Una treintena de los 160 refugiados en Aragón que forman parte del programa de acogida e integración dirigido a solicitantes y beneficiarios de protección internacional del Ministerio de Empleo ya pueden solicitar la tarjeta de demanda de empleo. Aunque ni el Gobierno de Aragón ni las entidades encargadas de la acogida (Cruz Roja, Accem, Cepaim y Apip-Acam) concretan la cifra exacta de refugiados que se encuentran en búsqueda activa de trabajo, son treinta las personas que han superado el primer periodo de adaptación y han entrado en la segunda fase de mayor autonomía e independencia en la que ya pueden demandar empleo.

Tras recibir clases de español y cursos de formación, los primeros que llegaron ya empiezan a hablar castellano, y cuentan con un nivel A1 del marco europeo. Ahora, el objetivo de las organizaciones encargadas de la acogida es que puedan aprovechar su formación y su experiencia previa para que encuentren estabilidad en Aragón. Algunos lo han conseguido, como dos ucranianos que llegaron a Zaragoza en marzo de este año y trabajan desde hace tres meses como electricistas para Levitec,en Madrid, según informan desde Accem. Los dos pasaron el periodo de prueba y han podido continuar en España con su profesión.

Otros tienen a punto su currículum para postularse a las ofertas que les lleguen, y desde Accem trabajan también en acuerdos con las universidades para ayudar a quienes tenían una carrera investigadora en su país de origen. De hecho, uno de los refugiados llegados a la capital aragonesa ha podido continuar con su doctorado en Biomedicina en la Universidad de Zaragoza. "Trabajamos para optimizar sus capacidades y conocimientos lo más posible", explica Julia Ortega, responsable de Accem en Aragón. "Y todos están dispuestos a trabajar, digamos, por debajo de su categoría. Son conscientes de las dificultades que hay aquí. Buscan empleo en sectores diversos: el cuidado de personas, electricidad, informática o el mundo del espectáculo", indica.Eliminar obstáculos

En esta segunda fase, las organizaciones deben ayudar a "eliminar obstáculos" en la búsqueda de empleo y la integración plena. Como explicaba Ortega, el fin no es darles "un trato de favor", sino "que no tengan más dificultades que los demás por el mero hecho de ser refugiados". La burocracia les enfrenta a situaciones complicadas: "Las viudas tienen que demostrar que lo son, después del drama que supone salir de una guerra y perder a tu pareja". Por eso, el diálogo con la Administración es clave, y buscan que "se establezcan requisitos objetivos en la selección".Formar una cooperativa

También desde el grupo de voluntarios de Ayuda a refugiados en Zaragoza colaboran en la búsqueda de empleo desde distintos ámbitos. "Intentamos informarles de todas las ofertas de empleo que conocemos y también damos a conocer sus perfiles para ver si algún conocido o miembro del grupo tiene un hueco para ellos", señala su portavoz, Ruth Álvarez.

Pero la principal actuación de este grupo es la futura creación de una cooperativa integral en la que todos puedan participar. "De momento, es una idea incipiente, pero queremos que sirva como red de ayuda mutua", manifiesta. Esta misma semana asistieron a la primera charla informativa y su intención es que todos los refugiados que ya han tenido una profesión anteriormente, como mecánicos o sastres, puedan trabajar en su sector. "Hay algunos con discapacidades, y con una cooperativa podrán garantizarse algún ingreso más allá de las ayudas sociales", comenta Álvarez. Tanto los refugiados como las organizaciones aspiran a que logren, poco a poco, total independencia.