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horticultura

El cultivo del brócoli se abre paso en Aragón

Esta verdura, que en sus orígenes se destinaba a la industria del congelado, se ha convertido en alimento imprescindible en la dieta mediterránea.

Campo de brócoli en Garrapinillos, barrio rural de Zaragoza.
Campo de brócoli en Garrapinillos, barrio rural de Zaragoza.

Es una verdura habitual en las mesas aragonesas y uno de los alimentos mejor valorados en la actualidad por sus propiedades nutritivas, pero no siempre fue así. De hecho, el brócoli lleva poco más de dos décadas formando parte de la nómina de cultivos del territorio aragonés y, además, por entonces su primer y único destino era la industria del congelado, según datos del Gobierno de Aragón.

Poco a poco, su cultivo fue extendiéndose, especialmente por el valle del Ebro, y lo sigue haciendo en la actualidad. Según información facilitada por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, la plantación de brócoli ha alcanzado las 1.628 hectáreas en la Comunidad en 2019, de las cuales 1.620, prácticamente la totalidad, se encuentran en la provincia de Zaragoza.

El brócoli, cuyo calendario de producción se establece durante el otoño y principios del invierno, se adapta fácilmente a los terrenos de amplia extensión y a los climas poco lluviosos. Por su estacionalidad, suele complementar otro tipo de cultivos como el trigo, la cebada o los guisantes, entre otros, cerrando la producción anual.

En Aragón, se ha desarrollado fundamentalmente en los regadíos de la comarca de las Cinco Villas, en la ribera del Ebro, en las zonas de Mallén, Fréscano y Novillas, y en el valle del Jalón, además de localizarse en algunos focos alrededor de Zaragoza. También en la comarca del Jiloca, en Teruel, y en la del Bajo Cinca, en Huesca.

Se trata generalmente de parcelas de reducidas dimensiones, como la de Ángel García, un agricultor de Garrapinillos, barrio rural de la capital aragonesa, que dedica entre 10 y 11 hectáreas al cultivo de esta verdura. Su actividad ilustra la acogida del producto en el mercado: «Empecé hace seis años con poca producción y, desde entonces, me di cuenta de que era un producto con salida».

García añade que no amplía sus hectáreas porque de este modo puede atender bien la cosecha: «Tengo que estar pendiente de las plagas, entre las que incluyo la de conejos que tenemos en la actualidad, y es preciso regar cada 12 días».

A pesar del crecimiento que ha experimentado en los últimos años en cuanto a extensión cultivable, que ha ido en consonancia con un importante aumento del consumo, esta verdura de la familia de las Brassicae sigue considerándose un cultivo menor, tal y como explican desde el Centro de Sanidad y Certificación Vegetal, haciendo referencia a aquellos productos que ocupan una superficie de menor consideración.

De hecho, esto enfrenta otro tipo de retos que tienen que ver con los tratamientos fitosanitarios y que explica Ana Aguado, responsable de cultivos hortícolas del centro: «Es mucho más difícil obtener unos rendimientos adecuados del cultivo cuando no existen productos específicos para el tratamiento de plagas», afirma. Esto sucede con las plantaciones más nuevas, que todavía no cuentan con un pesticida registrado que controle las dosis y las sustancias precisas para combatir la proliferación masiva de insectos. Los que afectan al brócoli son principalmente el pulgón y la Pieris Brassicae, una oruga que se caracteriza por poner muchos huevos de una sola vez, lo que favorece su propagación.

Un superalimento

El brócoli es uno de los productos que abandera la categoría de los superalimentos, dadas sus excelentes cualidades nutricionales y los numerosos beneficios que reporta a la salud, condición que le ha valido para convertirse en un alimento imprescindible de la dieta mediterránea.

La alta cantidad de fibra y de proteína y la falta de grasa y colesterol determinan su carácter saludable. Es bajo en calorías y muy rico en vitamina C. Igualmente, es buena fuente de hierro, fósforo, potasio, folatos y compuestos azufrados y fitoquímicos.

Esta composición le confiere propiedades antioxidantes, anticancerígenas, antibacterianas, de protección frente a enfermedades cardiovasculares y de regulación de los niveles de colesterol. Los estudios actuales sobre el brócoli no hacen más que añadir propiedades ventajosas para el organismo a las ya reconocidas.

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