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¿Eres consciente de los riesgos de usar ambientadores en casa?

¿Eres de los que usan ambientador en casa? Aceites de quemar,  verlas perfumadas o inciensos, ¿estás seguro de que los empleas correctamente y no estás abusando de ellos?

¿Eres consciente de los riesgos de usar ambientadores en casa?

Conseguir un ambiente adecuado en casa puede ayudarnos a concentrarnos a la hora de estudiar, quedar bien con las visitas y demostrar a los posibles familiares que se pasen a vernos de que estamos preparados para enfrentar nuestra propia vida independiente. En definitiva, es una forma contundente de dotar a tu casa de una personalidad propia.

En supermercados y tiendas especializadas venden productos químicos que pueden emplearse para aportar aromas y toques frescos, aunque lo que más se emplea para tal fin son esencias más naturales sacadas de quemar aceites, encender velas perfumadas o quemar incienso. Parece que, al tratarse de productos naturales, son inocuos pero hay que cuidado, algunos ambientadores empeoran notablemente la calidad del aire que estamos respirando. Si eres propenso a utilizarlos, y quieres evitar cargar en exceso el ambiente de nuestro hogar es necesario seguir una serie de indicaciones:

1.- Un ambientador no es un producto higiénico que pueda sustituir o sea equivalente a ventilar o limpiar la habitación. Es muy peligroso convertir el uso de estos productos en un hábito de higiene porque no limpian el aire ni suprimen los malos olores; únicamente los enmascaran. La sensación de limpieza es falsa. Aunque los uses, limpia y ventila tu hogar.

2.- Ten en cuenta que el olor que emana de velas, aceites de quemar e inciensos viene dado de la combustión de ciertas sustancias, parafina y otros subproductos del petróleo, aceites, plantas, maderas, fragancias naturales y químicas lo que produce emisiones que pueden resultar peligrosas cuando superan una determinada concentración, de ahí que sea recomendable usarnos en momentos puntuales y no convertirlos en un hábito diario.

3.- Consulta los materiales con los que han sido elaborados ya que algunos ambientadores cuentan en su composición con  materiales como benzeno, un compuesto químico tóxico; formaldeído, una sustancia tóxica capaz de generar dolor de cabeza; o incluso alérgenos que podemos acabar respirando sin ser conscientes de su peligrosidad.

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