educación

Las otras escuelas del mundo en Zaragoza

Caixaforum acoge hasta el próximo 8 de marzo una muestra fotográfica que cuenta las historias de Emilia, Cristiano y Nicole cuyo afán por aprender supera las fronteras.

La filipina Nicole, de 10 años, tiene todas las mañanas un mismo pensamiento: comprobar si la lluvia le permitirá ir al colegio. "Me gusta ir a clase porque aprendo muchas cosas", asegura. Acude a un colegio superpoblado de Malabón, donde acuden unos 2.200 alumnos. Está en obras y una de las características es el impulso de la formación en las áreas STEAM (ciencias, tecnologías, ingeniería, artes y matemáticas). Todos los docentes saben que es el futuro y, por ello, no dudan en inculcárselo a los menores.

Su historia, captada en varias fotografías por Ismael Martínez, se puede recorrer en una de las salas de exposición de Caixaforum, un espacio en el que también se muestra el día a día de Cristiano. La jornada de este niño de 10 años comienza a las 6.00 cuando sale de su pequeña casa de madera y atraviesa la selva para cruzar en canoa el río Cuideiras (Brasil), en el que habitan caimanes. Este es su largo trayecto (unos 60 kilómetros) hasta la escuela. Allí, con solo 25 matriculados, los alumnos de primero a quinto grado estudian en la misma clase, donde mezclan el conocimiento tradicional, que se transmite de generación en generación, con un plan de estudios convencional.

La historia de Emilia también está retratada en esta muestra. Con solo 9 años escala cada día montañas de escombros para llegar a su aula en el barrio de Luanda, situado en la capital de Angola. A pesar de que la educación es pública, solo el 40% de los menores pueden acudir a la escuela con regularidad debido a los costes asociados a la escolarización. Además, muchas niñas tampoco van por el hecho de ser mujer. Emilia es una de las pocas de su clase y una de sus materias favoritas es la de las tabletas digitales, con las que los miembros de ProFuturo, un programa organizado por la Fundación Telefónica y La Caixa, pretenden "reducir la brecha educativa en el mundo llevando educación digital de calidad a entornos vulnerables de 34 países de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia".

Cuatro años de trabajo

Esta iniciativa comenzó en 2016 con el objetivo de universalizar la educación digital. "Con su llegada a las escuelas, Emilia, Cristiano y Nicole han podido acceder a recursos educativos y actividades multimedia que les abren a un mundo nuevo de posibilidades", señala Magdalena Brier, directora general de ProFuturo. Además, la metodología de aprendizaje les otorga un rol activo: "Queremos que ‘aprendan haciendo’ porque la implicación del estudiante le motiva, resultando en una mayor adquisición de conocimientos, valores y habilidades".

"El objetivo es que un niño de un entorno vulnerable de Angola, Brasil o Filipinas tenga las mismas oportunidades que uno de Zaragoza", subraya. Una de las formas es visibilizar esta situación a través de la exposición que se podrá visitar en Caixaforum Zaragoza hasta el 8 de marzo.

Además, estas imágenes están recogidas en un libro ‘Compromiso con la educación’, cuyo prólogo ha sido elaborado por César Bona, maestro aragonés nominado a los Nobel de la docencia en 2015.

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