Está al frente de una empresa hasta ahora desconocida que ha copado las subastas estatales, batiendo a los grandes del sector eléctrico. ¿Cómo lo han hecho posible?

Nos anticipamos. Después de cuatro años de moratoria, el escenario de las renovables cambió radicalmente. En España estábamos amodorrados tras una época de primas y había que ir a asegurar el recurso, el viento y el sol. Las inversiones necesarias han bajado sustancialmente y la tecnología ha aumentado espectacularmente. Ahora todo el mundo lo ve, pero lo difícil fue verlo antes. Mucha gente estaba acostumbrada a otro escenario, el de las primas, y se siempre se critica al innovador. Lo fuimos, pero tuvimos una importante travesía en el desierto.

Han ganado sin primas. ¿Por qué ahora sí salen los números?

La financiación también ha sido clave, a través de ventas de energía a largo plazo. El banco te financia, pero tienes que darle una garantía de compra que antes la otorgaba el Estado y ahora tienes que buscarla en la economía privada con compradores solventes.

Han logrado 1.924 megavatios, la misma generación eólica en servicio en Aragón, y los tienen que ejecutar en menos de dos años. ¿Cuándo empezarán las obras?

En mayo, pero con total seguridad, en el primer semestre. El apoyo del Gobierno de Aragón es muy importante, increíble, y por eso se ha llevado el gato al agua al reducir los trámites ambientales a la mitad. Vamos sustancialmente bien, y perdón por la inmodestia. No solo tenemos proyectos para esos 1.924 megavatios logrados en las tres subastas, sino para otros tantos, que actúan como colchón.

En el sector se asegura que será muy difícil, por no decir imposible, ejecutar tantos proyectos de golpe en tan poco tiempo.

Forestalia cumplirá los plazos con total seguridad. Tenemos garantías de financiación, un aliado estratégico como es General Electric para suministrar los aerogeneradores y contratos de llave en mano para la construcción de los parques con penalizaciones gravísimas. Montarlos cuesta un año tirando por lo alto y las plantas fotovoltaicas, menos, por lo que vamos sobrados. Tenemos un colchón de más de medio año.

Pero solo ustedes tienen que construir más de más de 50 parques y plantas fotovoltaicas y de biomasa.

Lo más importante es el suministro de los aerogeneradores y tenemos la seguridad plena y contractual de General Electric. Está fabricando a tope, y para la obra civil tenemos mucho margen.

Tras aliarse con Mirova y Engie para financiar sus primeros parques y con General Electric para aportar los aerogeneradores, ¿Qué parte de Forestalia sigue siendo aragonesa?

Toda. Los parques van a estar en Aragón y la energía se producirá aquí, lo que le va a convertir en una isla de energía fabulosa. Además de quedarnos con una participación de los proyectos, nos quedamos como gestores de los parques durante los 25 años de explotación y, por tanto, somos los que dominamos en la empresa. Nuestro negocio es promover los parques, estructurar el negocio, buscar la financiación y el comprador de energía, traer socios que pongan el dinero y, al final, acometer las obras y hacer frente a las operaciones de mantenimiento.

Si la inversión viene de fuera, al igual que los molinos. ¿En qué redundará los parques en Aragón más allá de las obras?

Terrenos que no valían nada que ahora tendrán un alquiler, generación importantísima de impuestos y puestos de trabajo durante las obras y en la posterior explotación.

¿Cuánto empleo pueden generar con las obras? ¿Y con la explotación?

La inmensa mayoría será local. Durante dos años, en las obras, se crearán seis empleos por megavatio. Significa que habrá una carga permanente de hasta 5.000 personas construyendo. Y durante 25 años, otras 150 fijas.

Advierten de que la red eléctrica, con los nuevos proyectos, alcanzará sus límites. ¿Hasta qué punto condiciona el futuro?

Sí, pero no solo en Aragón. El Estado es consciente y a toda velocidad están ejecutando redes y nudos. El gran factor limitante del desarrollo de renovables es la red y los nudos. Y la interconexión con Francia es el gran reto para ser mucho menos vulnerables, para que los precios de la energía sean más razonables y para convertirnos en exportadores con las renovables.

Si la energía se va a vender a precio de mercado, ¿por qué se depende de las subastas y no se promueven directamente parques eólicos o fotovoltaicos?

Las subastas dan automáticamente el preregistro de explotación, lo que da seguridad de poder evacuar a priori, antes de empezar a construir. Suponen también que el Gobierno está contigo, que es una ventaja no tangible, pero igualmente real, de buen trato en la tramitación. Y te dan una garantía de precio mínimo para la energía. Es decir, el riesgo de construir sin garantías no existe en el caso de las subastas.

El desarrollo solar es testimonial. ¿Cómo es posible que Alemania con menos horas de sol tengan más potencia instalada que España?

Por las primas. En España, tanto en eólica como en solar, hemos pagado la curva de aprendizaje del mundo. Los años en los que no había tecnología, hemos sido los quijotes y ahora toca ser los ‘sanchos’ aprovechando nuestros recursos.

El ministro Nadal apuntó hace unos días en Zaragoza que si desaparece el carbón la factura eléctrica subirá, al menos, un 18% y podría llegar al 65% de sumarse la nuclear. ¿Estamos condenados a contaminar?

Nadie duda de que el carbón tiene los días contados, que va a desaparecer. Pero le doy la razón al ministro en que lo primero es la seguridad energética del país. Hay que hacerlo de una forma ordenada, aunque Forestalia sea 100% renovable. Y respecto a la nuclear, tiene inquietantes problemas, los residuos no están resueltos y, si hubiera que construir un reactor ahora, no sería rentable porque el coste de inversión es enorme.

¿La energía verde tiene viabilidad por sí misma?

La pena es que no lo voy a ver, pero todo va a ser renovable. Es una energía limpia, nacional y, sobre todo, va a ser barata con los avances de la tecnología. El plazo más largo que he oído lo fija para 2050. La mayoría del consumo energético es el transporte y para lograrlo es clave el vehículo eléctrico.

Pero el problema es el almacenamiento, garantizar el suministro cuando no haya viento o sol.

Para resolver ese problema falta años, pero no décadas. Por eso, para el periodo de transición, cabe el gas, que contamina menos. Yo creo que en menos de diez años habrá almacenamientos operativos.

Aragón ya exporta gran parte de la energía que produce. ¿De qué le sirve alimentar aún más a otros territorios que generan valor con la producción eléctrica de aquí?

La enorme industria que supone, aunque lo ideal sería completarlo con empresas que la consumiera aquí. Estratégicamente, Aragón va a tener un papel fundamental, le va a dar poder político para negociar en cualquier momento.