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viticultura

La uva en la bodega y la inquietud en el mercado

Ha sido una buena campaña, pero ahora la preocupación se traslada a un incierto mercado golpeado por la pandemia

La uva ya está fermentando en depósitos subterráneos y el equipo técnico realiza comprobaciones, catas y análisis constantes.
Grandes Vinos

No ha terminado como se esperaba. Pero esta vez ha sido para bien. Cuando comenzó la vendimia los viticultores cruzaban los dedos para que el mildiu (enfermedad causada por hongos) no hubiera provocado más pérdidas que las que ya habían descontado cuando hicieron sus primeras estimaciones. Ahora que la uva está en las bodegas se frotan las manos porque han logrado una buena cosecha, en cantidad y en calidad.

Las cuatro denominaciones aragonesas Cariñena, Campo de Borja, Calatayud y Somontanosuman una producción que supera los 151 millones de kilos, lejos aún del récord que consiguieron en 2019 cuando se obtuvieron 183 millones de kilos pero muy superior a la campaña del pasado año, cuando las D. O. de la Comunidad apenas reunieron los 120 millones de kilos.

A esta cifra hay que sumar la vendimia que se realiza en cada una de las cinco zonas que componen la indicación geográfica Vinos de la Tierra (Bajo Aragón, Ribera del Jiloca, Ribera del Gállego-Cinco Villas, Valle del Cinca, Valdejalón). No hay datos concretos de todas ellas, pero las diez bodegas que forman parte de la Asociación Vinos de la Tierra han alcanzado una producción que roza los 1,4 millones de kilos. Más y mejor de lo que se esperaba, porque la cifra supone un aumento del 15% respecto a una cosecha normal. Pero, no todas estas zonas productoras han corrido la misma suerte y mientras las situadas al norte de la Comunidad –Ribera del Gállego-Cinco Villas y Ribera del Cinca– han visto reducida su vendimia, en el sur –Bajo Aragón, Ribera del Jiloca y Valdejalón– la producción se ha incrementado notablemente.

Mucho peor ha ido el mercado. Tras el duro confinamiento tras la declaración de la pandemia (y el cierre del canal horeca) la desescalada pareció dar un respiro a estos establecimientos y con ellos a las bodegas cuyas producciones son protagonistas en las mesas de bares y restaurantes. Con los rebrotes y las medidas cada vez más restrictivas impuestas ante la enloquecida expansión del coronavirus –no solo en España, sino en el conjunto de Europa, uno de los principales mercados de las denominaciones de origen–la inquietud vuelve a recorrer el sector, que no se atreve a aventurar cómo irán las ventas, precisamente en los meses (plena campaña navideña) decisivos en los resultados de las bodegas.

Hasta casi 91 millones de kilos de uva han llegado ya a las bodegas de la denominación más grande y más antigua de Aragón. "Es una cifra mucho mejor de la que se esperaba", señalan desde la D. O. Cariñena, que a comienzos de la campaña llegó reducir sus expectativas incluso hasta los 80 millones de kilos.

El mildiu no ha sido tan dañino como se temía. Y lo que es mejor, aquellas zonas en las que no había atacado el hongo los rendimientos se han disparado, hasta los 9.000 kilos por hectárea, gracias a un clima suave y unas adecuadas precipitaciones que potenciaron la producción. Una cosecha cuya trazabilidad que se controla al milímetro porque este año la D. O. ha puesto en marcha una innovadora iniciativa que incluye una aplicación tecnológica con la que se conoce de qué viticultor, cuántos kilos y con cuántos grados tiene la cosecha que llega de cada parcela, lo que permite calificar con exactitud aquellas uvas que producirán los vinos certificados.

El "espectacular" comportamiento de la garnacha, que ha respondido con kilos y calidad a las lluvias primaverales, está detrás de la excelente cosecha de Campo de Borja. La denominación de origen situada a los pies del Moncayo ha batido sus previsiones y ha recogido unos 34 millones de kilos, diez millones más que el pasado año. "Es un buen año en cantidad y calidad", señala Eduardo Ibáñez, presidente de la D. O.

