50 aniversario del cierre del canfranc 

"Si salimos bien del coronavirus, soy optimista con la reapertura del Canfranc"

Dos canfranqueses, de 95 y 87 años, creen que el accidente en el puente de L'Estanguet de hace medio siglo fue provocado. Ahora confían en rehabilitar la estación y reabrir la línea. 

Julián Herrezuelo, de 95 años, en su participación en la recreación histórica que se hace el 18 de julio, en conmemoración de la inauguración,
Julián Herrezuelo, de 95 años, en su participación en la recreación histórica que se hace el 18 de julio, en conmemoración de la inauguración,
Heraldo

Julián Herrezuelo, de 95 años, y Mercedes Barba Caudevilla, de 87, son los más mayores o casi de Canfranc, tienen una memoria prodigiosa para ver qué pasó hace medio siglo (el 27 de marzo de 1970) cuando se cayó el tren del maíz en el puente de L’Estanguet y cortó la línea internacional Zaragoza-Canfranc-Pau, abierta en 1928. Con ese accidente acabaron los sueños de ese valle, el trabajo que tenían casi 300 personas en la estación de Canfranc (desde los funcionarios de Renfe a la Aduana, desde los trabajadores del trasbordo de mercancías hasta la Policía española y francesa, y la Fonda de la Estación) y la población se menguó hasta la mitad, según el Instituto Nacional de Estadística (de 1.027 habitantes en 1970 a 540 en 2019).

A Julián Herrezuelo y su mujer el negocio de la peluquería para caballeros y señoras se vio bastante afectado con el cierre del paso porque tenían bastantes clientes del Bearn, hasta Olorón, y de los trabajadores de la estación. “Fue un bajón tremendo y nunca pensamos que con el accidente acabara cerrándose. Resultó muy triste porque nos quedamos la población fija, sin los que venían de Renfe, la Guardia Civil, la Aduana o el trasbordo”, precisa el peluquero retirado. “Entre que acabó el trasbordo y que se pusieron de moda los Beatles con esas melenas, nos afectó mucho”.

Mercedes Barba Caudevilla, una canfranquesa de 87 años, en la recreación de la historia de la inauguración del Canfranc.
Mercedes Barba Caudevilla, una canfranquesa de 87 años, en la recreación de la historia de la inauguración del Canfranc.
Heraldo

Y a Mercedes Barba Cuadevilla, que era “una moza casadera” entonces, como recuerda, trabajaba en el trasbordo trasladando las naranjas de los trenes españoles a los franceses y de niñera de familias que se hospedaban en la Fonda de la Estación, algo que se le daba muy bien. “Había que trabajar con un jornal bajo, pero había”, agrega. Pero esos dos empleos que tenía se esfumaron con el tren y tuvo que buscar alternativas. Otra solución fue marcharse, como hicieron muchas familias de Canfranc. “Se fue todo abajo y de Renfe se fueron los 300 trabajadores, como la gente mayor que no tenía empleos”, revive.

Los dos canfranqueses eran visitantes habituales de la estación para ver pasar los trenes y subir o bajar pasajeros, o acudir a la Fonda, que estaba muy concurrida siempre. Aquel 27 de marzo de 1970, Mercedes estaba en la estación y se enteró de lo que pasó en el puente de L’Estanguet porque aquel tren de maíz no llegó, aunque ninguno pensó que con ese siniestro aquello iba a acabar.

 Julián y Mercedes tienen claro que ese accidente fue “una excusa” que utilizó Francia para cerrar la línea internacional porque “no les interesaba tenerla abierta” por “la competencia de las naranjas” o por “otra causa”.

“¿Cómo te puedes creer que el maquinista se tiró justo antes de pasar por el puente de L’Estanguet y allí pasó el accidente? Iba a poca velocidad, qué casualidad. ¿Se cayó el tren o lo tiraron? Parece que no iba bien el tren para los franceses”, comenta con ironía Mercedes Barba. Para Julián, sin entrar en cómo ocurrió el suceso,  “el tren no les interesaba a los franceses” y así acabó. 

De cualquier modo, aquel convoy de mercancías estaba compuesto por dos máquinas  y nueve vagones que llevaban el maíz, la misma carga procedente del Bearn, que ahora se lleva en camiones hasta la frontera y la empresa Silos de Canfranc quiere volver a recuperar su tránsito en trenes hasta Martorell.

