La maternidad subrogada avanza a tímidos pasos

El Partido Popular tiene previsto debatir sobre este tema en su próximo Congreso Nacional, que se celebrará en febrero.

Imagen de un documental sobre la gestación subrogada en parejas homosexuales.
Imagen de un documental sobre la gestación subrogada en parejas homosexuales.
Marta Perez

Querer tener un hijo y no poder. Ante esta circunstancia se encuentran los alrededor de mil españoles que cada año optan por la gestación subrogada. Esta técnica de reproducción asistida se centra en la necesidad de una mujer gestante que, sometida a una fecundación in vitro, se queda embarazada. El también conocido popularmente como vientre de alquiler vuelve a estar encima de la mesa tras el anuncio del PP de debatir sobre él en el próximo Congreso Nacional. El vicesecreatrio popular, Javier Maroto, reconoció que es necesario debatir sobre este tema y ver qué posición se adopta (actualmente está prohibido). Como ejemplo puso las técnicas de reproducción asistida que “han permitido tener hijos a muchas familias con garantías protegiendo a los progenitores y a los niños".


Además, anunció que en España ya se producen más inscripciones de niños por gestación subrogada que por adopción internacional. “Los niños están llegando, se regule o no", reconoció. Según diversas asociaciones y empresa consultadas, en Aragón no hay datos concretos, "pero sí que es una práctica que se está extendiendo". "Si tú ves que tu vecino o que alguien de tu comunidad autónoma ha conseguido ser padre o madre de este modo, compruebas que no es algo imposible y que puede ser una realidad”, explica Sebastián Expósito, director de VDA Fertility Consulting, el primer despacho creado en España (2008) para asesorar sobre este tema. Lo que sí que es un hecho es el descenso de adopciones internacionales en Aragón. Según los datos del Gobierno de Aragón, mientras que en 2005 llegaron 211 niños de distintos países, en 2015 (último dato publicado) lo hicieron solo 28.


“Este descenso se deben a las mayores trabas burocráticas. Hay muchos filtros que las familias no pasan y además las listas de espera son interminables. Por otro lado, la gestación subrogada permite que los padres tengan a su hijo en brazos en unos 18 meses desde que empieza el proceso”, detalla. Esta espera ha llegado a reducirse, en algunos casos, a solo un año. “Además, esta opción permite que los hijos sean biológicos, algo que atrae a muchas familias”, apunta.


Desde la asociación Son Nuestros Hijos (SNH), constituida en 2013, reclaman que el debate que se va a producir en unos días en el seno del PP sirva para que finalmente se regularice la situación. Actualmente, en España está prohibido que se realice un acuerdo entre una gestante y una familia. Sin embargo, sí que se permite que estas familias (o personas solteras) busquen una gestante en otro país (donde sí que está permitida la maternidad subrogada) y que posteriormente se inscriba al niño en el consulado español. “Este mes hemos conseguido un nuevo logro. A partir de ahora los padres y madres por gestación por sustitución tienen derecho a las prestaciones sociales por maternidad”, subraya.


El Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) equiparó este tipo de maternidad con la biológica tras dos sentencias del Tribunal Supremo. Sin embargo, todavía no se ha abierto un debate sobre la regulación de esta práctica, que en el fondo, se está llevando a cabo sin ningún control institucional. “Estamos manteniendo conversaciones con Ciudadanos, Podemos, PNV y gente del PP para explicarles la situación, ya que al no estar regularizado, las familias pueden llegar a caer en manos de mafias y explotación. Ojalá todo esto sirva para que se sienten, debatan y elaboren una nueva legislación”, reclama Pedro Fuentes, presidente de SNH.

De 40.000 a 150.000 euros

El vulgarmente conocido como vientre de alquiler es una práctica legalizada en varios países como Estados Unidos, Canadá, Rusia, Ucrania, Australia y Portugal. Por su parte, en otros como México se puede hacer dentro del ámbito nacional y en Brasil solo está permitido dentro del entorno familiar. “Teniendo en cuenta el mapa actual, los países que ofrecen más garantías y seguridad son Ucrania, Estados Unidos y Canadá”, asegura Fuentes.


No obstante, la situación es muy diferente en cada uno. En Ucrania es necesario que los interesados sean un matrimonio heterosexual, que al menos el marido aporte su carga genética y que exista una razón médica documentada que imposibilite a la mujer gestar su embarazo. Por el contrario, en la mayoría de los estados de Estados Unidos no existen estas limitaciones, se aceptan todo tipo de futuras familias: parejas heterosexuales, homosexuales, padres y madres solteras. En Canadá también hay muchas más opciones pero no aceptan ni parejas de lesbianas ni a mujeres solteras.


“Teniendo en cuenta estas cuestiones y el coste económico que supone en cada país, los interesados deciden dónde emprender su búsqueda”, afirma Fuentes. Los precios de la gestación subrogada varían dependiendo del lugar en el que se lleve a cabo: en Ucrania el proceso puede tener un coste total de unos 40.000 euros, mientras que en Estados Unidos estas cifras suben hasta los 120.000 o 150.000.


Una vez tomada esta decisión, se pueden poner en contacto directamente con los países de origen o con agencias de intermediación “que es lo más común”. Por ejemplo, en VDA Fertility Consulting trabajan con Estados Unidos y Ucrania. “Para asegurarnos de que no haya ningún problema. Lo primero que hacemos es que los interesados pasen un informe de idoneidad, otro psicológico y presenten los antecedentes penales. Lo mismo le exigimos a la gestante”, recalca Expósito.


Una vez puestos en contacto, el siguiente paso es conocer a la gestante. “Tanto la gestante como los interesados en ser padres deben de estar de acuerdo y aceptarse mutuamente. Por ejemplo, en mi caso, nos preguntó por nuestra relación, profesión y hasta el tipo de educación que le íbamos a dar al niño”, recuerda Fuentes. Después, se contacta con la clínica de reproducción, que debe confirmar que el embarazo no supone ningún riesgo para la mujer (tiene que haber tenido hijos antes). Posteriormente, comienzan los ciclos de 'in vitro'. “En estos momentos, se suelen llevar a cabo procesos de subrogación plena, es decir, que la gestante no tenga ningún tipo de vínculo genético con el bebé”, señala.


Durante esos meses, ambas partes suelen mantener un contacto más o menos constante hasta que nace el bebé. Llegados a este punto el procedimiento cambia dependiendo del país. En Estados Unidos se realiza una sentencia judicial de filiación, que se lleva al consulado y así los niños se registran con los datos de sus padres. Por su parte, en Ucrania, se inscriben en el consulado con el nombre del padre y de la gestante. “Al llegar a España es cuando la madre debe iniciar el proceso de adopción. Esto crea cierta inseguridad jurídica porque si desgraciadamente durante el proceso le pasa algo al padre, la madre no es legalmente la madre y esto puede suponer un problema”, explica Fuentes.

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