historia
El día que la alcaldesa salió a la luz en Fuendejalón
Una peineta, seis horquillas y dos botones acompañaban a los restos que pueden ser de María Domínguez, hallados en una fosa en el cementerio civil.
Fuimos el viernes a excavar la fosa, la encontramos el sábado y pudimos sacarla el domingo», rememora Miguel Ángel Capapé, presidente de la Asociación por la Recuperación e Investigación contra el Olvido (ARICO), emocionado por el posible hallazgo, en el cementerio civil de Fuendejalón, de María Domínguez, de 54 años, la primera mujer que fue alcaldesa en España. «Aprovechamos que era el puente de San Valero y nos llevamos la satisfacción de haberla hallado. Estaba a seis metros del memorial donde nos dijeron que podía estar».
Nada más localizar los restos, Capapé se lo comunicó al zaragozano Juan José Espligares, biznieto de la hermana de la fallecida, para que lo supiera y le tomaran las muestras de ADN,en el laboratorio Citogen, y las comparen con las obtenidas de los huesos de la fallecida. Enviaron otro kit a José María Lostes, un sobrino nieto de la alcaldesa que tiene 88 años y reside en Málaga, para dar más fiabilidad a las pruebas.
Fuentes del Gobierno de Aragón calculan que dentro de una o dos semanas se podrá confirmar el hallazgo. «Soy de la cuarta generación de la familia. Vivimos entre Argentina, Sevilla, Málaga, Fuengirola, Barcelona y Zaragoza. María Domínguez era una adelantada de su época, como defensora de la justicia social y del feminismo. Sus ideas todavía tienen vigencia y se pueden leer en un libro con sus mítines que publicó la Diputación Provincial de Zaragoza y podría reeditarse», reclama el descendiente de la alcaldesa de Gallur, nacida en Pozuelo de Aragón el 1 de abril de 1882 y que murió de un disparo en Fuendejalón el 7 de septiembre de 1936.
Aquel fin de semana en que finalmente salió a la luz María Domínguez y toda su historia hasta en un tuit de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, se había puesto en marcha todo un equipo. Dotado de un pala mecánica, estaba integrado por Miguel Ángel Capapé, quien graba y fotografía todo; los arqueólogos Javier Ruiz, José Ignacio Piedrafita y Ana Rubio; la antropóloga Miriam Gracia y la historiadora Cristina Sánchez.
La exhumación fue encargada por Pilar Gimeno, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Asesinados (AFAAEM) que llevaba años detrás de esta investigación. Pero esta vez era diferente a otras veces porque, en lugar de adelantar los fondos, el Gobierno de Aragón los asumió y tenían un permiso de oficio para abrir la fosa.
Los restos hallados junto a los huesos, como la peineta en sus piernas, las seis horquillas para recogerse el pelo y dos botones de nácar –remitidos al restaurador José Antonio Rodríguez–, así como el tiro en el cráneo, como confirmó Miguel Ángel Capapé, empujan a adelantar que es la alcaldesa. «Era una mujer que siempre iba con moño. A nivel antropológico todo coincide: la altura (1,68-1,70), la edad (54) y el relato de la gente mayor sobre dónde estaba. Estamos casi seguros de que es ella», señaló Pilar Gimeno, muy satisfecha con el hallazgo. «Además, queremos saber quién es el cadáver que se encontró debajo de la alcaldesa. No hay víctimas de primera ni de segunda», dijo.
Flores frescas rojas. La familia de María Domínguez, si se confirma que los restos son suyos, ha decidido dejarla enterrada en el mismo cementerio de Fuendejalón, en un nicho o una sepultura para devolverle la dignidad. «Es innegociable, la dejaremos en Fuendejalón. Casi siempre ha tenido flores frescas rojas allí», insiste Juan José Espligares, ante la propuesta de que fuera trasladada a Gallur, donde fue alcaldesa y tiene una calle con su nombre.
El descendiente relata de memoria que su tía bisabuela se casó con 18 años (por imposición familiar), fue víctima de la violencia de género de su marido, quien hasta la denunció en la Policía, y ella se marchó a Barcelona, donde trabajó de sirvienta. Luego volvió a su pueblo, aprendió a coser, empezó a estudiar Magisterio, y llegó a dar clases en el valle de Baztán , en Navarra, y en Gallur. Tras quedar viuda, «se casó con un amigo de la infancia en Gallur y allí fue alcaldesa entre 1932 y 1933», agregó. Recuerda que celebraron los 75 años de su fallecimiento en 2011 con un acto homenaje al que acudieron familiares de varios lugares y en su honor entonaron el ‘Canto a la libertad’, de José Antonio Labordeta.
En una entrevista que concedió a HERALDO el 27 de octubre de 1932, María Domínguez Remón explicó que entonces era maestra de 18 chavales en el pueblo (cuatro de 7 años). Y al nombrarla primera edil, ella reclamó al Gobierno de la II República unos locales capaces y ventilados para la escuela, porque su capacidad era «insuficiente para la población escolar».
Reconoció al periodista Mario Alegría que quería ser socialista independiente, después de haber organizado el sindicato de UGT en Gallur y conocer bien la doctrina de Pi y Margall. Tenía muy claro que una mujer podía ser alcaldesa «siempre que se halle capacitada para ejercer el cargo».
«Hay que tener en cuenta que no es la persona ni el sexo, sino la representación de una autoridad legal, encargada de hacer cumplir las leyes», sostuvo. Explica que la nombraron alcaldesa (el gobernador civil) por un solo motivo: «El de procurar la pacificación de los espíritus» en «un ambiente lleno de rencores y personalismos, que estaba a punto de estallar». Ahora solo falta que confirmen su identidad, le den sepultura y se rinda homenaje a su figura.