A finales de octubre, diez días antes de lo que es habitual, la Denominación de Origen Calatayud –precisamente la que más tarde comienza la recolección en Aragón– daba por concluida su vendimia. Más de 12,5 millones de kilos han obtenido sus viticultores, "una cosecha abundante y en muy buen estado que augura grandes vinos", detalla su presidente, Miguel Arenas. Se han cumplido las previsiones y lo vendimiado supera en tres millones la cifra de la campaña anterior.

También se han cumplido las estimaciones iniciales en Somontano, que ha vendimiado con más de 15,2 millones de kilos. Es la única D. O. que ha visto reducida su producción. El pedrisco, las heladas primaverales y las abundantes lluvias explican este descenso, que alcanza el 28% respecto a la "histórica" campaña de 2019. "Pese al descenso, la calidad de la uva es muy buena, lo que refleja el trabajo constante y extraordinario de los viticultores frente a la complejidad del año climatológico" señalan desde el consejo regulador.

Aunque ocupan una superficie muy inferior –alrededor de 1.500 hectáreas– Aragón cuenta con otras cinco zonas productoras que pasean su calidad por el mundo bajo un sello con identidad geográfica. Son las IGP Vinos de la Tierra (Bajo Aragón, Ribera del Gállego-Cinco Villas, Ribera del Jiloca, Ribera del Cinca y Valdejalón. No se disponen de datos del total, pero las diez bodegas que integran Asociación de Vinos de la Tierra de Aragón han recogido este año 1.391.000 kilos. Supone un incremento del 15%, aunque no todos los viticultores pueden hablar de mayor producción. "Dado que las IGP están repartidas por todo el territorio aragonés, sus vendimias han sido muy dispares", señala la presidenta de la asociación, Paula Yago, propietaria de Bodegas Tempore. Los resultados han sido "muy buenos" en los viñedos de Bajo Aragón, Ribera del Jiloca y Valdejalón. "Llevábamos años con unas cosechas cortas y la vid estaba preparada para una buena vendimia", señala Yago, que destaca el papel que ha jugado unas lluvias que parecían caer a la carta. No ha sido así en las tierras de Ribera del Gállego-Cinco Villas y Ribera del Cinca, donde algunos cultivos, muy afectadas por el mildiu han tenido que conformarse con la mitad de la producción.

Todo es imprevisible

Satisfechos con los kilos y la calidad de las uvas y convencidos de que los vinos que se elaboren con el fruto de 2020 se podrán calificar como una gran añada, los responsables de las distintas marcas de calidad vitivinícolas de Aragón no ocultan, sin embargo, la inquietud con la que se enfrentan al mercado. La pandemia no da tregua y las medidas cada vez más restrictivas para frenar los numerosos contagios complica las ventas y hace imprevisible el futuro más inmediato, la campaña navideña.

Aunque no ocultan cierta preocupación, en la D. O. Cariñena reconocen que su exposición al canal horeca no es precisamente el más significativo de sus ventas. Reconocen, sin embargo, que lo que viene por delante genera "mucha incertidumbre", no solo porque el mercado interior está resentido con las restricciones a las que obliga el avance del virus, sino porque todo el mundo, y especialmente Europa –uno de sus principales mercados– vive una situación similar. Y auguran que el conjunto del sector va a sufrir "un golpe terrible", que incluso abocará a muchas bodegas al cierre o a un cambio de propiedad.

Reconocen que lo que viene por delante genera "mucha incertidumbre"

De inquietud e incertidumbre hablan también en las denominaciones de Calatayud y Campo de Borja. "Estamos preocupados por que las ventas han caído y eso para las bodegas supone mucho dinero", destaca Eduardo Ibáñez, presidente de Campo de Borja, que reconoce que aunque el mercado exterior funciona con más fluidez, «en la exportación también se nota». Por el contrario, Miguel Arenas, responsable del consejo regulador de la D. O. Calatayud, confía en los mercados internacionales, a los que se dirige el 85% de su producción, y asegura que en la denominación hay expectación pero no una gran preocupación porque las bodegas están muy saneadas y han podido soportar el golpe.

