La batalla de internet
El día de internet se celebra hoy en mi casa con cuatro ordenadores, dos ipad, varios teléfonos móviles y dos conexiones a plataformas televisivas para no perdernos la última serie del mundo globalizado para los jóvenes o sus padres. El teletrabajo de los dos meses del estado de alarma ha ayudado a la conciliación familiar tanto como ha servido para comprobar que la conexión de internet contratada no facilita lo suficiente lo que se reclama entre los trabajos de los cinco miembros de la casa ni se ajusta a la factura que se paga.
Si nos quejamos en el centro de Zaragoza, la quinta ciudad del país en población y en cobertura de la red telemática, qué no será en muchas poblaciones de Aragón alejadas de la capital como en el valle de Chistau o en el corazón del Matarraña, dos lugares vírgenes en su naturaleza, cuyo futuro depende de los visitantes. Sus casas de turismo rural fueron las primeras de Aragón, como la de Josefina Loste y Casa Matilde, donde regresas al siglo XVII y puedes probar el queso de Tronchón, que enamoró a Cervantes, que lo nombró en El Quijote
Uno de los efectos directos para aprender del virus es que los vecinos de la España vacía, como la bautizó Sergio del Molino, no se han contagiado frente a la gran mortalidad sufrida en las metrópolis de España y el resto del mundo. Un equipo del Gobierno de Aragón viajó a Escocia en la anterior legislatura para ver la evolución de sus pueblos gracias a su desarrollo en internet. Esta es la batalla para combatir la pandemia, junto a la vacuna, en el próximo capítulo. Menos ciudades y más pueblos, respetar el planeta y resistirás la neumonía que se llama covid.
