Aumenta la violencia de género entre menores: más de una decena de casos van al juzgado

Miembros de la Casa de la Mujer de Zaragoza dan charlas en institutos para concienciar sobre la igualdad y la violencia de género.

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El año pasado un total de 8 menores fueron juzgados por violencia de género, cuatro veces más que en 2016.
Heraldo.es

Las denuncias por violencia de género batieron récord el año pasado en España, un incremento que también se percibió en Aragón, según los datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. En concreto, en 2017 se presentaron 3.860 denuncias por violencia de género en los juzgados aragoneses, un 22% más que en 2016. Este aumento no solo se da en hombres mayores de edad: el año pasado se registraron 13 procedimientos contra menores (casi el doble que en 2016) y hasta ocho fueron enjuiciados (cuatro veces más que el año anterior).

"A pesar de que pensamos que la igualdad ya es algo cotidiano, cada vez hay más casos de violencia de género por parte de menores", reconoce Rosa García, educadora social de la Casa de la Mujer. Desde su punto de vista, en estos últimos años se ha avanzado, pero todavía queda mucho por hacer. "Lo positivo es que se está hablando del tema. La siguiente fase es cuestionarnos qué estamos haciendo y cómo podemos mejorar", subraya. Una opinión que comparte Pepe Mensat, miembro del programa de prevención de la violencia de género en la Casa de la Mujer: "Cuando vas a los institutos y preguntas qué es la igualdad y la violencia de género, todos lo tienen claro y contestan adecuadamente. Sin embargo, a la hora de actuar, algunos todavía no lo tienen interiorizado y se normalizan muchas situación que no deben serlo".

Prueba de ello es que los casos de violencia de género entre menores no se han reducido e incluso se registran algunos más que años atrás. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Zaragoza, un total de 41 menores asistieron el año pasado al programa de información de violencia de género (no todas ellas pasan a la atención especializada). Esta cifra es ligeramente más elevada que la de 2016 (33) y en estos tres primeros meses del año ya han acudido 17. Por su parte, hasta 34 menores fueron atendidas por el programa de atención integral (apoyo social, psicológico, educativo, jurídico y atención a las necesidades básicas), 4 más que un año antes.

Desde la experiencia de Mensat, uno de los principales problemas para detectar la violencia de género es que la víctima no reconoce esta situación e incluso la normaliza. Por el contrario, "sí que percibe su gravedad cuando le plantean que una amiga o familiar se encuentran en este punto". De hecho, durante las charlas que imparten en institutos, muchas identifican en las relaciones de pareja de sus amigas las siguientes conductas: cambios de comportamiento, dejar de quedar con su grupo de amigos, modificar su forma de vestir... Todos ellos son rasgos característicos de una relación no apropiada, que con el tiempo podría desencadenar en violencia de género.

Entre los 14 y 18 años se empiezan a gestar las primeras relaciones de pareja y el rumbo de ellas puede determinar que en un futuro se conviertan en casos de violencia de género. "Son personas jóvenes que están configurando algo que no conocen. Solo tienen como referencia a sus padres, los libros, las películas y las imágenes idealizadas del amor que se han creado", recuerdan desde el programa de prevención de la violencia de género en la Casa de la Mujer. Por ello recalcan que lo fundamental es hacerles ver cómo debe de ser una relación de pareja: "Lo más importante es el diálogo y la negociación. No puede ser que tu novio te diga que no salgas de fiesta y por miedo a que se enfade o que se termine la relación; lo hagas".

Tampoco se deben confundir los celos con el amor. "A los 16 años no es extraño que los celos estén a flor de piel, especialmente, al tratarse de las primeras relaciones de pareja. Lo necesario es saber cómo gestionarlos", subrayan. Se dan dos situaciones: desde la confianza (sabiendo que "estamos juntos porque queremos y cuando no nos apetezca, nos lo diremos") o desde el control, la vigilancia y la sospecha (que es lo que acaba desencadenando en una relación negativa).

Las crisis son desencadenantes

Este control, sumado a un momento de crisis de pareja, suele ser el desencadenante de los primeros episodios de violencia de género. "Un patrón que se repite es que la relación suele sufrir muchos altibajos, en los que siempre es él el que decide finalizar su noviazgo y posteriormente retomarlo", puntualizan desde este área. Continuamente es él el que toma las decisiones importantes y cuando ella intenta decidir por sí misma, llegan los primeros casos de violencia verbal, "que en los supuestos más extremos, puede llegar a ser física".

Ante esta situación, la menor acaba dejando de tener su propia identidad por miedo a un enfado, a que la relación se termine u otros aspectos. "El miedo es una de las constante de la violencia de género. También es habitual que se intenten limitar las amistades y las relaciones familiares", recalca Mensat, uno de los miembros del equipo. Esto desemboca en que muchas de ellas no se atreven a contarles a su familia lo que está ocurriendo: por vergüenza, miedo a que no la crean o a que quieran que termine la relación.

Dada la dificultad para abordar estas situaciones, desde la Casa de la Mujer también cuentan con un equipo de apoyo a la familia y amistades para que sepan cómo tratar el problema. "Cuando se trata de menores estamos en contacto continuo con los padres, que deben entender que finalizar esa relación no es un proceso sencillo, que lleva su tiempo: deben apoyarlas constantemente pero sin presionarlas ni abandonarlas", subraya la educadora social Rosa García.

En los casos más incipientes, lo más importante es hacerle ver que esa relación no es positiva para ella y que, por mucho que lo intente, no va a conseguir cambiar a su pareja. Si por el contrario, se han registrado los primeros insultos, amenazas o incluso agresiones físicas, es necesario ir directamente al juzgado.

¿Cuál es el perfil?

Los ocho menores enjuiciados por violencia de género en Aragón a lo largo del año pasado eran españoles. La mayoría de ellos (cinco) tenían entre 16 y 17 años, el resto (3), entre 14 y 15 años. Solo uno de ellos fue puesto en libertad sin tomar ningún tipo de medida.

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