargó cuatro horas en Zaragoza.

El campus universitario de San Francisco fue ayer un hervidero con más de un millar de aspirantes a las 323 plazas ofertadas por el Ministerio de Sanidad para la formación de residentes en Medicina, Farmacia, Enfermería y de las titulaciones del ámbito de la Psicología, Química, Biología y Física. La mayoría de ellas van destinadas a médicos internos residentes (los conocidos como mir).

Los graduados se concentraron a partir de las tres de la tarde en las facultades de Derecho y de Educación, en las que entraron con un sol de justicia entre nervios y salieron casi de noche agotados y con el ánimo desigual tras responder a una larga retahíla de preguntas de tipo test que, en el caso de fallar, descuentan en la puntuación final.

Beatriz acabó el examen con una sensación agridulce tras haberle dedicado una media diaria de ocho horas durante el último año. «Me ha parecido muy difícil e injusto porque te pueden hacer preguntas fuera del temario y no podemos demostrar todo lo que sabemos. Creo que ha sido incluso más complicado que el del año pasado pese a haber estudiado más», indicaba a la salida esta graduada en Psicología que aspira a una de las 198 plazas convocadas en todo el país, un número que valoró insuficiente ante las «necesidades» existentes.

Las mismas cuatro horas empleó Celia, una de las 403 aspirantes en Medicina en Zaragoza, que confía en obtener una plaza aunque el examen le haya salido «regular tirando a bien». A su juicio, la prueba ha sido más difícil que la del año pasado, como opinaron otros compañeros, y solo ha incluido dos preguntas relacionadas con la covid-19. «Soy lenta en este tipo de exámenes de tipo test, me he dejado las 25 preguntas con imágenes para el final, porque son las que más cuestan, y al final he tenido que correr», lamentó.

Las que no se mostraron nada contestas fueron otras dos zaragozanas que aspiran a una plaza de Farmacia. Cristina confesó que le había salido «fatal» y al igual que su amiga Isabel opinó que le había parecido el examen mucho más difícil de los que se han hartado de responder en la academia. «He hecho bastantes nervios, no he estado relajada en ningún momento porque pasaba el tiempo y preguntas fáciles había muy pocas», añadió Isabel, mientras Cristina indicaba que unas cuantas le habían dejado «descolocada» y le costó «más de lo normal» contestarlas si comparaba el examen con los «simulacros» que había hecho.

Todos tuvieron que hacer la prueba con mascarilla y con la única posibilidad de llevar una botella de agua porque este año, con motivo de la pandemia, se descartó la posibilidad de poder acudir con un tentempié.

Amaia agradeció que hubiera 24 páginas en vez de las 27 del año pasado para leer y contestar, pero encontró menos preguntas repetidas respecto a exámenes de otros años. «Los enunciados eran más cortos y directos y había muy pocas preguntas de casos clínicos», apuntó antes de confiar en sacar una plaza «de lo que sea» para evitar otro año «horrible. «Decían que era el mejor al estar encerrados, pero de eso nada. Cuando tenías un rato libre, no podías salir o no había nada abierto», recordó.

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