1.400 kilos repartidos en tres alturas. En su interior, prácticamente de todo: carne, lechuga, atún, queso, cebolla, tomate… Esta es, a grandes rasgos, una rápida descripción de la que iba a ser la nueva hamburguesa más grande del mundo. El hito, finalmente, se quedó tan solo en el intento.

La localidad alicantina de Crevillent buscaba colarse este pasado fin de semana en el codiciado récord Guinness mundial. Para ello, debían superar a la actual hamburguesa más grande del planeta, cocinada en Alemania con un total de 1.264,2 kilos.

Sin embargo, cuando todo hacía indicar que el récord estaba a punto de ser alcanzado, la hamburguesa se rompió cuando se montaba el tercer y último piso. La hamburguesa se levantaba con la ayuda de un camión grúa, tras haber sido cocinada por más de diez personas en su correspondiente parrilla.

En el último momento, cuando la levantaron para darle la vuelta, una parte de la hamburguesa, alrededor de 100 kg, se desplomó hasta tocar el suelo, provocando una gran desolación entre todos los asistentes.

Durante toda la jornada, a pesar del sofocante calor, una báscula de suelo estuvo preparada para medir el peso de la hamburguesa, que finalmente no alcanzó su objetivo de convertirse en la más pesada del mundo.

En caso de haber completado su hito con éxito, estaba previsto que salieran alrededor de 8.000 raciones de unos 175 gramos cada una, que, según estaba previsto, iban a ser repartidas entre todo el público asistente.

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