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Formación, descanso o simplemente ocio: 50 profesores disfrutarán de un año sabático en Aragón

Trabajarán cuatro años con un sueldo del 84% para el quinto poder acogerse al permiso. Veinte plazas han quedado vacantes, pese al "desgaste en las aulas", más patente en Secundaria, que suma el 66% de las licencias

En la imagen de archivo, una maestra con sus alumnos en el colegio Zalfonada de Zaragoza.
En la imagen de archivo, una maestra con sus alumnos en el colegio Zalfonada de Zaragoza.
Toni Galán

Yolanda lleva 18 años trabajando en la docencia. Es C1 de inglés y es ‘teacher’ de niños de infantil y de primaria. Este próximo curso trabajará en uno de los colegios públicos de Valdespartera, en la capital aragonesa. Pero no será un curso normal. De septiembre a junio, cobrará solo el 84% de su sueldo, pese a dar sus clases a tiempo completo. Una circunstancia que repetirá otros tres años más, para poder disfrutar después de un año sabático.

Esta maestra es una de las 50 docentes que se van a beneficiar este año del permiso parcialmente retribuido que se puso en marcha hace ya una década en Aragón, gracias al acuerdo entre la administración y los sindicatos en la Mesa sectorial de Educación, y a imagen y semejanza de los que ya existían en otras Comunidades, como el País Vasco.

El permiso es incompatible con cualquier tipo de trabajo remunerado. Y ese último año, el docente puede dedicarlo libremente. Son muchos los que, tras una larga carrera, deciden mejorar su formación, pero también los hay que quieren impulsar algún proyecto personal aparcado o simplemente optan por descansar y darse un respiro.

Yolanda empieza ahora esa ronda de cuatro años, con reducción de sueldo, para el quinto poder dejar de trabajar, cobrando lo descontado en los ejercicios anteriores.

A esta medida de la DGA pueden acogerse los profesores aragoneses de centros públicos no universitarios que hayan trabajado durante al menos 15 años y que continúen en activo.

Educación acaba de publicar la lista con los 50 admitidos que podrán beneficiarse del programa en esta última convocatoria y también con los que han sido excluidos o han decidido renunciar a la medida, por motivos económicos, de salud o por cualquier otro motivo fundamentado.

En esta edición del programa, hay 17 maestros de Primaria y 33 profesores de Secundaria, de varias especialidades, desde Educación Física, Música, Dibujo, idiomas…etc. Y tres docentes se han quedado fuera, o bien por no sumar los quince años de servicios efectivos requeridos o por presentar tarde la solicitud.

El programa de años sabáticos arrancó, en un principio, con 100 vacantes, que podrían ir creciendo en función del incremento de las plantillas de profesores. Sin embargo, con el paso del tiempo se fueron reduciendo hasta llegar a las 50. Para el próximo curso, la oferta se había incrementado hasta las 70 plazas, pero finalmente no se han cubierto todas y han quedado 20 vacantes. 

Yolanda quiere mejorar su formación y sacarse el doctorado. “He valorado que trabajando a tiempo completo es muy difícil”, cuenta. Se ha organizado para en los cuatro primeros años ir rascando tiempo para investigar y en el quinto, ya sin clases, poder dedicarse en cuerpo y alma, darle el último empujón y escribir la tesis.

Sabe bien lo que cuesta compaginar empleo y estudio, porque tiene una diplomatura y una licenciatura en filología inglesa y ambas se las sacó ya trabajando. “El doctorado lo he ido retrasando mucho tiempo y me apetece ponerme ya a ello”, comenta para reiterar una vez más que no ha visto “posibilidad de afrontarlo si no disponía de tiempo”.

Aún no tiene clara la línea de investigación que seguirá, pero sí sabe que quiere continuar trabajando y avanzando con el bilingüismo, y que el doctorado lo hará en la Universidad de Zaragoza. “Si no", reconoce, "con los desplazamientos, todo se complica aún más”.

Para esta maestra, “el crecimiento profesional y personal” resulta clave en la docencia, “para poder aportar más y mejor a los alumnos”. “La mayoría nos vamos formando, poco a poco, sacando tiempo de donde podemos y haciendo cursillos, pero no es lo mismo”, admite.

"Cada vez es más duro estar en las aulas"

A Yolanda, que como interina ha trabajado también en Secundaria, tampoco le sorprende que el número de profesores adscritos al programa en este nivel casi doble al de Primaria y suponga un 66% del total. “No me extraña que haya muchos compañeros que necesiten tomarse un tiempo para respirar”, afirma, “porque Infantil y Primaria son exigentes a nivel físico, pero Secundaria, es mucho más duro a nivel psicológico”.

En su opinión, y pese a la imagen pública que tiene la profesión, “cada vez es más duro estar en las aulas”, reitera.

Un argumento que también comparten desde los sindicatos mayoritarios de Educación, que defienden el programa como válvula de escape y recurso para la formación. “El desgaste que sufren los docentes es cada vez mayor”, lamenta desde la sección de Enseñanza de CSIF, Sergio Colás.

Por eso, desde su óptica, el balance de la convocatoria, después de una década con los permisos en marcha, es muy satisfactorio. “Viene muy bien para que los docentes se reciclen en materia de idiomas o mejoren su formación en otros campos de la enseñanza, o simplemente para desconectar y descansar, que también es necesario”, argumenta.

Para optar a una formación amplia, el año sabático es la única opción disponible, insiste Colás. Porque, como recuerda, las licencias retribuidas para formación se eliminaron hace ya años por los recortes y no han vuelto a recuperarse. Las no retribuidas siguen existiendo, pero “no todos pueden permitírselo”, concluye. 

Precisamente, Educación acaba también de publicar el listado de los docentes que tendrán acceso a estas licencias. Para este curso, serán cuatro docentes y otros tres más lo disfrutarán para proyectos de investigación. 

No solo los docentes no universitarios en Aragón pueden tomarse un año sabático. La Universidad de Zaragoza también ofrece esta posibilidad a sus profesores, con el objetivo en este caso de que pueda investigar en sus respectivas materias. 

En este caso, la normativa establece que el permiso será de un año máximo cada siete y estará sujeto a que la docencia quede cubierta, ya sea por el resto de profesores del departamento o mediante la contratación de un sustituto si hay disponibilidad presupuestaria.  Una media de 8 profesores al año lo disfrutan. 

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