Según la investigación 'The physical burdens of secrecy' -'Las cargas físicas del secreto'- publicada por la Asociación Americana de Psicología, de media tenemos 13 secretos personales y cinco de ellos no se los hemos contado absolutamente a nadie. Partiendo de esta premisa, los expertos del departamento de Psicología de la Tufts University (en Boston, Estados Unidos) realizaron un estudio en el que participaron más de 1.000 personas para analizar las motivaciones y consecuencias de esta costumbre.

Las principales motivaciones

Los expertos descubrieron que solemos guardar secretos para nosotros mismos porque su contenido nos genera vergüenza. Además de este motivo, existen otras razones, como el miedo a que la persona que recibe el mensaje nos rechace o para evitar que los demás se generen una mala impresión sobre nosotros.

Los mejor guardados

Según un trabajo realizado por la Universidad de Columbia a más de 10.000 participantes, entre los temas más comunes sobre los que nos cuesta abrirnos a los demás se encuentran los conectados con las relaciones amorosas. Los deseos, la falta de sexo en la pareja, el descontento con la relación y fantasear con otras personas, que ostenta el número uno, ocupan la parte superior de la lista.

Por detrás se encuentran otras cuestiones de carácter íntimo como las mentiras que hemos contado, los traumas, los robos que hemos cometido, los problemas laborales, los embarazos y abortos, las adicciones y el consumo de drogas, la ideología y la religión, los problemas con nuestro aspecto físico o las enfermedades mentales.

Los efectos de mantener un secreto

Las conclusiones de una investigación llevada a cabo por la psicóloga Anita Kelly, de la Universidad de Notre Dame (en Indiana) y autora del libro 'La psicología de los secretos',  la ansiedad, la culpa o la vergüenza son algunos de los efectos psicológicos  que pueden desarrollar las personas que guardan secretos ya que, la mayoría de estos, suelen tratar temas negativos.

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