Heraldo del Campo

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El futuro de la veterinaria: entre la facultad y la granja

El Servicio Clínico de Diagnóstico de Rumiantes de la UZ despidió su última edición y a una decena de alumnos internos de último curso.

Los internos de Scrum recibieron el diploma de especialistas en producción ovina.
Los internos de Scrum recibieron el diploma de especialistas en producción ovina.
Guillermo Mestre

"Llegamos a la facultad pensando que todo son perros y gatos y gracias a estos profesionales se nos abren muchos más caminos". Para Silvia López, madrileña y estudiante del último curso de veterinaria en la Universidad de Zaragoza, formar parte de la "familia" del Servicio Clínico de Diagnóstico de Rumiantes (Scrum), donde ha sido interna los dos últimos años, ha supuesto un cambio de rumbo profesional y la apertura de nuevos horizontes.

Para despedir a la decena de alumnos de último curso que han participado como internos en este programa universitario y clausurar esta edición, la quinta, la sala de grados de la Facultad de Veterinaria de la UZ acogió, el pasado miércoles, un encuentro que contó con la presencia de profesionales de todas los áreas del sector ovino. "Hemos reunido a todo el ciclo que mantiene y sustenta a esta actividad: ganaderos, transformadores y restauradores", apuntaba Luis Miguel Ferrer, coordinador, junto con Delia Lacasta y Juan José Ramos, de Scrum, un servicio que se financia gracias a las aportaciones económicas de una cuarentena de empresas privadas.

La jornada estuvo presidida por el decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, Manuel Gascón; la profesora titular del departamento de Patología Animal, Lydia Gil; la directora de Scrum, Delia Lacasta; y la directora del Hospital Veterinario, Maite Verde. Además, asistieron representantes de los colegios oficiales de veterinarios de Aragón y Navarra.

La veterinaria y emprendedora rural Pilar Febas, responsable de la quesería Val de Cinca, ubicada en la localidad oscense de Fonz, explicó a los asistentes cómo es el proceso de producción de leche de oveja y el de la elaboración de derivados lácteos, como el yogur o los quesos de tipo curado y rulo. Para cerrar este encuentro, y tras la entrega de diplomas, los asistentes disfrutaron de una cata de carne de ternasco preparada por Darío Bueno, chef del restaurante Abba Mía del hotel Abba de Huesca, y de los productos de Val de Cinca. La degustación estuvo maridada con vinos de la bodega Viñas del Vero, de la Denominación de Origen Somontano.

Acercamiento al mundo rural

"Lo más cerca del campo que yo había estado era en la rotonda que hay frente a mi casa en Madrid. Cuando vine a Scrum se me abrió un mundo nuevo de posibilidades", indicaba la estudiante Silvia López, una de las más veteranas del servicio, sobre lo que este programa ha supuesto en su aprendizaje. "Nuestra principal labor aquí es llegar al mundo rural, a los ganaderos, y ayudarles en todo lo posible. Servimos de soporte tecnológico y científico para quienes no pueden permitírselo", señalaba López. Para la estudiante: "La idea es que el día de mañana, cuando salgamos al campo y seamos veterinarios, no nos sintamos solos al saber que hay un soporte, un nexo de conexión entre profesionales, que además hemos formado una gran familia", resumía la alumna.

"Ayudamos a que el ganadero mejore su explotación para que le sea rentable y pueda dedicarse a la profesión", subrayaba el estudiante bilbilitano Víctor Peña. "Hemos aprendido a hacer diagnósticos reales, cuyo objetivo es conseguir los mejores resultados al menor coste". "Aquí hemos coincidido alumnos de 4ª, 5ª, y voluntarios de 3ª. Sin Scrum no nos hubiéramos conocido. Hemos generado un compañerismo muy chulo", concluía Peña.

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