Javier Campo: "Nos hacen competir en Fórmula 1 montados en un 600"

El director del ICMA seguirá al frente del instituto aragonés del grafeno, el helio y los materiales del futuro. Su prioridad: que 350 científicos estrenen el edificio que necesitan.

Javier Campo, en la Facultad de Ciencias, una de las sedes donde están repartidos actualmente los científicos del ICMA.
Javier Campo: "Nos hacen competir en Fórmula 1 montados en un 600"
Oliver Duch

Ha estado al frente del ICMA (Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón) durante cuatro años atroces para la investigación por la falta de recursos.

La situación no ha sido nada fácil, la crisis ha hecho mella en el CSIC y en todos los organismos de investigación. No obstante, se han puesto ideas sobre la mesa, y se han impulsado programas, por ejemplo, para captar estudiantes de último año o de máster.


¿Se ha perdido talento?

Se han perdido oportunidades: gente que en condiciones normales hubiera entrado en el sistema se ha quedado fuera. En el ICMA éramos 185 y ahora somos unos 170. Aunque hemos ido captando año a año a alguna persona, no se han cubierto las jubilaciones y al decaer los fondos para investigación ha faltado dinero para contratar científicos.


¿Hasta qué punto les ha pasado factura?

Eso se mide con dos parámetros: el número de publicaciones y los fondos captados, que son los que te permiten tener mano de obra. El número de publicaciones no se resintió al principio, pero luego cayó. También hemos captado menos fondos de subvenciones europeas, nacionales y regionales, y de empresas; aunque creo que ya hemos tocado fondo. A pesar de todo, y aunque se ha publicado menos, los artículos han tenido más repercusión y calidad.


A pesar de que en estos años han conseguido 86 millones de euros de financiación externa y de que cuentan con algunos de los científicos más citados en su campo, siguen sin edificio propio ni espacio suficiente. ¿Hay esperanza?

Esta es nuestra prioridad. Es más, si no conseguimos un edificio en los próximos cinco años, el ICMA lo va a pasar muy mal: no podemos crecer, no vamos a estar cohesionados y no podremos captar talento. Lo que tenemos se queda pequeño y obsoleto. Hay investigadores que no van a querer venir porque no podemos darles ni un laboratorio. Es un ‘handicap’ importantísimo para traernos a los mejores, aunque hayan sacado una plaza. Aparte de que hablamos de 350 investigadores de dos institutos, el ICMA y el ISCQH, que no tienen un sitio a la altura para investigar. Y son la mitad de todos los científicos del CSIC en Aragón.


El edificio (Ceqma) debía haber estado listo en 2016. La constructora paró los trabajos y se han perdido 7 millones de euros de fondos europeos. ¿Cree que es posible retomarlo con la actual situación económica y con la inversión ya proyectada en Filosofía?

Tendrá que haberlo porque si no esto va a ser muy, pero que muy malo. Somos conscientes de que se está cayendo Filosofía, pero una cosa es la Educación Superior y otra la Ciencia y debe invertirse en las dos cosas. Hay 350 personas afectadas que dejan su poso en esta tierra. Si pusieran un poco de dinero cada institución (CSIC, DGA y Universidad) al menos habría algo de esperanza. Que se sienten y decidan ir para adelante, en más o menos años. Eran 12 millones en cuatro años, pues por lo menos que empiecen.


¿No se plantean tomar medidas más drásticas?

¿Nos vamos a declarar en huelga? ¿A fallar a nuestros compromisos de financiación y de trabajo? Nos estamos moviendo a todos los niveles y no paramos de pedir. Nos hemos quejado en Madrid, en la DGA, en la Universidad… pero somos la eterna prioridad para la que no hay dinero. Llevamos así 30 años y esa respuesta no puede valer toda la vida.


La burocracia tampoco ayuda. ¿Es tan lento fichar a un científico en el CSIC como se dice?

Cuesta el mismo tiempo que en el resto de la Administración General del Estado o en la Universidad de Zaragoza. Si el dinero para contratar es público, hay que cumplir con los requisitos de igualdad y transparencia y eso marca ya unos plazos mínimos. ¿Es malo para la investigación? Sí, porque es demasiado tiempo. El CSIC solo cumple las normas.


¿Conseguirá cambiar esto la Ley de la Ciencia?

Se va a intentar, pero no creo que sea fácil, porque es dinero público y debe haber garantías. En_España nos aplican la misma ley a los científicos que a cualquier funcionario, y no tenemos las mismas necesidades.


¿También es lenta la contratación científica en Europa?

En los organismos públicos sí. En otros privados no: pueden contratar de la noche a la mañana. Lo que pasa es que aquí nos hacen competir en Fórmula 1 montados en un 600. Nos comparan en los ránquines con Alemania, pero no miden los medios de unos y de otros y aún así somos competitivos.


El Pacto por la Ciencia en Aragón, que usted firmó, compromete inversión. ¿Confía?

La letra del Pacto por la Ciencia está muy bien, pero hay que ponerle música. Estamos a la expectativa. Si se va incrementando el presupuesto estaremos contentos, pero esperamos que sea real. Y un primer paso sería acordar lo necesario para permitir el arranque de nuestro edificio.


¿Tiene un plan para los próximos cuatro años?

De nuevo, el edificio. Y, entre otras cosas, un nuevo plan estratégico. No hay alegría económica pero iremos paso a paso. Tenemos que intentar cambiar desde el sistema lo que no nos convence, al menos lo que podamos. Quejarse y no hacer nada es demasiado fácil.

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