artesanía

El mimbre se alía con el medio ambiente

La concienciación y las prohibiciones al plástico, aunque se presentan como una oportunidad para los artesanos, no siempre dan sus frutos.

Una gran diversidad de productos de mimbre para adaptarse al mercado y abrir nuevas oportunidades de negocio.
Una gran diversidad de productos de mimbre para adaptarse al mercado y abrir nuevas oportunidades de negocio.
Cestería La Moderna

Por decenas. Así se cuentan los artesanos que trabajan el mimbre en Aragón. Fue a finales de los 80 y principios de los 90 cuando la artesanía empezó a caer en picado fruto del auge del plástico y de las importaciones. “Vivimos un crecimiento hace unos años junto con el de las ferias, pero lo que comenzó como una forma de poder exhibir nuestra labor y dar a conocer nuestro oficio se ha complicado, al dejar de recibir subvenciones para poder costear el acudir a estos eventos”, explica Joaquín Fumanal, uno de los pocos artesanos que trabaja el mimbre en Aragón y dueño de Cestería La Moderna, en el municipio oscense de Barbastro. “Mi padre fundó hace más de 60 años la cestería y desde aquel entonces se adaptó a aquello que le pedían. Llegó a hacer tres carrozas de más de 30 metros cuadrados”, cuenta Fumanal. “Nosotros seguimos con la misma idea: hay que adaptarse a la demanda, haciendo cosas hechas a medida y específicas para cada cliente, pero también idear nuevos productos para crear nuevas necesidades. E incluso así, nos cuesta ver un buen futuro”.

“Y es que la artesanía en mayúsculas es complicado que la gente la valore. Es cierto que en épocas de bonanza las personas lo valoran más, pero lo hecho a mano, en la crisis, pasa a segundo plano”, detalla este oscense. “La mayoría de los artesanos intentamos sobrevivir, porque amamos lo que hacemos, pero es cierto que muchos están esperando a la jubilación y que si encontrasen otro trabajo lo dejarían”, asegura el mismo.

“Es un hecho que el oficio vive en una gran incertidumbre. Las importaciones de China, pero también de otros países como Polonia o República Checa están causando estragos. Pero lo más curioso es que a día de hoy podemos competir en precio con el producto chino: ellos han subido los precios, mientras que aquí llevan siendo los mismos desde hace años”, narra Fumanal. “Eso sí, nosotros trabajamos con mimbre nacional que es de los mejores del mundo, y esto es conocido por todos, por lo que el aumento de la demanda de este producto por artesanos europeos ha encarecido la materia prima”.

Es la provincia de Cuenca la que copa el 90% de la producción de mimbre en España. En Aragón, aunque se puede encontrar algún campo con mimbre, según detalla este artesano, “no son producciones industriales”.

Por tanto, según señala Fumanal, “el incremento del precio de la materia prima junto con que el hecho de que los precios de venta del producto se hayan mantenido estables, unido a los gastos que conlleva tener una empresa, supone que de cada venta quede un beneficio de alrededor del 25% o del 30%”.

El aumento de la concienciación, ¿una oportunidad para el mimbre?

Por otra parte, desde Buar Artesanos, una empresa afincada en la capital turolense, que vende sus productos de mimbre también a través de internet, apuntan que “la concienciación por el medio ambiente se nota”. “La gente es consciente de que tiene que cambiar hábitos”, afirma Ana Bueso, administradora de dicha empresa. “Por ejemplo a la hora de ir a recolectar setas las personas ya compran su cesta. También para ir a comprar. Desde que las bolsas de plástico dejaron de ser gratuitas los consumidores han buscado nuevos materiales y algunos han optado por el mimbre”.

En cambio, Fumanal añade que en su caso “desde que entró en vigor la normativa de las bolsas de plástico, no hemos sentido ningún incremento notable de las ventas, a pesar de que pensábamos que sí que se produciría”. De hecho, anota que “el problema es que nuestros productos en muchas ocasiones se compran más como un elemento decorativo que de necesidad”.

Por su parte, Bueso alega que “ellos venden más”. “Desde hace 20 años hemos aumentado las ventas, también como consecuencia de que ahora las personas compran más de todo”. Eso sí, en su opinión, “los consumidores valoran cada vez más los productos artesanos: si hace unos años pensábamos que íbamos a desaparecer, la concienciación está salvando nuestro oficio”.

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