La delegación de Ayuda en Acción en la Comunidad, de la que usted es la principal responsable, ya cumple una década.

Ha sido una evolución ilusionante. Antes teníamos presencia en la Comunidad pero no sede. Entonces un grupo de socios aragoneses decidió hacerla para poner en valor esa solidaridad que tenemos los aragoneses.

No obstante, no solo trabajan a nivel internacional.

Con la situación de crisis que existía nos dimos cuenta de que había muchas familias en riesgo de pobreza. A petición de los socios y tras un estudio decidimos trabajar en España desde hace cuatro años con un programa que se llama ‘Aquí también’. Comenzamos a trabajar en colegios públicos de Zaragoza donde había situaciones difíciles. Primero con necesidades básicas como cubrir becas de comedor y material educativo; ahora hemos ampliado a las familias.

¿España ha sido un ejemplo a seguir con la acogida del Aquarius?

Nosotros llevamos mucho tiempo diciendo que es intolerable lo que está pasando con los refugiados. Tenemos que acoger a todas estas personas que salen de países donde hay conflictos armados y que viven en condiciones de pobreza. Están intentando tener un futuro.

En cuanto a los aragoneses, ¿son generosos?

Sí. Colaboran en su entorno, ayudan a sus vecinos... Hay mucho voluntariado anónimo y personas que no se llaman voluntarios e igualmente lo son. Aragón es una tierra acogedora, hemos recibido ayuda en el pasado y creo que nosotros vamos a darla en la medida que podamos.

¿Cuáles son los retos ahora?

Seguir aumentando las alianzas estratégicas y las colaboraciones públicas y privadas. También queremos aumentar el voluntariado y que la organización esté orientada en el desarrollo sostenible.