Las ruinas de Tiermas y su belleza triste

Expropiada hace seis décadas y perteneciente administrativamente al municipio de Sigüés, sus ruinas al borde del pantano de Yesa son el vestigio de un pasado vivo

Pasaba en Jánovas, aún pasa en la cercana Ruesta (aunque se están dando pasos productivos) y la historia es muy similar en Tiermas. En el primer caso, el embalse que llevó a la expropiación de casas y terrenos del pueblo no se llegó a construir: en el caso compartido por los otros dos núcleos (también por Escó, en la llamada Alta Zaragoza, lindante con Navarra y Huesca) sí hubo pantano, el de Yesa. Una obra a la que aún resta una fase, el proyectado recrecimiento, ante el que se han dado no pocas manifestaciones de rechazo. El caso es que el pasaje desolador de las ruinas de Tiermas cuando las aguas de Yesa están a un nivel regular tiene una extraña belleza; más allá de las lógicas reivindicaciones de los afectados por las expropiaciones, el vistazo a los vestigios de lo que un día fue el pueblo sirven de reflexión.

La expropiación de Tiermas se produjo durante los años 59-62, por la construcción del pantano de Yesa. La consecuencia inmediata fue que los barrios de Tiermas, sus casas y su balneario, fueron inundados y sus gentes perdieron sus casas y su medio de subsistencia, las tierras y el ganado. La misma suerte correrían los pueblos de Escó y Ruesta.

La Asociación pro defensa de Tiermas nació en 1992, con el objetivo de ejercer el derecho de reversión de sus antiguos dueños sobre sus casas, tierras y pueblo. La solicitud de reversión se hizo colectiva e individualmente, y fue rechazada por la administración.

Ahora mismo, en la zona visible de las ruinas, se pueden apreciar en algunos momentos del año surgencias de aguas termales que manan a 42 grados. Las aguas de Yesa tienen que bajar lo suficiente para que esto ocurra, y esos niveles apenas se alcanzan unos pocos días del año. El agua mana en distintos emplazamientos cercanos a las ruinas (ya no existen las antiguas instalaciones del antiguo balneario) y se crea una balsa de ciertas dimensiones, rodeada de otras más pequeñas habilitadas en ocasiones por bañistas coyunturales que siguen ponderando los beneficios de someterse a esas aguas.

Sinsabores y esperanzas

Por su parte, la Asociación pro reconstrucción de Escó se constituyó en 1999, con el objetivo de pelear por la recuperación y reconstrucción del pueblo, respetando la actual ubicación y estructura arquitectónica de los antiguos edificios. La visión de Escó, con parte de su viejo caserío en lo alto de una loma entre Tiermas y Sigüés, genera sensaciones similares a las de las ruinas de Tiermas; una gélida hermosura, de poso triste.

En la propia Sigüés, que acabó adquiriendo hace cuatro décadas el área de Tiermas, también hubo afección por el cambio de la fisonomía de la zona debido al pantano. Su número de habitantes se quedó en apenas un centenar, y las posibilidades del recrecimiento de Yesa acentuaron el fenómeno, aunque los veranos son más populosos y los actuales planes del pueblo dibujan nuevas perspectivas de futuro, y la mayoría de sus moradores han decidido mirar al futuro con esperanza. Sin embargo, esos dos núcleos (en Escó, sin servicios regulares, aún viven tres pastores) siguen siendo parte de una historia que pide quedamente algún tipo de solución. Ojalá emerja.

Datos de Sigüés

Comarca. Jacetania.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia (aunque pertenezca a la Jacetania, la localidad es zaragozana) hay 171 kilómetros por la E-7 y la A-132.

Boxeo. El año pasado, con carácter retroactivo, se llevó a cabo la primera edición del premio Ignacio Ara al mejor boxeador nacional de cualquier categoría. Se quiere hacer un museo en honor de Ara, deportista natural del pueblo.

Milenarios. La primera referencia escrita del pueblo está en un documento de 1016, dato hallado por azar. Hace cuatro años se celebraron los mil años oficiosos de Sigüés.

El libro. El investigador pamplonés Mikel Belasko es el autor de ‘Toponimia de Sigüés’, un compendio de saberes localizados en el pueblo, con adendos de toda su foz.

Las almadías. Medio pueblo vivió de este negocio maderero en su día; la materia prima se sacaba del Roncal y se bajaba por el Esca en las almadías, para conectar con el río Aragón en Venta de Carrica y llegar hasta Tudela, Zaragoza o incluso el Mediterráneo.

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