Mariano Aso, el que fuera alcalde de Canfranc entonces y llevaba la agencia de aduanas más fuerte, contó HERALDO en su día que el jefe de la estación francés le había avisado un año antes de que en 1970 dejarían de pasar por allí los cientos de españoles que iban en tren hasta el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, un sitio donde supuestamente apareció la Virgen en 1858 y se convirtió en un lugar de peregrinos cristianos para sanar a los enfermos.

Lo que no se pudo saber es el motivo de que la noticia del cierre del paso internacional no se publicara hasta septiembre de 1970, en los últimos años de la dictadura franquista, porque en esos meses se estuvo elucubrando si los franceses iban a reabrirlo, pero el paso del tiempo y de su experiencia dio la razón a estos dos vecinos del pueblo. El tráfico internacional se suspendió después de que aquel día el tren se precipitara contra el puente de hierro y se destrozara esta infraestructura.

Explanada de la estación de Canfranc
Explanada de la estación de Canfranc
Laura Zamboraín

Pasados 50 años, la estación de Canfranc ha empezado a recuperar su cara con la rehabilitación que emprendió el Gobierno de Aragón (está previsto que concluya en 2022) y los mayores tienen ilusión por poder verla como nueva. “Ahora empujan más los franceses que los españoles para la reapertura. Siempre que viene ese Alain Rousset (presidente de la región Nueva Aquitania) revuelve Roma con Santiago para volver a abrirlo”, valora Julián Herrezuelo. “Soy optimista para reabrir la línea como entonces, si salimos bien de esto del coronavirus. Estamos metidos en casa y nunca había visto nada igual”, asegura el canfranqués, que tiene tres nietos de una hija que reside en Madrid y un hijo en Jaca, que trabaja en el túnel de carretera del Somport.

Mercedes es más incrédula con la reapertura del tren y no lo ve claro todavía, como buena montañesa hija de madre de Hecho y padre de Villanúa, aunque eso no quiere decir que ella no lo siga deseando de corazón para volver a vivir su juventud. “En Francia no sé si todos lo quieren. El túnel sigue tapado. Aquí, ahora estamos más interesados, pero no lo veo todavía claro”, confiesa. Lo que le gusta es la recuperación de la estación donde se crió. “Me da mucha alegría. A ver si da más trabajo cuando esté arreglada del todo. Está nueva, aunque no igual que era, pero muy maja”, concluye.

Restos del puente de L'Estanguet.
Restos del puente de L'Estanguet.
Javier Blasco

Suspensión de los actos 

Mercedes y Julián iban a participar en el acto previsto por el Ayuntamiento de Canfranc, que ha tenido que suspenderse por la crisis el coronavirus. Estaban preparando sus trajes para escenificar, como hacen el 18 de julio desde hace varios años, la recreación histórica, pero no ha podido ser. Y los miembros de Crefco (Coordinadora por la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Olorón), que habían previsto una concentración este sábado con sus homólogos franceses de Creloc (Comité por la Reapaertura de la Línea Olorón-Canfranc), también han tenido que posponerlo hasta que los dos países se recuperen de la pandemia.

El presidente de Crefco, Javier Garrido, explicó que han suspendido la movilización con Creloc por las medidas adoptadas en ambos países para controlar la expansión del coronavirus. Ambas organizaciones habían preparado para ese día una concentración en la estación de Bedous, en el valle de Aspe, que desde que recuperó el servicio ferroviario en 2016 se ha convertido en cabecera de la línea que la une con Pau, que atienden los trenes de la SNCF.

“Este acto se iba a ver completado con un recorrido por una de las obras más singulares del Canfranc, el túnel helicoidal de Sayerce, que en sus 1.793 metros de longitud permite a la vía superar un desnivel de casi 62 metros”, detalló García. “Además de los que iban a viajar por sus propios medios, estaba previsto que varios autobuses fletados por Crefco se desplazaran ese día hasta Bedous para llevar a los participantes españoles. Cuando las circunstancias sanitarias lo permitan, Crefco y Creloc decidirán cuándo realizan esta movilización”, concluyó.

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