especial San Jorge: 23 de abril

"Hay que intentar hacer más para prevenir los suicidios y lo que está en nuestras manos es este proyecto"

Las psiquiatras aragonesas Isabel Irigoyen, Eugenia González y Maite Lanzán dedican su voluntad y tiempo libre a la prevención del suicidio, que es en la actualidad la primera causa de muerte en jóvenes.

Ante la falta de medios, las psiquiatras aragonesas Isabel Irigoyen, Eugenia González y Maite Lanzán han creado una iniciativa para prevenir el suicidio.
Ante la falta de medios, las psiquiatras aragonesas Isabel Irigoyen, Eugenia González y Maite Lanzán han creado un grupo de trabajo para la prevención del suicidio
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Isabel Irigoyen, Eugenia González y Maite Lanzán comparten amistad y profesión. Las tres se dedican a la psiquiatría en Aragón y, ante la falta de recursos -como la existencia de un Plan Nacional-, han creado una iniciativa para tratar de prevenir los suicidios en la Comunidad. "Llevamos tres o cuatro años muy sensibilizadas con este tema por lo que está ocurriendo, cómo se está manejando y lo poco que se está haciendo", manifiesta la doctora Isabel Irigoyen, quien compagina su labor altruista en este grupo de trabajo con su puesto de psiquiatra en el Hospital Clínico de Zaragoza. También sus compañeras y amigas, que desarrollan su labor en el CRP Nuestra Señora del Pilar, consideran que falta voluntad política -además de una buena dotación presupuestaria- para poder avanzar en este ámbito. "Muchas veces, frente a este tema, hay un gran nihilismo. Parece que no se puede intervenir y que no somos eficaces, y nosotras que estamos en primera línea sabemos que eso no es así", defienden ellas.

"El estigma en la enfermedad mental es el hándicap más grande que existe hoy en día"

El suicidio es en la actualidad la primera causa de muerte en jóvenes y, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), supone además una realidad en auge. Sin embargo, la carencia de un Plan Nacional de prevención y el "estigma social" que rodea a la enfermedad mental ponen en evidencia las dificultades que enfrentan los afectados, las familias y también los propios especialistas que tratan con estos pacientes. "El estigma en la enfermedad mental es el hándicap más grande que existe hoy en día. Hemos avanzado en todo menos en eso. Se habla mucho de que se quiere avanzar, y a la hora de la verdad se hace poco", lamenta Eugenia al subrayar el "necesario" papel que desempeña la educación en este ámbito. Empezando por los profesionales sanitarios -añade- el estigma se extiende a toda la sociedad, y de ahí la importancia de implicar y sensibilizar a todo el mundo. Desde los propios familiares de pacientes que muchas veces se ven obligados a "esconder" su situación; a ciudadanos de todo tipo: estudiantes, docentes e incluso profesionales médicos de otras especialidades. "La enfermedad mental es un tipo de patología que es vista como que hace de menos a la persona, que ataca a su identidad, y hace que sean vistos como culpables, débiles, violentos o imprevisibles... Y la realidad no es así", añade esta psiquiatra. 

"El desconocimiento genera muchos mitos. Hay mucho que luchar para que la enfermedad mental se vea dentro de la normalidad"

Su compañera de profesión, la doctora Maite Lanzán, directora del Hospital Psiquiátrico de Zaragoza, considera que a pesar de los esfuerzos que está realizando en diferentes áreas este grupo de trabajo "se está muy lejos de quitar la asociación de violencia y enfermedad mental" que sigue muy arraigada en la opinión pública. "Hay mucho que luchar, y personalmente siento envidia de otros colectivos que estaban muy denostados y ocultos en la sociedad y ahora tienen su puesto, cuando la realidad de la enfermedad mental es que está dentro de la normalidad. La mayoría de laspersonas viven en sus casas, toman una medicación y llevan una vida normal", asegura esta psiquiatra.

De ese vacío que rodea al suicidio y a la enfermedad mental, surge precisamente la imperiosa necesidad de poner en marcha este proyecto: una iniciativa completamente altruista a la que dedican sus conocimientos y tiempo libre para tratar de que haya un giro positivo en los acontecimientos. "La gente no se está remangando a trabajar en este tema. Hay un vacío y una necesidad muy intensa que si se resuelve se convertirá en un gran alivio para nosotras", subraya Maite. Isabel, por su parte, piensa que si al menos su iniciativa sirve de "revulsivo" para la Administración ya habrán dado un paso importante. "Si el Gobierno trabaja y se implica en esta dirección, nosotras ya no haremos falta. El verdadero logro sería remover a los gestores de forma práctica, para que inviertan un dinero y gasten unas energías en ello (sin que se quede en promesas o buenas palabras)", sentencian. 

