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Investigados un centro veterinario y una farmacia de Zaragoza por uso irregular de medicamentos

Se elaboraban fórmulas magistrales en las que se han verificado posibles irregularidades. También se han detectado vacíos en la prescripción de recetas.

clínica veterinaria
Un perro en el veterinario
Pixabay

El Seprona  de la Guardia Civil de Zaragoza ha llevado ha detectado el uso irregular en el suministro de medicamentos veterinarios por parte del gerente de un centro veterinario de la capital aragonesa.

Los hechos se remontan al mes de enero, cuando la propietaria de un perro denunció que había acudido a un consultorio veterinario, ubicado en Zaragoza, para que con la receta veterinaria oficial expedida por un veterinario colegiado, le fuese suministrada una pomada oftalmológica.

En este centro le ofrecieron otro producto diferente al que se le había prescrito en la receta oficial, se trataba de una fórmula magistral de uso veterinario para animales de compañía, vía tópica. Le dijeron que era exactamente lo mismo pero de menor precio.

La propietaria del perro aceptó el producto pero antes de aplicarlo se puso en contacto con su veterinario, y éste le indicó que no se lo suministrase al animal ya que no era el fármaco que se le había prescrito. Por este motivo, la denunciante se personó en el consultorio para solicitar que le diesen la factura o el tícket de compra, así como la receta oficial que tenía validez de 3 meses, pero no se lo dieron y le dijeron que cuando se le terminase el producto que le habían dispensado le venderían el mismo sin necesitar la receta.

De las gestiones realizadas por los especialistas del Seprona sobre el centro veterinario que dispensó la fórmula magistral, la farmacia que la elaboró, así como el estudio de todos las informaciones recabadas, se pudo determinar que la clínica veterinaria que facilitó la fórmula magistral no dispensó el producto prescrito en la receta  expedida por el veterinario oficial, y además se quedó con dicha receta. En ningún momento trató al animal sobre el que le sería suministrado el medicamento, y tampoco se le entregó al propietario la factura de compra, sino un albarán que no era el que debía haberse entregado.

Asimismo, se comprobó que en el último año, la citada clínica veterinaria había solicitado a la farmacia que elabora las fórmulas magistrales medicamentos veterinarios mediante la prescripción de un total de 90 recetas, pero el gerente de la clínica sólo aportó al Seprona 20 de ellas. 

La normativa refiere que cuando no existan medicamentos veterinarios para una enfermedad, el veterinario podrá de forma excepcional, tratar al animal afectado con un medicamento veterinario con similar efecto terapéutico “prescripciones excepcionales por vacío terapéutico”. En este sentido, se verificó que en todos los solicitados se disponía de equivalencias en medicamentos veterinarios autorizados, por lo que no procedía la solicitud de fórmula magistral. Respecto a la expedición de las recetas por el gerente del centro veterinario también se hallaron irregularidades, ya que en el apartado en el que debe indicarse el nombre del propietario de los animales constaba el del veterinario de dicho centro y en otro de los apartados tampoco figuraba la identificación del animal.

De todas las irregularidades detectadas el gerente del establecimiento comunicó a los investigadores que obtenía las fórmulas magistrales de esa manera para almacenarlas por si tenía que suministrarlas en algún caso concreto.

Por todo lo anterior el Seprona pudo constatar que desde la clínica veterinaria ubicada en Zaragoza capital, se dispensó un medicamento que sustituía al prescrito en la receta oficial, contraviniendo lo dispuesto en diferente normativa. Se dispensó una fórmula magistral que supuestamente era para otro animal, sin examinar al animal enfermo. Se incumplió con la trazabilidad del medicamento “fórmula magistral”, al no existir registro de la misma. Así como otras irregularidades.

En cuanto al gerente del establecimiento también se constató la ocultación, por acción u omisión, de la documentación requerida tratándose de las 70 recetas que no fueron aportadas y que habían sido solicitadas a la farmacia que elabora las fórmulas magistrales. No se cumplimentaron correctamente los datos que deben contener las recetas normalizadas y se prescribieron fórmulas magistrales incumpliendo los requisitos legales establecidos.

Y por parte de la farmacia que elabora las fórmulas magistrales se verificó que tampoco se habían cumplido los requisitos legales exigidos, puesto que existían equivalentes en medicamentos y por lo tanto son esos los que debían utilizarse.

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