"Somontano mantiene la inquietud desde el mes de marzo", señala su presidenta, Raquel Latre, que recuerda el tremendo impacto que supuso el cierre total de la hostelería en el momento en que se decreto el estado de alarma y el confinamiento total de la población. "Desde entonces no hemos dejado de trabajar para acceder a los canales por los que optan los consumidores: ‘online’ y alimentación", señala Latre, que reconoce que la incertidumbre ya ha teñido la campaña de ventas de noviembre, uno de los meses más importantes para el sector.

Las mismas sensaciones se viven en las bodegas de las cinco IGP de Vinos de la Tierra. "Aquellas que tienen una exposición al canal horeca superior al 50% lo están pasando francamente mal", señala Yago, que destaca que no ha quedado otra que "reinventarse" y buscar nuevos mercados, «pero esto no es algo que se consigue de la noche a la mañana», matiza. La otra cara de la moneda la protagonizan las bodegas más centradas en la exportación, añade, que han podido amortiguar el impacto de la pandemia, aunque no tiene claro que sucederá en un futuro próximo porque toda Europa está prácticamente cerrada.

"El problema es que no sabemos que va a pasar en Navidad", explica Yago, que asegura que las ventas están totalmente paralizadas –en un mes crucial– porque los clientes están también a la expectativa.

  • Cariñena

    Al inicio de la campaña poco podía imaginar la D. O. Cariñena que sus viñedos arrojarían una producción superior a los 90 millones de kilos. Rebajaron hasta en dos ocasiones las previsiones y llegaron a estimar su cosecha en no más de 80 millones de kilos. La realidad ha superado los primeros cálculos, porque aquellas viñas no afectadas por mildiu han conseguido unos elevados resultados. Si buena es la cantidad, mejor es la calidad.

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  • Campo de Borja

    La conocida como Imperio de la Garnacha ha roto esquemas. Las estimaciones al comienzo de la recolección se situaban por debajo de los más de 30 millones de kilos que han llegado a las bodegas de la Denominación de Origen Campo de Borja. Se lo debe especialmente al buen comportamiento de la garnacha, la variedad que ocupa nada menos que el 60% de los viñedos de esta D. O. que produce a las faldas del Moncayo.

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  • Calatayud

    Del viñedo extremo de la Denominación de Origen Calatayud se han recogido este año 12,5 millones de kilos de uva, lo que supone un 25% más que en el pasado año. La cosecha es "abundante", con las variedades tintas a la cabeza –suponen un 92,2%– y con la garnacha como principal protagonista –se han recolectado más de 8,4 millones de kilos–. Y aunque suponen una cifra muy inferior, la producción de blancas también ha aumentado.

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  • Somontano

    La única denominación oscense ha recogido este año algo más de 15,2 millones de kilos. Es la cifra que se esperaba y supone un 28% menos que en la campaña anterior, si bien en 2019 se consiguió una de las mejores vendimias de la historia del Somontano. Destaca en esta cosecha el protagonismo de las variedades blancas, que también baten récord, ya que han supuesto el 44% del total frene al 25% o 35% que era habitual.

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  • Vinos de la Tierra de Aragón

    Diez bodegas forman parte de la Asociación Vinos de la Tierra de Aragón, un sello de calidad al que ponen apellido cinco zonas productoras –Ribera del Gállego-Cinco Villas, Ribera del Jiloca, Ribera del Cinca y Valdejalón–. Todas ellas suman una producción cercana a las 1,4 millones de kilos, un 15% que una campaña habitual. Pero la fiesta va por barrios y las hay donde el crecimiento ha sido notable y aquellas en las que ha habido notables pérdidas.

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