Además de bocadillo, lácteos y fruta

El 85% de los niños aragoneses de entre 3 y 6 años no merienda todos los días, según un estudio de la Universidad de Zaragoza, el primero sobre este tentempié en España.

La merienda, esa gran olvidada, es una comida tan importante como el desayuno y resulta de vital importancia para la salud de los más pequeños. Debería representar al menos el 10% de la ingesta energética diaria de un niño, según las recomendaciones de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Lo preocupante es que el 85% de los niños aragoneses de entre 3 y 6 años no merienda todos los días, aunque un 40% sí se toma este tentempié de media tarde de manera regular al menos cinco días a la semana.

Estos son algunos de los datos que se desprenden del estudio ‘Frecuencia y calidad de la merienda de los niños españoles’, realizado por el grupo de investigación Genud (Growth Exercise Nutrition and Development) de la Universidad de Zaragoza que ayer se presentó en Madrid. Se trata de la primera investigación sobre este hábito alimentario que se realiza en nuestro país y que ha contado con la participación de 2.851 menores de entre 3 y 12 años.

El estudio confirma que el 15% de los escolares de la Comunidad de entre 3 y 6 años no merienda ni un solo día a la semana. En el caso de los chavales más mayores, de entre 7 y 12 años, este porcentaje se eleva al 21%.

Otro de los datos alarmantes que pone de manifiesto esta investigación es la baja calidad nutricional de lo que se suele comer a media tarde. En este caso las cifras se refieren a toda España, ya que no se ha establecido una distribución específica por comunidades autónomas.

La estrella indiscutible

El bocadillo, como es de imaginar, es la estrella indiscutible de las meriendas. Es el alimento más popular y lo consume el 49,5% de los más pequeños y el 59,7% de los mayores. Además, el 34% de los niños admite comer bollería al menos un día por semana. El problema radica en que en que el 44% de las meriendas solo contiene un alimento, mientras que el 46,5% combina dos, siendo prácticamente inexistentes aquellas que reúnen los tres tipos de manjares recomendados: lácteos, frutas y carbohidratos. Las combinaciones más comunes son la leche (con o sin cacao) con galletas y el bocadillo con zumo, y únicamente el 7,3% de estos piscolabis aúna, como es recomendable, yogur, fruta y cereales.

La investigadora postdoctoral Cristina Julián, que forma parte del equipo Genud de la Universidad de Zaragoza dirigido por Luis Moreno, insistió ayer en que si esta cuarta comida de la jornada debería representar el 10% de la ingesta energética diaria de un chaval «consumir tan solo un alimento es insuficiente». «Añadir fruta, yogur y cereales ayuda a alcanzar un aporte energético más adecuado, a la vez que mejora la ingesta de nutrientes fundamentales como el calcio o las vitaminas», añadió. «Para obtener meriendas de óptima calidad nutricional se deberían combinar tres tipos de alimentos: lácteos, frutas naturales y cereales», aseguró en esta misma línea Luis Moreno.

Otra de las conclusiones que se desprende de este informe es que la calidad y frecuencia de este refrigerio esencial disminuyen con la edad. En Aragón, el 40% de los niños de entre 3 y 6 años merienda al menos cinco días, frente al 32% de los que tienen entre 7 y 12.

Buenos patrones y consejos

La doctora Julián destacó la importancia de establecer «buenos patrones alimentarios» desde la infancia, teniendo en cuenta la elevada «prevalencia del sobrepeso y la obesidad» a esta edad. De acuerdo con los datos del Estudio Aladino 2015, en España el 41,3% de los niños de 6 a 9 años presenta estos problemas. «La merienda debe ser promocionada a fin de evitar hábitos inadecuados como comer entre horas en edades mayores, así como ayudar a los niños a escoger opciones saludables», concluyó Cristina Julián.

¿Hay alguna fórmula mágica para conseguir que se meriende bien? El doctor Luis Moreno fue el que ayer ofreció algunas recomendaciones sencillas para las familias. Se trata de variar el contenido de esta comida, no solo para que sea más nutritiva, sino también más apetecible. Para que no se cansen de comer siempre lo mismo hay que variar de sabores, colores y texturas.

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