Senderismo en familia, una experiencia única

Salir de excursión con niños requiere tener en cuenta una serie de factores para que todos disfrutéis.

Las excursiones con niños deben plantearse para disfrutar de la actividad
Las excursiones con niños deben plantearse para disfrutar de la actividad
Roberto Regueriro / Prames

Caminar con toda la familia es una experiencia que los adultos deberían plantearse. Entre los más jóvenes, se hallan los que serán los montañeros de mañana y que de su formación actual, de sus vivencias y conocimientos adquiridos, dependerá su valoración de este medio y, por supuesto, su disfrute.

Enseñar a los niños sus primeras nociones en torno a la montaña exige cierto esfuerzo, así como buenas dosis de preparación y de paciencia; sin embargo, cuando realicéis juntos el descubrimiento de los tesoros naturales, os daréis cuenta que la iniciativa ha merecido, y mucho, la pena.

Muchos de los lugares más relevantes están al alcance de todas las edades y se puede acceder a ellos aunque vuestra experiencia no sea demasiado extensa. Solo será necesario informarse correctamente y prepararse lo suficiente para llegar a esos sitios. Recordemos que, para adquirir estas nociones, se puede acudir a profesionales o asistir a diferentes actividades formativas.

Este año, por ejemplo, la Federación Aragonesa de Montañismo ha puesto en marcha ‘Refu Family’, una campaña de información y un concurso de dibujo para facilitar un primer contacto con el senderismo a las familias con niños.

En cualquier caso, no debes olvidar una serie de consejos y claves para superar con éxito una excursión a la montaña con niños:

Elegir bien vuestro objetivo

Los picos o travesías, normalmente, son objetivos más complejos y menos agradecidos que los bosques o los destinos con agua (ibones o cascadas). La vegetación abundante ofrece numerosas razones para observar con atención el entorno, mucho más que una ascensión con vistas lejanas. Lo pequeño y cercano habitualmente despierta más la curiosidad; por otra parte, la sombra de los bosques os arropará y permitirá desenvolveros más cómodamente que una ascensión a pleno sol.

Informaros de los detalles y las particularidades del trayecto y de la zona

Es necesario estimular la motivación de los niños, que sientan que quieren estar allí y no en otra parte desarrollando otra actividad. Pequeñas historias o juegos alejarán el aburrimiento y darán nuevos motivos para continuar, de modo que los cuentos, leyendas, juegos o curiosidades de animales, plantas de la región serán inmejorables recursos para restablecer el ánimo en caso de cansancio o decaimiento.

Valorar la distancia, el desnivel y el tipo de camino por el que vais a transitar

Siempre se debe concebir un trayecto que esté acorde con la edad y con los hábitos de los más jóvenes del grupo. Son ellos quienes marcan el nivel y la medida justa. No hay que pensar en grandes desniveles ni distancias demasiado prolongadas, porque la obligación de llegar a la meta puede restarles moral y, sobre todo, quitarles las ganas de repetir. A partir de ciertas edades el problema no es la fuerza o energía; sin embargo, si se quedan sin motivación, ¡estamos perdidos!

Preparación exhaustiva del material

Es obligada la protección tanto al sol (beber abundante agua, cremas protectoras, gorros, camiseta y pantalón largo), como al frío excesivo (ropa de abrigo y un chubasquero que cortará también el viento). Hay que tener en cuenta que los niños son más vulnerables a las temperaturas extremas. Además, como siempre, tendréis que llevar comida energética, mapa y brújula, teléfono móvil, un pequeño botiquín, así como otros materiales específicos según la actividad que planteéis.

Mucha atención a la meteorología, antes y durante la excursión

Si la previsión es mala, es mucho mejor abstenerse de salir. Excepto en caso de tormenta, cuando los niños tienen cierta experiencia pueden realizarse divertidas actividades alternativas bajo la lluvia, siempre con la protección necesaria.

Contemplar siempre la posibilidad de dar la vuelta

Tampoco olvidéis reconocer el mérito a los más jóvenes, pues la montaña exige esfuerzo y hay que valorar el suyo.

¡Ten en cuenta que disfrutar es lo más importante!

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