Una propuesta con la que el rectorado pretende una organización más sencilla

El rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, lo prometió durante su campaña electoral. Es más, el primer punto de su extenso programa, de 71 folios, se dedicaba a la prospectiva y hablaba de "adaptar la estructura de la Universidad al siglo XXI". "Se propone emprender una reflexión crítica sobre la institución que la haga avanzar (...) Esta reflexión deberá producirse inicialmente en el seno de la comunidad universitaria y es importante que cuente con la contribución de todos sus miembros", recogía el documento del entonces candidato en sus dos primeras páginas.

Su equipo no ha esperado a cumplir un año en el rectorado para presentar una propuesta de cambio, con la que se quiere adelgazar los departamentos, evitar duplicidades y ahorrar costes. Un plan que el vicerrector cicerrector de Prospectiva, Sostenibilidad e Infraestructura, Francisco Serón, dio a conocer el pasado día 25 de enero y que, declara, es un punto de partida y no algo inmediato, sino que quiere sentar las bases para que haya un debate.

Y ¿qué dice en concreto este plan? La propuesta que más llama la atención en un primer momento, y que ha motivado la petición de retirada del plan por uno con una mayor justificación es la integración de los 57 departamentos que existen en la actualidad por solo 21. Eso sí, el texto reconoce que se haría "sin perder docentes ni sedes de trabajo".

El plan, elaborado por el Consejo de Dirección de la institución académica, se abría a opiniones de todos los afectados y se especificaba su conveniencia para acabar con "disfunciones" que se han producido en el sistema en los últimos años con la creación de distintos órganos como cátedras, escuelas o institutos de investigación que podrían duplicar alguna de sus funciones con los propios departamentos.

Tras su presentación el pasado día 25 de enero, el equipo rectoral lo ha ido presentando a los distintos miembros de la comunidad universitaria –un proceso para el que se dio de plazo hasta el día 5 de marzo– y confiaba en que, en el caso de una rápida aprobación que ahora no parece viable, se pusiera en marcha una fase para detallar y regular su funcionamiento.

En una de estas sesiones, en las que fueron invitados responsables de la Universidad Pompeu Fabra sobre su proceso de reducción de áreas, los directores de departamento ya mostraron sus reticencias hacia este diseño, considerando que algunas materias concretas quedaban en tierra de nadie con la merma de estructuras.