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¿Cómo funcionó el sónar para encontrar los cadáveres del embalse de Mequinenza?
Dos guías de pescadores ayudaron a los buceadores del Geas de la Guardia Civil y marcaron dos bultos en el fondo del pantano a ocho metros de profundidad.
Dos guías de pescadores del embalse de Mequinenza que trabajan para empresas que traen turistas extranjeros desde marzo a noviembre ayudaron con su sónar a los buceadores del Geas (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) y fue clave para localizar los cuerpos de los dos alemanes desaparecidos desde el viernes en sus aguas.
Los cadáveres se encontraban en un extremo de la cuadrícula que habían repartido los expertos de la Guardia Civil después de que un empresario de Caspe, Eduardo Catalán, auxiliara a los bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza para centrar el punto donde se produjo el accidente frontal de las dos embarcaciones que arrojó al agua a los dos pescadores alemanes.
"Fuimos a fijar la posición del accidente y luego fue muy importante cuando los buceadores sacaron una caña y una caja de herramientas. Estaban trabajando a oscuras porque debajo no se ve nada", detalla Catalán.
El jefe de los Geas, José Luis Fernández Martínez, nombró a Beni, un guía holandés, y Li, otro que trabaja para empresas extranjeras, como los que trabajaron para localizar a los cadáveres. Mientras, al grupo de Huesca se fueron sumando efectivos hasta llegar a doce buceadores, con la llegada de sus compañeros de Cataluña. Una barca de pescadores trabajaba a su lado con un sonar ploter, que es una pantalla de unas 15 pulgadas que trabaja con un transductor (un cable negro que emite señales de lo que hay en el fondo) y marcó dos bultos grandes, que al final eran los cadáveres. Uno de ellos lo sacaron a las 17.30 y el segundo a las 18.10, después de llevar tres días de búsqueda en un espacio de 13.000 metros cuadrados, que marcaron con una cuerda.
"Llevan ese aparato para marcar siluros o carpas. Su sonar ploter es grande y muy capaz. Su aspecto es como una tablet que emite señales dentro del agua", apunta Eduardo Catalán, que también alquila embarcaciones en el Club Náuticos de Caspe. "Estaban a ocho metros de profundidad, a oscuras, y se aprovecharon de la sonda de la pesca. Los buceadores de la Guardia Civil son unos grandes profesionales que trabajan sin luz", agrega.