Por amor al paciente

Su labor en este grupo de trabajo empezó hace aproximadamente cuatro años. Desde entonces, combinan sus respectivos puestos de trabajo en hospitales y centros psiquiátricos, con su labor investigadora y pragmática en el ámbito de la prevención en grupos de riesgo. Por eso, quieren hacer hincapié en que están asesorando a distintos medios de comunicación en Aragón por la preocupación que comparten en el tratamiento de la información sobre los suicidios y su innegable relación con su prevención. También han iniciado contactos con otros profesionales que intervienen en situaciones de riesgo -como los bomberos- y se plantean en un futuro poder materializar esa colaboración con policía, servicios sanitarios de emergencias y de Atención Primaria, ofreciendo tanto el asesoramiento como la docencia necesaria para cuanto necesiten. "Estamos además trabajando en grupos de alta vulnerabilidad: personas que ya han tenido intentos de suicidio o que pensamos que tienen un riesgo elevado y también queremos crear un 'Observatorio' para el trato digno en torno a estos casos", señalan.

A nivel de investigación, están tratando también de hacer un estudio que quedó parado por aspectos judiciales, pero no descartan retomarlo. "El tema de la confidencialidad nos dificulta mucho en los casos que no conocemos. Hay suicidios en Aragón de los que no tenemos nada de información y tratamos de establecer comunicación con los medios judiciales para abordarlo siempre de cara a la prevención", añaden. 

El objetivo final no es otro que generar "inquietud" en la Administración para ver si entre todos son capaces de impulsar programas específicos que tengan su aval. O, al menos, un sello oficial. "Cuando empezamos con el proyecto vimos que no se estaba ocupando nadie de estas cosas. A raíz de los desahucios, el tema del suicidio empezó a estar en la agenda pública y política, pero no veíamos que se hiciera nada. Entonces empezamos a ponerle voluntad para ver qué más podíamos hacer que estuviera en nuestras manos", señalan.

Isabel trabaja como psiquiatra en el Hospital Clínico. Maite ocupa un puesto directivo en el Hospital Psiquiátrico de Zaragoza, que atiende a pacientes con trastorno mental grave en programas de rehabilitación, y Eugenia se encarga en el mismo centro del cuidado y la atención psicogerátrica. "Esto lo hacemos como algo añadido y muy voluntarioso, dentro de nuestro horario personal. Nuestras familias tienen un conocimiento de la psiquiatría un tanto especial. Lo viven, nos apoyan y les parece que es importante porque hay un hueco que no está llenando nadie", confiesan. 

La importancia de "escuchar"

Según los últimos datos publicados por la OMS, el número de suicidios no ha dejado de aumentar en los últimos 40 años, lo que a juicio de estas profesionales está ligado en buena parte a "cómo se gestiona el malestar que tenemos" en la sociedad actual. "Hay muchas dificultades para asumir las distintas circunstancias que se nos van presentando a todos, y hoy en día, sobre todo a través de las autolesiones, muy banalizadas entre algunos grupos sociales, y que algunos casos pueden llevar en determinados adolescentes a una peligrosa escalada e incluso al suicidio", destacan. 

Estas psiquiatras quieren demostrar a la sociedad que existen medios, recursos y profesionales para prevenir y afrontar este tipo de situaciones. Conocen de cerca las necesidades de estos pacientes; también los "tabús" que enfrentan. Pero quieren ayudar a vencer el miedo a hablar de la enfermedad mental o de la muerte. "Somos una sociedad que no está preparada para hablar de ello. Cuando alguien te manifiesta deseos de morir, la gente tiene miedo a entrar en esa conversación y la intenta zanjar con frases hechas… Y precisamente lo que recomendamos los psiquiatras es que si eso ocurre en tu entorno más cercano, lo mejor es explorar lo que está pasando para luego, si no sabes qué hacer, recurrir a los profesionales de una forma u otra", aconseja Isabel al explicar que detrás de determinados pensamientos exteriorizados con alguien cercano suele haber siempre un "sufrimiento", pero también una persona dispuesta a echar una mano. "A veces hablar y poner las cosas encima de la mesa quita miedos y simplifica mucho las cosas. Escuchar es saber que está pensando realmente el otro. No imaginártelo ni montarte una película. Si alguien quiere hablar de esto, por lo menos hay que escucharle para detectar qué ocurre. Puede que sea algo menor y pasajero o puede que haya un pensamiento y que se deba intervenir. El mensaje que queremos transmitir es que siempre se puede hacer algo", sentencian las tres médicas. 

No hay que olvidar que todos los servicios sanitarios y de Urgencias están siempre disponibles y ayudan a las personas de cualquier edad a mejorar su salud mental, y pueden intervenir para apoyar y prevenir situaciones de riesgo.

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