Las tiendas-franquicia y las abiertas por las grandes marcas suponen en torno al 25% de los 150 establecimientos ubicados en el principal foco comercial de Teruel, el Centro Histórico. Los comercios franquiciados o de cadenas se concentran en el principal eje peatonal de la ciudad, el formado por la calle de San Juan, la plaza del Torico y la calle del Tozal.

El comercio tradicional se agrupó para hacer frente al desembarco de empresas foráneas en el Centro Comercial Abierto (CCA). El gerente de esta asociación, Rodolfo Pangua, explicó que las tiendas promovidas por las grandes firmas se focalizan en las calles "de primera clase" porque solo en estas vías se garantizan el tráfico peatonal –y consiguientemente la clientela– deseado. Añadió que este tipo de establecimientos "no se integran" en la vida ciudadana ni en el tejido asociativo, aunque "se aprovechan" del dinamismo y de las actividades que promueve el CCA.

El gerente se mostró crítico con las tiendas de cadenas nacionales, que absorben una cuota del mercado local, pero "se llevan los beneficios fuera de la ciudad". Por el contrario, las franquicias de promotores locales son un revulsivo para el comercio turolense al tiempo que se incorporan al CCA, que aglutina al 68% de todos los establecimientos del centro urbano.

Uno de los empresarios locales promotores de franquicias, Rosendo López, explicó que esta fórmula empresarial le facilita la gestión de los establecimientos. La cadena se encarga de proporcionar la mercancía y consigue "mejores precios" que si el suministro lo procura un empresario independiente. Además, la marca asume el montaje del local y ofrece una imagen reconocible y actualizada.

López, titular de cinco tiendas-franquicia, explicó que intentó "ir por libre" y le resultó mucho más complicado y costoso que trabajar bajo el amparo de las cadenas.

Rodolfo Pangua dijo que, a pesar de la creciente presencia de franquicias y comercios montados por grandes cadenas, la oferta de Teruel presenta la "una combinación equilibrada" que no arrincona al establecimiento tradicional. Advirtió de que la proliferación de diseños comerciales "clonados" resta singularidad y atractivo a las zonas comerciales de las ciudades, que cada vez se parecen más. Añadió que el fenómeno de acaparamiento de locales en las calles principales para montar sedes de cajas y bancos, que preocupó al comercio de Teruel en los años noventa, ha desparecido con la crisis financiera y las fusiones bancarias.