Aragón

Ebisu

XII Concurso de relato breve de Heraldo

Simplemente salió corriendo, debía escapar, el aire lo asfixiaba en aquél lugar. Hace tres días que su padre falleció y aún así no podía llorar. Todos le reclamaban por el accidente que sufrió su padre, sería el culpable por hacerlo enojar. Recogió su abrigo y con la prisa que lleva el viento comenzó a vagar, nadie sabía qué sucedía sólo no se atrevían a intervenir.

Ebisu pensaba en su camino, el lugar perfecto para terminar con su sufrimiento, aún sin lágrimas sentía un vacío inmenso e imparable. Observó los mallos de Riglos y recordó que alguien una vez le contó que en la cima florecían dos clases de plantas, una flor tan hermosa que deslumbra y su tallo no posee espinas, la otra una maleza tan espinosa que no puede ser tocada, permaneciendo con gran altivez sin ser separadas,no importa si hay vientos, tormentas o nevadas, la una no puede sobrevivir sin la otra. Caminó y caminó para tratar de calmarse, si decidía morir, su padre desde el cielo lo haría saltar de vuelta a Aragón.

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