historias para el día después
Cuando esto acabe...
A todos nos van a quedar heridas tras esta batalla. También habrá ausencias el día en que volvamos a sentir el aire y el sol en la cara, a sentirlo de verdad, si prisas, sin excusas y sin temores. Y nos quedarán un buen puñado de sueños y muchas ganas.
Habrá un día en que cesarán los aplausos a las ocho y podremos felicitar a los sanitarios en persona. Seguro que iremos con mascarilla pero volveremos a pasear, a compartir momentos y a digerir los sucedido. Y todos tenemos planes para ese momento. Aquí van algunos de ellos.
Alberto Costa. Estudiante, 14 años
Alberto cursa tercero de ESO y asegura que estos días le han servido "para pensar, me he dado cuenta de muchas cosas que tengo y que no había valorado". Lo suyo con la Semana Santa es auténtica pasión, así que "no me ha gustado no poder procesionar como hago cada año. Pero lo que me da miedo es que le pueda pasar algo a mi familia". Para el día después: "Quiero quedar con mis amigos y ver a mis familiares".
M.ª Ángeles Gómez. Médico, 60 años.
Atiende una residencia de ancianos en Miralbueno. "Para mí la normalidad es felicidad. Y el coronavirus me la ha amputado. No puedo estar con los míos, con mis hijos, mi familia. Ha tenido que morir mi madre para ver cinco minutos a mis hermanos". "Echo de menos a los que más quiero, y la libertad. Lo primero que haré cuando esto acabe será ir a ver el mar. El mar me da la vida. Y la música, también volveré a cantar".
Juan Aloguín. Piloto de motos de agua.
"Cuando veo llover me recuerda el agua, el mar cuando guío la moto". El confinamiento le ha pillado en Zaragoza y a su mujer y sus hijos, en Teruel. Así que el reencuentro está el primero en la lista de cosas pendientes para cuando esto acabe. Pero después, lo que quiere es volver a pilotar su Yamaha: "La sensación de surcar las olas de nuevo será extrañísima y agradable. Estoy seguro de que a la primera vuelta acabaré reventado".
Luis Vicente Zaldívar. Hostelero, 52 años.
Copropietario de El Escondite, sostiene que "los cocineros somos gente poco acostumbrada a estar en casa, así que aprovecho para disfrutar de la familia. A lo que sí estamos acostumbrados es a superar retos, y pasión e ilusión no nos va a faltar tampoco en esta ocasión". Y añade: "Todas las noches sueño que estoy cocinando para mis clientes. Los veo entrar y llenar de nuevo nuestros locales. Tengo un montón de ideas nuevas y proyectos ilusionantes".