El 30% de los jóvenes aragoneses no tienen ni el Bachillerato: mejor que la media española pero lejos de la OCDE

En los últimos años ha ido aumentando el número de alumnos aragoneses que se decantan por una Formación Profesional.

Imagen de un instituto zaragozano.
Imagen de un instituto zaragozano.
Heraldo

El último estudio publicado por la OCDE (Panorama de la Educación 2017) ha puesto en relieve dos cuestiones: en España hay muchos titulados universitarios, pero también existe un alto porcentaje de jóvenes que no tienen ni el Bachillerato (o la Formación Profesional equivalente, es decir, un grado medio). En esta situación, dentro de los “negativos” resultados del conjunto del país, Aragón se encuentra en una posición ligeramente mejor. Mientras que el 35% de los españoles entre 25 y 34 años no tienen ni Bachillerato ni un grado medio, en Aragón esta cifra desciende hasta el 30%; situándose entre Portugal (31%) e Italia (26%). No obstante, todavía se encuentra lejos de la media de la OCDE (16%). Todos estos datos corresponden al año 2015, último disponible en el momento en el que se llevó a cabo el estudio.

Por su parte, el 27% de los aragoneses dejan de ampliar su formación una vez que han terminado el Bachillerato o la FP media (24% en España y 42% en la OCDE) y el 43% han alcanzado una formación superior: Universidad o FP Superior (41% en España y un 43% en la OCDE). De este modo, se comprueba que el verdadero problema se encuentra entre aquellos jóvenes que deciden no continuar sus estudios tras la ESO o incluso antes. Desde la OCDE recalcan que estas cifras casi no han variado desde 2005.

La diferencia entre los datos españoles y aragoneses se debe a que Aragón tiene una tasa de abandono escolar más reducida y, por lo tanto, hay más jóvenes que deciden seguir formándose más allá de la ESO. Sin embargo, la comunidad aragonesa padece el mismo mal que el resto de España: la mayor parte de estos alumnos se decantan por el Bachillerato, mientras que muy pocos apuestan por la Formación Profesional. Según la información facilitada por el Gobierno de Aragón, en el último curso académico (2016-2017), solo un tercio de los jóvenes aragoneses decidieron estudiar un grado medio. El resto se matriculaban en Bachillerato, aunque luego solo el 78% consigue terminar sus estudios.

En este caso, Aragón tampoco despunta por tener un gran número de estudiantes que se decantan por la segunda opción, aunque esta cifra cada vez es mayor. Tal y como señalan los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte referidos al curso 2014-2015; la tasa bruta de escolarización en un ciclo superior era del 35%; mientras que en el resto de España se situaba en el 37,3%. “Hasta este año no se ha notado un verdadero impulso por parte del alumnado hacia las enseñanzas profesionales”, reconoce Alfonso Zafra, coordinador de Enseñanza de CSIF Aragón.

Así se resalta en los datos facilitados por el departamento de Educación, en los cuales se puede comprobar que en el curso 2016-2017 se alcanzaron cifras récord de matriculados en Formación Profesional: más de 23.000 alumnos, un 12% más. Uno de los mayores crecimientos se produjo en la FP superior, que alcanzó los 8.841 estudiantes. De este modo, se pone de relieve que una vez terminado el Bachillerato hay una mayor diversidad en la elección:  los matriculados en el primer curso de FP superior crecieron un 22% en el último año mientras que en la Universidad lo hicieron en un 1,5%. Aún así, todavía sigue habiendo diferencias, ya que la Universidad de Zaragoza tuvo 6.145 nuevos alumnos, mientras que los ciclos superiores atrajeron a 4.862.

Teniendo en cuenta esta información, se comprueba que la mayor prioridad en Aragón es implantar políticas que animen a los alumnos a cursar un ciclo formativo medio. “En los centros se está trabajando mucho en intentar orientar a los estudiantes hacia aquello que más les gusta y donde también pueden tener salidas laborales. No todo tienen que ser titulados superiores, también es necesaria la mano de obra cualificada”, recuerda Zafra. No obstante, desde Fapar lamentan que todavía hace falta una mayor orientación en los centros: “Hay que dedicar más esfuerzos a la orientación para ayudar tanto a los jóvenes como a sus familias”.

Apuesta por la FP

Hace una década, la mayoría de los centros educativos y las familias tenían la mentalidad de que la mejor opción era estudiar una carrera universitaria. Sin embargo, esta percepción ha cambiado en los últimos años. Según subraya Zafra, esto se debe a dos cuestiones fundamentales. Por un lado, los jóvenes han aprendido que tener una carrera no te asegura un mejor salario o puesto de trabajo y, por lo tanto, "deben estudiar aquello para lo que se sienten capacitados y les interesa". “Por muy buenas notas que tenga un estudiante, no se le tiene que incitar a estudiar una carrera si lo que realmente le gusta es ser peluquero”, pone como ejemplo. Por otro lado, apunta hacia el trabajo que están realizando desde las instituciones estatales y autonómicas para mostrar la FP como una alternativa más, “no solo como la secundaria”.

Una opinión que también comparten desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar): "El Gobierno de Aragón está haciendo grandes esfuerzos para intentar impulsar la matrícula de la FP". "Se eliminaron las tasas que había implantado el anterior Ejecutivo y se están poniendo en marcha nuevos ciclos, especialmente, vinculados con las necesidades productivas de la zona”, recalcan. Por ejemplo, para el curso que comienza este jueves se ha incluido en la oferta el grado medio de Conformado por moldeo de metales y polímeros. Además, otros títulos ya existentes se han implantado en otros centros, ampliando el número de plazas que se ofertan.

Por su parte, el Gobierno de Aragón también está trabajando en la oferta de FP Dual, con 69 nuevos proyectos para este curso académico, lo que supone en torno a 350 plazas. Este tipo de formación, que es la más demandada en Europa, comenzó en el curso 2013-2014 con solo dos proyectos, 13 alumnos y otras tantas empresas. El objetivo de estos ciclos es alternar la formación en un centro docente con el trabajo retribuido en una empresa. “En el momento de implantarlo tuvimos serias dudas por si se orientaba solo a aprender a trabajar en determinada empresa y no en todas las de ese ámbito y si podría suponer mano de obra barata. Sin embargo, tras cuatro años no se ha registrado ninguna incidencia”, subrayan desde Fapar.

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