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Un atentado sin resolver
El asesinato del vigilante de la General Motors en 1980 de la banda terrorista Frava se tapó en la Transición y lo reabrió la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
El programa ‘Objetivo’ de Aragón TV se hizo eco anoche del atentado en el que Jesús Argudo, un vigilante de General Motors, murió en 1980 en sus oficinas en la calle Capitán Portolés cuando tres integrantes de la banda terrorista Frava (Frente Revolucionario Antifascista Vasco Aragonés) cometieron el crimen disparándole tres tiros. Han pasado 40 años del crimen sin resolver y la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abierto la posibilidad de que su viuda y su hijo Jesús Argudo conozcan la verdad, aunque esté prescrito.
La investigación de la Guardia Civil puede conocerse en las próximas semanas para determinar a qué obedecía la creación de esta banda terrorista, entre los miembros de la extrema izquierda de Aragón (procedentes de la Joven Guardia Roja), a la que nombró el entonces ministro del Interior, Juan José Rosón, sobre el riesgo de que pudiera multiplicarse ante el ejemplo cercano de los miembros de ETA Político-militar.
Aunque fue un grupo terrorista casi desconocido, el Ministerio del Interior reconoció a la familia de Jesús Argudo en 1999 (después de denegarlo en 1985 por presentarlo fuera de plazo) su condición de víctima de terrorismo, les indemnizó y les entregó una medalla al mérito civil. Ningún terrorista de esta banda fue detenido y juzgado, hasta el punto de que los documentos que se guardaban sobre la investigación oficial en la Delegación del Gobierno desaparecieron.
Pasados 40 años, la sociedad aragonesa tiene el derecho de conocer por qué no se investigó el atentado o por qué los ejecutivos americanos de GM lo bautizaron como un mero «ajuste de cuentas».
