coronavirus

"La mayoría viene con la mascarilla de casa y no hay que entregarles ninguna"

Los agentes policiales están repartiendo desde la madrugada mascarillas en las paradas de transporte. La mayoría de usuarios ya las llevan de casa.

Paseo María Agustín número 46 de Zaragoza. Cinco de la madrugada. Los agentes de la Policía Nacional Carlos y Carlos se apean de su vehículo e instalan, junto a la parada de la línea de autobús 603 -el conocido como ‘casetero’- un improvisado puesto para entregar mascarillas. Les basta una caja y un escudo policial protegiendo el preciado material que darán a aquellos viajeros desprotegidos.

Ocho personas perfectamente separadas por unos dos metros de distancia aguardan para acceder al bus. Seis ya llevan mascarilla. Una tónica que se repetirá durante las siguientes horas. “La gente viene preparada porque está muy concienciada. La gran mayoría no necesita que le demos nada”, explica uno de los agentes. Los números lo corroboran. A las 7.50, únicamente habían facilitado 40 de las 500 mascarillas con las que contaban.

Félix Bosque es uno de los usuarios que ya viene equipado de casa. Utiliza el ‘casetero’ desde el pasado miércoles, cuando comenzó en un nuevo trabajo como pastor de ovejas en unas tierras entre Utebo y Casetas. “Voy todos los días a Casetas. Llego a las ocho de la mañana y vuelvo a las ocho de la tarde. Hay que ir muy protegido y con las máximas precauciones porque es tremendo lo que está sucediendo. Espero que se acabe cuando antes por el bien de todos”, explica antes de acceder al autocar. Dos notas pegadas en las puertas advierten de los cambios en el servicio acarreados por la crisis del coronavirus. “Aforo máximo 15 personas. Subir de uno en uno manteniendo la distancia de seguridad”, reza el cartel.

Andrea Martínez, residente en Zaragoza que trabaja en el sector farmacéutico en Casetas, también utiliza a diario el servicio. “No queda otra que adaptarse a la situación que nos está tocando vivir y seguir todas las normas: desde las mascarillas a mantener la distancia con el resto de personas”, relata.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han comenzado a repartir, la madrugada de este lunes, mascarillas higiénicas en las paradas de los autobuses y tranvías de Zaragoza.

Tras dos semanas confinado en casa, José Luis Franco regresa hoy a su actividad laboral. “Trabajo en una industria y hoy retomamos nuestra labor. Como todo el mundo, estoy sufriendo la situación con resignación. Tenemos que hacer caso a las recomendaciones de las autoridades sanitarias”, asevera ataviado con una mascarilla.

La situación y el discurso son muy parecidos en las líneas urbanas de autobús. Como la número 30 en la plaza de Aragón, donde los agentes Juan y Pedro, de la Policía Local, reparten mascarillas desde las 7.00. “Nos hemos repartido tres patrullas por cada línea: al principio, a la mitad y al final”, indica Pedro justo cuando llega un vehículo procedente de las Fuentes. Su compañero Juan repite la liturgia de toda la mañana: sube por la puerta trasera y comprueba si alguien necesita una mascarilla. “Estamos entregando muy poquitas por dos motivos: porque los autobuses van casi vacíos y porque la gente ya va preparada”, expone. Al poco tiempo, un empleado del BBVA más próximo se acerca para pedir una mascarilla y poco después hace lo mismo una trabajadora de una oficina de la plaza de Aragón. “Intentamos ayudar a quien nos lo pide, viajen o no. Estos días, en general, la ciudadanía se está comportando correctamente y nos pone las cosas fáciles, aunque hay unos pocos que dan mucho mal, aunque se les ve venir en seguida”, concluye.

Arranca la quinta semana del estado de alarma. Se levanta la hibernación de la economía y se retoma la actividad en sectores como la construcción o la industria, aunque con muchos matices. Todo el que pueda teletrabajar deberá hacerlo y hay que extremar las medidas de precaución. Para ello, las fuerzas de seguridad ya reparten hasta diez millones de mascarillas en estaciones de metro, autobús y cercanías, transportes públicos donde es muy difícil guardar la distancia social.

A 200 metros, en la parada de tranvía de la plaza de España, el inspector 118 se desgañita para que los pasajeros guarden una distancia prudencial tanto en el andén como en el interior de los vagones. “Mi labor es comprobar que el aforo sea el correcto y, cuando es necesario, reubicar a la gente. Hoy lunes se nota más afluencia de personas que los días anteriores y hay que estar atento”, comparte. Al poco rato, se detiene una furgoneta de la Policía Nacional que lleva desde las 5.00 realizando la ruta del tranvía, deteniéndose en cada parada para hacer entrega de las correspondientes mascarillas. “Hemos comenzado el servicio a las 4.00 y no paramos. Tenemos que ganar al coronavirus”, concluye el agente al volante.

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