Guardar secretos provoca estrés

Según un estudio reciente, todos tenemos alguna cosa que consideramos inconfesable. En realidad, más de una. Y todos estos esqueletos escondidos no nos hacen ningún bien.

Según los investigadores, tener secretos es una gran fuente de estrés.
Según los investigadores, tener secretos es una gran fuente de estrés.
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¿Tienes un secreto? Suele suceder. ¿En realidad tienes más de uno? Sí, es frecuente. Y... ¿si tienes más de diez? Bien, aunque te parezca raro, también suele pasar. Siendo preciso, cada uno de nosotros esconde al menos 13 verdades ocultas. Lo han contrastado los investigadores de la Columbia Business School, en un estudio publicada en el “Journal of Personality and Social Psychology”.

De la investigación, -que ha tomado en consideración 13.000 secretos, confesados por cerca de 2.000 voluntarios en una decena de estudios precedentes-, ha dado a conocer que cada uno de nosotros tiene personalmente 13 secretos de los que, al menos 5 no ha confesado nunca. Pero nunca, nunca, nunca.

¿Qué cosas tendemos a esconder? Traiciones, relaciones extraconyugales o fantasías sexuales con una persona distinta a nuestra pareja. Y también, falta de autoestima, problemas en el trabajo, cuestiones familiares, pequeños fraudes financieros o aficiones y pasatiempos extravagantes.

El problema de todas estas verdades ‘no dichas’ es que (más allá de cualquier discurso ético) perjudican nuestra salud. Porque aumentan el nivel de cortisol (la hormona del estrés), provocan ansiedad, depresión e incluso pueden generar problemas de tensión alta o dermatológicos. Pero atención, lo que desgasta no es tanto las continuas mentiras que contamos a los otros, sino el estrés debido al hecho de tener esqueletos ocultos en el armario.

Es decir, lo que nos oprime sería sobretodo la conciencia de tener secretos y el continuo rumiar sobre ellos, algo que sobreviene casi siempre cuando estamos solos con nosotros mismos. Lo ideal para nuestra salud parece ser, por tanto, no tener ningún secreto y ser siempre sinceros y auténticos. Esto no se discute. El caso es que sacarnos todos esos secretos de encima y contarlo todo puede salir caro.

¿Nos encontramos ante una calle sin salida? No del todo. Los autores del estudio ofrecen una solución que permite nadar y guardar la ropa, confesar y no pagar por ello: compartir nuestro secreto con desconocidos, en un foro online de manera anónima. ¿De verdad surtirá efecto? ¿No será como no decírselo a nadie? Siempre puede probarse a ver si funciona. Y si no, a enfrentarse al estrés o confesar.

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