Laura Hernando, zaragozana de 38 años, y su marido tienen el horario cuadrado para llegar a todo: al trabajo y al cuidado de su hijo Enzo, de 4 años. Los dos son enfermeros: ella trabaja en planta en el Servet, a turnos con jornada reducida, y él en el mismo hospital, en un proyecto de investigación, con horario de mañana. Viven en Cuarte de Huerva y el chico ha empezado este curso el colegio, va al Pilar Bayona (el tercer colegio público de la localidad).

"Nos organizamos bien entre los dos para llevarlo al autobús del colegio y recogerlo por la tarde. En vacaciones escolares lo apuntamos a colonias. Pero cuando se pone malo o surge algún imprevisto, es un problema. No tenemos ayuda familiar: mi madre falleció y mis suegros viven en Barcelona. En esos casos, intento cambiar turnos de trabajo o llamo a alguna amiga para que cuide a Enzo. A veces nos tenemos que intercambiar al chico en la puerta del hospital. Tener apoyo familiar y de amigos es fundamental para poder conciliar", afirma Laura.

Se fueron a vivir a Cuarte, "porque en Zaragoza los precios estaban imposibles" y están "encantados" en una de las localidades más jóvenes de España. De pequeño, Enzo fue a una de las guarderías públicas del municipio, por la que pagaban 185 euros al mes. Además, el ayuntamiento subvenciona el bus escolar y organiza muchas actividades para niños.

Ella se beneficia del Plan Concilia para empleados públicos, que permite una cierta flexibilidad horaria , pero considera que harían falta más medidas para facilitar la conciliación y promover un aumento de la natalidad. Propone guarderías y ludotecas gratuitas, y poder disponer de días libres en el trabajo para atender asuntos familiares. "Me quedo con un hijo, conciliar es muy difícil", asegura.

(El testimonio de Laura Hernando se enmarca en el capítulo sobre Igualdad de la sección de Heraldo de Aragón ¿Qué hay de lo mío?, del especial Elecciones Generales 28-A). 

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