Aragón

Electoralismos

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán.
José Miguel Marco

La visión política siempre ha mantenido una tensión natural entre la botella medio llena y la que está medio vacía. El Gobierno de Lambán ve la botella del PP sin gota y rebosante de electoralismo cuando este desgrana su programa para las autonómicas del año que viene. Los populares ofrecen a los aragoneses una bajada de impuestos que merma recaudación, pero que liberaría rentas y activaría el consumo para compensar los ingresos por otras vías. Que la oferta es electoralista es tan evidente como lo es su objeción, pues no en vano se hace para intentar ganar en las urnas y desbancar al PSOE. La discusión surge por contraste con el nivel de la botella socialista: tres años en el Pignatelli y en lo alto del podio nacional de la presión fiscal y la desigualdad tributaria han dejado  Aragón a la cabeza del déficit público. Es decir, un esfuerzo excesivo e injusto que no ha logrado tapar el agujero. Los impuestos son necesarios para el mantenimiento de los servicios, no para mantenerse en el poder. Y la fiscalidad es un medio, pero Lambán y el consejero Gimeno la han convertido en un fin abocado a un doble fracaso: la botella autonómica vacía y el bolsillo de los contribuyentes, también.