ARAGÓN, PUEBLO A PUEBLO

Vivel del Río Martín: agua dulce, agua ‘salá’ y puerta abierta a la visita

El municipio de las Cuencas Mineras quiere combatir el frío espiritual con alicientes que atraigan población, y quiere revalorizar sus vestigios históricos más relevantes como imanes turísticos

De aquí para arriba son un poco más pequeños; de aquí para abajo, un poco más grandes. La afirmación de un vecino de Vivel del Río Martín sitúa a su pueblo en un estatus de balance comarcal que, lejos de buscar una competición entre vecinos, se limita a pintar un bodegón minero desde la terraza del bar y multiservicio que tiene el pueblo bajo el ayuntamiento, al pie de la Nacional 211. Un pueblo con atractivos naturales de sobra que busca escapes al inexorable avance de la amenaza que asola a buena parte de los núcleos rurales de la Comunidad; la falta progresiva de habitantes que dibujen el futuro inmediato. Y eso que patrimonio no falta, empezando por el natural; por el Portillo de Oceca hay marcada una excursión que disfrutan habitantes de toda la comarca, y también es habitual pasear por los hocinos hacia la vecina Martín del Río.

Luis García se casó en Vivel, aunque no nació en el pueblo; eso sí, lleva viniendo más de 45 años. "Ya tengo todo pagado aquí –bromea– y creo que me han aceptado en el pueblo. De hecho, en la legislatura que acaba de terminar fui alcalde los dos primeros años y teniente de alcalde los dos últimos; a mitad de camino cedí el puesto y ahora lo dejo todo para dedicarme a mi familia. Ha sido un sinvivir, a caballo entre Zaragoza y Vivel, muchas semanas estado solo aquí… ha sido suficiente para mí. Lo que pasa es que siempre sentí pasión por el pueblo, y me preocupaba mucho ver cómo iba menguando la población. Ahora me toca disfrutar de mi nieta de 4 añicos".

Luis ha sido técnico de organización industrial en una empresa zaragozana del sector del metal, con el control de la producción, pero nunca dejó de pensar en su querido Vivel. "Quería hacer todo lo posible para mantener lo que teníamos y tratar de atraer nuevos pobladores, así que colaboré en el montaje de la Asociación de Vecinos de Vivel del Río Martín; conforme íbamos planteando ideas, entendí que las soluciones que surgían en los debates y que íbamos proponiendo al ayuntamiento solo podían acelerarse desde la dirección, así que decidí entrar en política. No quería limitar la gestión a resolver problemas básicos o arreglar cosas del día a día; había que buscar subvenciones y plantear nuevos retos".

En Vivel no hay industria. Se cuenta con una granja de cerdos, vinculada a Portesa; había hasta hace poco otra de conejos, que ya no está en activo. "Solamente queda la tienda multiservicio y el bar –explica Luis– que promovimos desde la asociación de vecinos; los que asumen la gestión combinan esta tarea con la limpieza del servicio médico y el ayuntamiento. No es fácil; aquí son 11 meses de invierno y solo 1 de verano. Hay frío: el natural y el que trae la soledad. Eso sí, el bar es un servicio indispensable; tener esta puerta abierta al público local y a los que pasan por la Nacional 211, porque está a pie de carretera, es fundamental para el pueblo y la zona; un pueblo es como una casa, si no se abren las ventanas, no se ventila. Si no, las mentes se van constriñendo". En la pérgola de la terraza, por cierto, pone Cafetería Las Vegas; la razón es que se compró a una antigua cafetería de Utrillas.

Al lado del bar está la ludoteca y la plaza con los juegos infantiles. "Los chavales están locos por venir de muy niños, aquí disfrutan como en ningún otro sitio, pero cuando van llegando a edades preadolescentes ocupan sus fines de semana con actividades deportivas, y ya no quieren pasar por aquí; eso conlleva que sus padres tampoco asomen", explica el antiguo alcalde.

Las fiestas

Hay dos festividades principales en Vivel. San Jorge es el patrono; el 23 de abril se celebra una romería a su ermita, situada entre los árboles al otro lado de la Nacional; hay comida de hermandad posterior en el pabellón. Esta fiesta la organiza otra asociación del pueblo, la Cultural y Deportiva, que comparte miembros con la vecinal; también hay una sociedad de cazadores. La otra fiesta señalada es la de Santa Águeda el 5 de febrero. "Ese día siempre hace aquí más frío que en Siberia –comenta Luis– pero la gente se suele animar y nos juntamos siempre más de 100 personas a comer carne de caza, gracias a la sociedad local. La fiesta religiosa se hace el día que toca, y la comida en el fin de semana más cercano. Por otro lado, en la tercera semana de agosto hay fiesta de verano; las celebraciones duran cuatro días, y van acompañadas de su correspondiente semana cultural.

Lo vestigios de la guerra

El año pasado, gracias a una empresa catalana de recuperación de vestigios, se repararon las trincheras y nidos de ametralladoras de la guerra civil que tiene el pueblo en su parte elevada. Esos años fueron duros en el pueblo: el llamado saliente de Vivel fue línea de frente entre julio de 1936 y febrero de 1937. Paradójicamente, los enclaves desde los que brotaba el fragor de las balas están ahora poblados de amapolas.

En datos

Comarca: Cuencas Mineras

Población: 71

Distancia a Teruel, su capital de provincia: 74 km

Los imprescindibles

Carlos Prast: Nació en Vivel. Además de tener éxito con su confitería en el centro de Madrid, hogar ‘oficial’ del Ratoncito Pérez, presidió la Cámara de Comercio de la capital y fue diputado en las Cortes. Su hijo Carlos fue alcalde de Madrid.

El bar: Beatriz Milián viene de Escucha con sus dos hijos (en la imagen, junto a uno de ellos, Ricardo), que le ayudan en el bar y la tienda. Lleva un año en el pueblo y dice estar a gusto, aunque lamenta el escaso movimiento en invierno.

Armillas: Este barrio de Vivel, enclavado entre montañas y escasamente poblado, ha conservado muy bien su arquitectura popular, desde la mampostería combinada con tapial a los arcos de sillería. Se conserva el trinquete.

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