Las entidades sociales advierten del incremento de la pobreza en la Comunidad

La última encuesta del INE refleja que el 15,7% de los hogares de Aragón están en riesgo de exclusión. Trabajadores precarios y familias monoparentales son los que más sufren las nuevas desigualdades.

Solo en el Refugio el año pasado se repartieron más de 230.000 kilos de alimentos.
Solo en el Refugio el año pasado se repartieron más de 230.000 kilos de alimentos.
Oliver Duch

A pesar de los tan traídos y llevados brotes verdes, la salida de la crisis continúa siendo un espejismo para miles de familias aragonesas. Las personas sin recursos ven cómo su situación personal sigue empeorando, tal y como constatan las memorias de Cáritas, Cruz Roja, el Refugio y muchas otras entidades que velan por que la fina línea que separa los apuros económicos y el llegar a fin de mes de un cuadro de pobreza severa no se traspase.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó esta misma semana su Encuesta de Condiciones de Vida, en la que se descubre que Aragón es la única comunidad de España en la que la renta de los hogares bajó el año pasado. Los ingresos cayeron desde los 30.058 euros hasta los 28.019, un descenso del 6,78% en apenas doce meses. Eso implica más familias al límite, ayudas que se van agotando y un coste de vida que vuelve a crecer provocando nuevos gastos y dificultades para cubrir las necesidades básicas. De hecho, las que se disparan son las solicitudes de ayudas directas (solo en Cáritas 29.700 personas las pidieron el año pasado) para pagar la luz, la comida, el alquiler, las medicinas y otras carencias básicas.

Según el INE, el 15,7% de los hogares aragoneses está en riesgo de pobreza, cuando hace apenas un año el dato era del 14,4%. Es cierto que la situación es mejor que en otras comunidades (la media española está en 22,3%) y que en los años más crudos de la crisis el porcentaje llegó al 16,9%. No obstante, en 2009 no existía una pobreza crónica, que es la que más preocupa a los expertos: la crisis no está superada y los círculos más humildes encuentran cada vez más dificultades para salir adelante. "Una de las consecuencias del avance de la pobreza es que genera un peligroso círculo muy difícil de romper. Para poder salir de la situación necesitan apoyo integral y colectivo, tanto del Estado como de la Comunidad, formación, orientación, oportunidades…", explica la catedrática de Economía Social de la Universidad de Zaragoza, Carmen Marcuello.

Carencias básicas

También está cambiando (o ampliándose) el perfil de los demandantes de apoyo: ya no se trata de inmigrantes sino que en su mayoría son aragoneses y, además, surge la figura del trabajador pobre, esto es, personas que teniendo empleo no pueden cubrir con su salario las necesidades básicas.

Además, con la tímida reactivación económica –que no llega a todos– el umbral de la pobreza también se ha elevado y se sitúa ya en 8.209 euros de ingresos anuales, lo que para muchas familias parece inalcanzable. Los parados de larga duración se llevan la peor parte, pero también las familias monoparentales: las mujeres solas tienen que desdoblarse para cuidar, ganar dinero y procurar alimentos a sus hijos como saben en la Asociación de Madres Solas, con casi 700 socias y más de 60 en lista de espera.

Otro fenómeno que se está dando, según el hermano mayor del Refugio, Santiago Sánchez, es el de familias sin ninguna relación entre sí que comparten piso, ocupando cada cual una habitación. "También aumentan los casos en los que los abuelos, pensionistas, acogen bajo su techo a sus hijos de 30 años, muchas veces con sus familias, después de haberse quedado en paro", dice Sánchez.

Memorias sociales

Los datos son sobrecogedores. El Refugio el año pasado acogió a 1.584 transeúntes (el 53% españoles), dio 30.686 comidas y repartió 231.533 kilos de alimentos entre miles de familias. Además, ayudó a que 209 bebés pudieran tomar la leche que necesitan. En Cáritas, 32.500 personas solicitaron ayudas en año pasado y calculan que el 68% (unas 22.200) llevan más de dos años pidiendo estas subvenciones, lo que implica que se cronifica la situación de los más desfavorecidos. Otras asociaciones, como el Centro Social San Antonio, también han incrementado la atención alimentaria a las familias y servicios como los de lavandería y duchas e higiene.

Aún hay un dato más que preocupa a los trabajadores sociales: la pobreza amenaza ya al 29% de los menores de 16 años, esto es un 6,6% más que al resto de la población. Unicef dice que España presenta una de las tasas más altas de exclusión infantil de la UE solo por detrás de Rumanía y Grecia. La pobreza anclada alcanza al 40% de la población infantil, con un auge de 9 puntos entre 2008 y 2014.

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