El consumo de combustible se dispara en comunidades limítrofes mientras se congela en Aragón

En La Rioja ha subido un 30% en 2017, por un 8,5% en Navarra. Los transportistas y gasolineras achacan esta “fuga de litros” al efecto frontera.

La gasolinera de Bonàrea de Zaragoza, junto a Plaza, es la sexta más barata del país.
La gasolinera de Bonàrea de Zaragoza, junto a Plaza, es la sexta más barata del país.
Aránzazu Navarro

Dos años después de la puesta en marcha del impuesto sobre los hidrocarburos impulsado por la DGA, gasolineras y transportistas siguen denunciando "el agravio” que este ha supuesto en comparación a otras regiones. En especial con aquellas limítrofes como Castilla y León o Navarra que suprimieron estas tasas justo en el momento en el que Aragón las implantaba.

El impuesto, que encarece el litro de combustible en 2,4 céntimos, ha hecho, en opinión de estos sectores, que el mundo del transporte haya tomado nota, eligiendo planificar sus repostajes en el momento en el que salen de Aragón. Los datos de CORES (Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos) alumbran esta tendencia.

En comunidades vecinas unidas a Aragón por una de las principales vías de transporte rodado, la AP-68 y la N-232, la venta de combustible se disparó durante 2017 en contraposición a Aragón, que apuntó un pírrico crecimiento más achacable al aumento de la actividad que a los precios.

En La Rioja se encuentra el dato más llamativo. Las ventas de gasóleo en esta región vecina se dispararon hasta un 27,6% y aún más lo hicieron más en gasolina (35,5%). En Castilla y León y Navarra, dos Comunidades que eliminaron sus impuestos sobre los hidrocarburos el año pasado, la subida también es importante, de un 8,5% en la primera y de un 5% en la segunda.

Todas estas autonomías vecinas copan junto con Asturias el podio de las regiones en las que más creció la venta de combustible, que en toda España aumentó de media un 3%. En contraste con este dato, en Aragón solo aumentaron las ventas un 1,8% (rondando las 900.000 toneladas en total) en lo que respecta al gasóleo, el combustible más usado. La Comunidad aragonesa se sitúa así en el vagón de cola junto con Cataluña (donde las ventas se mantuvieron congeladas) Madrid, Canarias o Galicia.

En la actualidad solo hay cinco autonomías que no cobren este impuesto autonómico -Navarra, Castilla y León, La Rioja, Cantabria y País Vasco- con tres de ellas lindantes con Aragón en su lado oeste y todas dentro del corredor hacia el cantábrico, que tiene en Zaragoza una de sus principales bases logísticas. De las que lo cobran, Aragón es la que tiene el tipo impositivo más económico, elevándose en otras regiones hasta los 4,8 céntimos por litro.

“Desde que se lanzó el impuesto advertimos del riesgo de que se creara un efecto frontera, pero ha ido más con el paso de estos dos ejercicios porque los transportistas prefieren no tener que hacer el trámite de declarar sus compras para que les devuelvan el impuesto”, señala María Pilar Soto, presidenta de AESAR, la asociación de Áreas de Servicios de Aragón.

Hay que recordar que el impuesto de la DGA se grava por igual a todos los vehículos que reposten en Aragón, pero que el Ejecutivo autonómico devuelve después el importe del mismo a parte de los conductores profesionales dedicados al transporte. Una exención que tampoco quedó sin polémica porque el mecanismo elegido por la DGA para devolver el gravamen es el mismo que usa Hacienda a nivel nacional para pagar a los transportistas las subvenciones al uso de gasóleo profesional, que deja fuera a aquellos vehículos por debajo de los 7.500 kilos. Como resultado, y a pesar de la intención primera de que el transporte de mercancías no sufriera este encarecimiento, los pequeños transportistas que utilizan pequeños camiones o furgonetas están pagando el impuesto al igual que los conductores particulares.

Según los cálculos de Tradime, la organización que aglutina a los transportistas autónomos en Aragón, este sobrecoste puede irse hasta los 1.200 euros al año para un conductor medio. Desde esta organización se explica que aunque se ha tratado de buscar nuevas vías con la DGA para solucionar este problema, el único mecanismo habilitado por ahora es el de la Agencia Tributaria.

“Estamos hablando de una fuga de litros que es lógica, porque el transportista y las empresas no quieren adelantar ese dinero y esperar que luego les sea devuelto un trimestre más tarde. No tienen porque financiar con unos impuestos que sobre el papel no se les iba a cobrar”, recalca Soto.

Aragón tendría el combustible más barato sin el impuesto, pero a la DGA le salen las cuentas

Aragón se había situado hasta la llegada del impuesto como una de las autonomías con el combustible más económico, algo que cambió con la llegada del mismo. En la actualidad, según los precios medios que recoge la estadística del Ministerio de Industria, en Aragón la gasolina 95 tiene un importe de 1,21 euros el litro con impuestos, y el gasóleo por su parte se paga a 1,13.

Aunque sigue manteniéndose como uno de los importes más económicos con respecto a otras autonomías, ahora La Rioja, Castilla y León y Navarra tienen precios más competitivos que Aragón, que sin contar los 2,4 céntimos con los que se grava en su tramo autonómico, tendría los precios más baratos.

 

La DGA ha mantenido desde la llegada del impuesto que estaría atenta a que el previsible efecto frontera no hiciera que se perdiera recaudación a la larga debido a que dejar de repostar en la Comunidad también implica una pérdida de IVA. Por el momento las cuentas están saliendo al Ejecutivo, que esperaba recaudar en su primer año 18 millones de euros gracias al gravamen y que superó esta previsiones logrando un total de 23,3 millones de euros de financiación por esta vía.

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