El Pirineo duplica sus reservas de nieve respecto a 2017 y espera más precipitaciones

Las cumbres almacenan 723 hectómetros cúbicos, 2,7 veces más que la media de los últimos 5 años

El río Ebro se mantuvo ayer por encima de los 650 m3/s tras alcanzar un pico de 749
El río Ebro se mantuvo ayer por encima de los 650 m3/s tras alcanzar un pico de 749
Oliver Duch

Las últimas nevadas han multiplicado las reservas del Pirineo. Tanto que alguna subcuenca cuadruplica actualmente el volumen de hace un año. La previsión es que la cantidad de nieve acumulada, considerada un embalse en diferido, siga aumentando por la entrada de varios frentes que dejarán más precipitaciones en varios puntos de Aragón.

Según el último parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), las cumbres del Pirineo almacenan unos 723 hectómetros cúbicos desde el río Aragón al Noguera-Ribagorzana, una cifra que está 2,7 veces por encima de la media de los últimos cinco años y que también duplica la registrada a principios de enero de 2017. Con este volumen, teniendo en cuenta que una parte no se traducirá en agua en el deshielo, se podría llenar el embalse de Mediano, pieza básica de regulación de la Comunidad.

La comarca más favorecida ha sido la de la Jacetania. La subcuenca pirenaica del río Aragón, con 161 hectómetros cúbicos equivalentes acumulados, almacena cuatro veces más que en estas fechas de 2017 y que la media del último lustro. Pero también están por encima la del Gállego (138 hm³ frente a 60 del año pasado), la del Ara (75 frente a 35), la del Cinca (123 por 69), la del Ésera (133 por 58) y la del Noguera-Ribagorzana (93 frente a 52).

Solo durante el pasado fin de semana se acumularon entre 40 y 60 centímetros por encima de los 1.600-1.800 metros. En general, en cotas altas hay más de un metro de nieve, un valor que se sobrepasa en algunas zonas. Destacan, en este sentido, los 180 centímetros medidos en el refugio de montaña de La Renclusa, a 2.144 metros.

La CHE recalca que estas cifras no se deben a que haya mucha más nieve que en 2017. Se explican, según la Confederación, por que las precipitaciones se han adelantado respeto al año anterior.

Pese a que solo un 60% de esta nieve terminará convirtiéndose en agua (una parte se ventea, otra se sublima y otra pasa al subsuelo), estas precipitaciones resultarán claves una vez se fundan.

A corto plazo, beneficiarán a las estaciones de esquí, que siguen aumentando su superficie esquiable. Cerler incluso ha recuperado pistas que tuvo que cerrar la semana pasada debido a las altas temperaturas y ya está prácticamente en 60? kilómetros.

Formigal-Panticosa supera actualmente los 135 y la previsión es ir a más, según manifestaron desde el grupo Aramón. Lo mismo ocurre con Astún y Candanchú, con 44 y 42 kilómetros, respectivamente, cerca del máximo de 50. En las próximas horas se esperan más precipitaciones por encima de los 1.200 metros. Podrían dejar otros 15 centímetros en dos días.

Prealerta por nieve

Las próximas jornadas estarán marcadas por la entrada de nuevos frentes que también podrían dejar precipitaciones en Teruel. La prealerta, no obstante, se activará hoy en el Pirineo oscense (mañana, salvo imprevistos, se extenderá también a la sierra de Gúdar y al Maestrazgo).

Aunque el tiempo dará una pequeña tregua en cuanto a máximas y mínimas, las lluvias y las nevadas serán generalizadas, según las previsiones que maneja la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), de cara al fin de semana, circunstancia que mantendría la tendencia positiva registrada en los embalses de la cuenca del Ebro esta semana.

En Zaragoza, los efectos del temporal siguen percibiéndose en el caudal del Ebro, que ayer arrastraba más de 650 metros cúbicos por segundo, aunque ya con tendencia a la baja. El pico se produjo en torno a la una de la madrugada, momento en que llegó a alcanzar los 749,4, cifra que, como es lógico, marca el máximo de mes.

Las previsiones de la CHE apuntan a que el caudal caerá por debajo de los 500 m3/s a partir del viernes, aunque la tendencia volverá a ser ascendente el sábado coincidiendo con las lluvias. Se trata de una imagen que hacía meses que no se veía en la capital y que ha sido celebrada por no pocos zaragozanos. Sobre todo teniendo el mal año que vivió el Ebro en 2017 por la sequía.

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