Trasladan otros dos positivos de la residencia de Épila y hacen cinco pruebas

La historia de la residencia de Épila y el coronavirus parece que no tiene fin, después de la muerte de dos ancianos y 17 positivos, porque esta mañana han estado sanitarios del 061 para hacer cinco test a sospechosos (un trabajador y cuatro de residentes). Pero cuando llegaron a la residencia de Nuestra Señora de Rodanas, un responsable del Centro de Salud de Épila les solicitó que generalicen estas pruebas para todas las personas mayores que residen en el centro (de 67 que había, han quedado en 55 tras el traslado al hospital Clínico y a la residencia de Yéqueda) y los 18 trabajadores que quedan.

El alcalde de Épila, Jesús Bazán, ha señalado que esta mañana se han trasladado a dos residentes que eran positivos, aunque desconocía si los llevaron al centro de Yéqueda (como se trasladaron el miércoles a varios) o a otro de Zaragoza. Mientras, les hicieron los test habían quedado aislados en sus habitaciones y han vivido dos procesos de desinfección que hizo una empresa privada el pasado domingo y la Unidad Militar de Emergencias (UME) el pasado miércoles.

Asimismo, el Gobierno de Aragón ha trasladado a Épila una funcionaria para que se hiciera cargo de la gestión de la residencial, donde hay bastante inquietud entre los residentes, los trabajadores y los vecinos del municipio. "Alguno de los trabajadores no ha ido esta mañana y entiendo que puede ser por miedo", ha reconocido el regidor.

El Ayuntamiento de Épila ha lanzado un mensaje en el pueblo para que los vecinos puedan colaborar con las monjas que gestionan el centro después de que hayan perdido a diez empleados que han dado positivo en las pruebas. De momento, se habían presentado dos voluntarios para auxiliarles y podría haber un tercero.

Campaña del Ejército de Tierra

Por otro lado, la campaña del Ejército de Tierra y la UME en la desinfección de las residencias continuaron ayer. El Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12 ha estado hoy en las instalaciones de la Fundación ASPACE en Zaragoza, que se dedica a proporcionar atención y cuidados a personas con parálisis cerebral.

Este apoyo ha sido posible en un tiempo muy corto gracias a las capacidades operativas propias de la Compañía de Desactivación de Explosivos, una unidad especialmente instruida y equipada para realizar operaciones de reconocimiento y desactivación en ambiente de amenaza biológica, química y radiológica. A ello se sumó, según fuentes militares, a la especial motivación y compromiso de los militares con el apoyo a la población civil, y en concreto con la mejora de la situación sanitaria de las personas residentes y trabajadores de la Fundación.

Por su parte, los efectivos de la UME han estado en la residencia de Sariñena, otra de Alagón y dos en Zaragoza.