La ocupación en el sector hotelero del Pirineo oscense volvió a cosechar cifras negativas en julio tras un primer semestre de 2018 en el que se rompió la tendencia de crecimiento que había marcado el último lustro. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística reflejan que el pasado mes los establecimientos hoteleros de las comarcas pirenaicas sumaron 88.531 viajeros y 215.472 pernoctaciones, lo que supone unos descensos del 6,80% y 6,41% respecto al mismo periodo de 2017. Esta bajada tiene su reflejo también en el conjunto de la provincia de Huesca, que recibió en sus hoteles a 101.266 turistas, un 5,79% menos que el año pasado, y registró 239.515 pernoctaciones, que se traducen en una caída del 5,73%.

En un contexto de desplome de la ocupación hotelera en toda España durante el primer mes vacacional por excelencia –un 1,87% menos de viajeros y un 2,17% de pernoctaciones que en el mismo mes de 2017­–, Aragón mantiene una ligera tendencia al alza. Los hoteles de la Comunidad atendieron a un 1,21% más de turistas (un total de 287.301) que durmieron en ellos un 0,56% más de noches (566.548).

Este mantenimiento de uno de los motores económicos del territorio se debe principalmente a las buenos datos cosechados en julio en Zaragoza y Teruel y que contrastan con los registrados en el Pirineo. Así, en Zaragoza provincia los viajeros han aumentado un 5,54% (se alcanzaron los 144.947) y las pernoctaciones un 6,51% (253.959). Madrid, Cataluña, el propio Aragón, Andalucía y la Comunidad Valenciana son las principales autonomías de procedencia de los clientes nacionales.

Mientras, la capital aragonesa ha superado cifras de 2008 con 102.109 turistas en hoteles (un 7,35% más que en julio de 2017) y 162.800 pernoctaciones (con un crecimiento del 3,84%). Los turistas extranjeros, especialmente los procedentes de China, son los principales impulsores de esta progresión. La ciudad recibió el pasado julio un 14,38% más de viajeros de países extranjeros y sus noches de hotel subieron un 21,28%.

"Teruel está de moda"

Este desarrollo también se deja sentir en Teruel provincia. Sus alojamientos hoteleros acogieron en julio a 41.088 clientes (un 5,54% más que el año pasado en este mismo periodo) y contabilizaron 73.075 pernoctaciones (un 3,08% más).

Para el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Teruel, Juan Ciércoles, estas cifras positivas vienen a refrendar que "Teruel está de moda y se ha convertido en un referente del turismo interior que también está ganando adeptos en verano". Destaca que una competición como la Baja Aragón, que se celebró del 20 al 22 de julio, ha contribuido a sostener esta ocupación, así como el "indiscutible tirón" de comarcas como Gúdar-Javalambre, Matarraña y el Maestrazgo para los "clientes" de Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid, País Vasco y Navarra.

Competencia de otros países

En opinión de José María Ciria, presidente de la Asociación Turística del Valle de Benasque, la causa de esta caída se debe en parte a que "el calor tampoco acompañó demasiado en julio y las reservas de última hora se resintieron". En el caso concreto del valle de Benasque los datos que maneja reflejan que los resultados de este pasado julio fueron "muy similares" a los del pasado verano.

El presidente de la Asociación Turística del Valle del Aragón, Luis Terrén, reconoce que la ocupación entre semana ha sido "sensiblemente inferior". Lo achaca en parte a la tendencia general que se vive en España ante la recuperación de destinos como Grecia, Turquía, Egipto o Túnez que vuelven a atraer al turismo extranjero. Comenta que este agosto también se ha reducido el tiempo en que se ha colgado el cartel de completo y esta ocupación de prácticamente el 100% se ha limitado a las fechas centrales del 4 al 20 de este mes.

?Estos hosteleros tienen opiniones encontradas sobre si los pisos turísticos ilegales han podido influir en este bajada. Ciria alerta de que en las zonas cercanas a las estaciones de esquí también están proliferando este tipo de alojamientos. Por el contrario, Terrén considera que aún no es un fenómeno "significativo", aunque hay que "estar alerta".