el paso migratorio de muchas especies la convierte en un observatorio privilegiado de aves

El mejor momento para viajar a la laguna de Sariñena

De marzo a abril se juntan en la laguna las aves migratorias que viajan hacia el norte de Europa con aquellas que regresan a Sariñena desde África

La laguna de Sariñena es estos días un hervidero de aves. A la población de avifauna que pasa allí el invierno, comienzan a sumarse las especies migratorias que empiezan a llegar desde el sur de la península, donde han pasado estos meses de frío. Ya han comenzado a pasar las grullas, cuyas mayores colonias llegan desde Extremadura. Su llegada marca la marcha de otras aves viajeras, los ánsares, cercetas y ánades, -de regreso al norte de Europa donde pasarán la primavera y el verano y anidarán-, y tras ellos parten otros pájaros menores como pechiazules, escribanos y carriceros. Ocuparán su sitio las garzas imperiales, avetorillos y abejarucos que, tras invernar en África, regresan a este humedal monegrino a criar a sus vástagos.

Todo este trajín se mantendrá hasta principios de abril, por lo que nos encontramos en uno de los mejores momentos para visitar esta laguna. A este espectáculo ornitológico se unen las aves que residen siempre allí, como garzas reales, avetoros, calamones y bigotudos, o los patos, cuyo registro sobrepasa los 3.000.

Otra de las singularidades que hacen especial a Sariñena es que es lugar de paso para muchas especies no residentes en la península, aves ‘raras’ que no es habitual observar en España y que, sin embargo, pueden observarse haciendo parada en este humedal durante su viaje migratorio. Por otra parte, se trata de un humedal en el que pueden verse todas las especies de garza que existen en la península ibérica. Además, en estas fechas crecen las posibilidades de tener la suerte de ver a algún azor o algún halcón peregrino, rapaces que se acercan ahora a la laguna con más frecuencia de lo normal, atraídos por la mayor presencia de aves.

Desde el centro de interpretación de la Laguna subrayan la necesidad de llevar prismáticos para poder ver las aves, dada la gran extensión de esta lámina de agua, con 1,5 km de ancho por 2,3 km de largo para una superficie inundada total de 204 hectáreas, y dado que lo habitual será que los pájaros se encuentren lejos de la orilla.

Lo más recomendable es comenzar la visita a la laguna por su Centro de Interpretación, desde el que se tiene una panorámica completa sobre el humedal, y donde nos informarán de los mejores recorridos para conocer este espacio, así como de las especies de aves que podemos encontrar en el momento de nuestra visita. Durante estos meses de marzo y abril, el centro está abierto todos los días de 11.00 a 14.00 y de 15.00 a 19.00 (de 16.00 a 20.00 a partir del cambio de horario).

La laguna de Sariñena era un lago endorréico de agua salada pero, desde que en 1982 se cambió su régimen y recibe aguas sobrantes del regadío, se ha convertido en una laguna predominantemente dulce. Esto propicia una vegetación de carrizos, propia de ríos y masas de agua dulces, aunque quedan restos de vegetación salina, como las salicornias y suaedas, lugares que por su rareza, singularidad y colorido sorprenden a muchos visitantes.

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